MERCADOS FINANCIEROS

La banca en la sombra: el FMI alerta del elevado riesgo de impago de cientos de millones en crédito

Las instituciones internacionales empiezan a alertar del riesgo que conllevan los préstamos del llamado crédito privado

Un hombre camina en frente de la Bolsa de Nueva York. Getty Images
Un hombre camina en frente de la Bolsa de Nueva York. Getty Images

Has oído hablar de él, en titulares esparcidos por periódicos financieros o en los segmentos de noticias que citan a los poderosos gigantes de la inversión de Wall Street, como Ares o BlackRock. Es un mercado valorado en 1.700 billones de dólares que mueve miles de millones de dólares fuera de la vigilancia de los grandes bancos o reguladores, y sobre el que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha llamado la atención en un reciente informe. Consideran desde este organismo que el volumen de riesgo es excesivo y que la tasa de impagos puede desembocar en graves consecuencias para el sistema financiero.

Es el llamado mundo del crédito privado y está surgiendo como la última competencia al sistema bancario tradicional. Pero, ¿exactamente qué significa este elegante término de la jerga financiera, y por qué entusiasma tanto a los mercados?

En términos sencillos, cuando se habla de crédito privado lo hacemos para mencionar préstamos no emitidos por bancos sino por los gigantes de inversión. Entre ellos, los líderes son  Ares, BlackRock, Blackstone y Apollo. Estas compañías han tomado protagonismo en el mercado tras invertir en empresas privadas (es decir, que no cotizan) y sacar fuertes rentabilidades de esa inversión. En cuanto a sus préstamos, en muchos casos operan al margen del ojo de los reguladores financieros e imponen sus propias condiciones gracias a no ser un banco tradicional.

¿Cómo funciona?

Supongamos que necesita un préstamo para un nuevo negocio, pero su banco lo considera demasiado arriesgado. Podría recurrir a uno de estos prestamistas privados, que estarían encantados de facilitarle el dinero que necesita, cuando las instituciones financieras tradicionales, estrictamente reguladas, le rehuirían.

Este tipo de créditos arrancaron con fuerza en 2008, cuando surgieron como competidores de un sistema bancario estrictamente regulado en Wall Street tras el colapso de los valores respaldados por hipotecas, considerados en ese entonces los activos más sólidos del mercado. Desde entonces, estos emisores se han ganado el espeluznante nombre de la banca en la sombra porque, a diferencia de los grandes como Goldman Sachs, UBS o Citi, operan con sus propias normas a la hora de prestar dinero.

Sin embargo, estos préstamos conllevan un gran volumen de riesgo. Esto se debe a que, en muchos casos, los prestatarios que solicitan dinero no cumplen los requisitos crediticios que deberían. Tanto es así que el Fondo Monetario Internacional alertó hace unas semanas de que el 40% de estos prestatarios tenían un flujo de caja negativo a finales de 2024, lo que supone un aumento astronómico respecto al 25% del año pasado. Sencillamente, quiere decir que aquellos que reciben estos préstamos tienen un alto riesgo de impago. 

La popularidad del crédito privado ha impulsado a la banca a competir. Hace unos meses, el banco alemán, Deutsche Bank, lanzó su propio segmento de crédito privado con la gestora alemana, DWS, para competir con estas compañías de capital riesgo.

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