Carlos Ghosn, el «asesino de costes» renuncia a ser CEO de Nissan pero niega una crisis interna
Solo cinco meses después de tomar posesión de Mitsubishi Motors, Carlos Ghosn ha decidido renunciar a su puesto como Consejero Delegado de Nissan y dejarlo en manos de Hiroto Saikawa. El directivo brasileño, conocido como “asesino de costes” es presidente de Nissan-Renault y llegó a Mitsubishi para ponerla en orden financiero después de haberse visto envuelta en el escándalo de la manipulación de emisiones. Eso sí, el brasileño seguirá siendo el presidente de Nissan, aunque finalmente no ha tenido más remedio que delegar funciones y ponerlo en manos de un japonés. De todos modos, el todavía CEO ha esquivado los rumores que apuntan a una crisis interna y ha apuntado que «las cosas están sanas, por eso hay cambios».
“Hay un momento en el que hay que pasar el testigo a otra persona y siempre he dicho que me gustaría tener un japonés como sucesor, a Saikawa le he estado preparando durante años”, declaraba Carlos Ghosn a Bloomberg. Saikawa, actualmente Co-CEO de Nissan, se unió a la compañía en 1977 y desde 1999 ha desempeñado diversos cargos de alta dirección. Los analistas defienden que el japonés que llevará ahora el barco de Nissan tiene un modus operandi muy parecido al de su precedesor, que dejará el cargo en abril.
«Como presidente de Nissan seguiré supervisando y guiando a la compañía, tanto en su independencia como dentro de la alianza. Este cambio planificado también me permitirá dedicar más tiempo y energía a la gestión de la evolución estratégica y operativa, así como la expansión de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi», ha dicho Carlos Ghosn. No ha querido alimentar los rumores que apuntan a una crisis interna dentro de Nissan, “los cambios se hacen en el momento en el que se están haciendo bien las cosas y la empresa está sana, este es el caso hoy en día”, ha dicho el directivo de origen libanés.
Saikawa llega a la cima de su carrera con 40 años, aunque antes de llegar aquí había ostentado otros cargos dentro de Nissan-Renault. Se formó en la Universidad de Tokio en 1977, ha sido miembro del consejo de la compañía entre 2006 y 2016. Y no solo eso, además, ha sido uno de los encargados de llevar a cabo las negociaciones entre el Gobierno galo y Renault, cuando el primero adquirió un 20% del capital de la automovilística.
De momento, Carlos Ghosn ha descartado el hecho de una fusión entre las tres firmas internacionales, sobre todo mientras el Ejecutivo francés tenga participaciones en la compañía. Aunque sí que se ha confirmado la sinergia entre Renault-Nissan-Mitsubishi para llevar a cabo la fabricación de un vehículo eléctrico en China para captar cuota de mercado en el país asiático.
Además, al nuevo CEO se le ponen sobre la mesa varios retos, entre ellos el mercado de EEUU y el proteccionismo que ha impuesto Donald Trump a los fabricantes de coches que tienen planes de inversión en México. Nissan es el mayor fabricante de coches en suelo azteca y ha exportado un 46% a suelo norteamericano.
La hazaña Ghosn de los años 90
Carlos Ghosn llegó a Renault en 1999 con una ardua misión: llevar a la firma lejos del abismo financiero, una hazaña que consiguió. Con la reestructuración de Renault-Nissan a finales de los años 90 se llevó por delante 21.000 puestos de trabajo, hizo desaparecer la deuda contraída y volvió a beneficios en dos años. Un hecho con el que se ganó el apodo en el sector de “Killer Le Cost”, es decir, “el asesino de costes”.
Cuando Ghosn llegó al sillón de mando de Nissan tenía una deuda de 20.000 millones de dólares y solo 3 de los 46 modelos de coche vendidos en Japón generaban beneficios. En 3 años Nissan-Renault se posicionaba como una de las empresas fabricantes más rentables y el beneficio neto ascendió hasta los 2.300 millones de dólares viniendo de unas pérdidas de más de 6.400 millones.
En 1999 se comprometió a volver a la rentabilidad con un beneficio del 4% sobre las ventas y a una reducción del 50% de su deuda. Estas promesas llevaban consigo supresión de empleos, cierre de plantas, reducción del número de suministradores y venta de activos innecesarios. Esta hoja de ruta de Carlos Ghosn se conoció como “Nissan Revival Plan” y levantó odios desmedidos en todo Japón.
Los inversores no han sido impermeables a la noticia de la renuncia del directivo y Nissan se ha dejado en la Bolsa de Tokio un 0,60%.
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