Bruselas no felicitó a Calviño: el último examen puso en duda las cuentas de Sánchez
La ministra de Economía, Nadia Calviño, aseguró este viernes que en Bruselas, el entorno internacional y los mercados hay «confianza» en los fundamentos del crecimiento del país y simplemente se está produciendo una «cierta moderación ya prevista anteriormente» desde el punto más alto del ciclo económico, registrado en 2015. Pero la ministra no narró la realidad de las últimas visitas a instancias europeas, donde, no sólo crece la preocupación por la desaceleración, sino que hay un visible grado de nerviosismo provocado por los continuos anuncios de gasto del Ejecutivo de Pedro Sánchez y la falta de aliados estables del Gobierno para acometer los ajustes exigidos por Bruselas.
A lo largo de las últimas semanas, Nadia Calviño y su equipo han rendido cuentas ante Europa de los avances en materia control de déficit y de capacidad reformista para afianzar España en una senda de económica que no sumerja España en un endeudamiento sin control.
Y, frente a ese optimismo vendido oficialmente, las preguntas de los interlocutores internacionales han vuelto a hacer referencia al desafío separatista catalán y a la debilidad de los apoyos parlamentarios del PSOE para sacar adelante normas económicas.
Esas preocupaciones europeas se centran en la falta de respaldo político de Sánchez para implantar mecanismos de control del déficit, en la inexistencia de iniciativas para garantizar la sostenibilidad a las pensiones, en las crecientes reclamaciones de incremento del gasto no productivo y en prestaciones no contributivas, y en la falta de un horizonte estable reformista que evite que España afronte la nueva crisis sin tener una híper dependencia de la deuda y la financiación exterior.
La marcha de los principales indicadores económicos avanzados españoles da una idea de las preocupaciones internacionales
«Esta moderación no es exclusiva de nuestro país y se espera una cierta ralentización en nuestros principales mercados de exportación, en el crecimiento de la zona euro», añadió Calviño este pasado viernes. Y recordó que el avance de la economía española sigue siendo «muy notable» y está por encima de la media de la Eurozona. Argumentos todos que son ciertos, pero que no han evitado que el nerviosismo y la presión de las preguntas sea llamativamente mayor en las últimas semanas de lo que eran hace sólo un par de meses, tal y como han confirmado a OKDIARIO fuentes comunitarias.
La marcha de los principales indicadores económicos avanzados españoles da una idea de las preocupaciones internacionales. Así, si el indicador de confianza industrial alcanzaba niveles de crecimiento interanuales en 2017 del 1%, en estos momentos muestra una caída del -3%. Si el índice de producción de la industria de la construcción llegó a marcar en 2016 un avance del 5,1%, ahora recoge una caída del -4,1%.
Si el índice de comercio al por menor deflactado marcaba hace dos años un repunte del 3,8%, ahora recoge un leve avance del 0,2%. Si la matriculación de vehículos de carga crecía al 13,6% hace sólo un año, ahora muestra una caída del -9,8%. Y si el marcador de producción industrial avanzaba al 3,2% en 2017, ahora muestra un dato claramente más débil del 1,2%.
Europa entiende ese debilitamiento porque es verdad que se trata de una tendencia internacional. Pero tampoco se le pasa por alto que, mientras, que otros países pueden tener una mayor capacidad de actuación gracias a Gobiernos con mayorías más afianzadas y mayor capacidad reformista, España ha demostrado en cuatro meses que carece de los apoyos parlamentarios reales y estables como para sacar adelante, ni siquiera, la norma presupuestaria.