La vuelta del Pupas o la noche en la que ningún atlético pudo dormir

Son muchas las generaciones de aficionados rojiblancos que han perdido el sueño después de una noche como la de ayer. La leyenda del Pupas sigue revoloteando a un club azotado una y otra vez por las desgracias y que pocas veces resulta favorecido por la fortuna. Es algo imposible de explicar, pero lo cierto es que hoy infinidad de colchoneros se han levantado de la cama sin haber podido pegar ojo, repasando mentalmente hasta el agotamiento el penalti errado por Carrasco en el minuto 99…y lo que sucedió después.

La relación entre el Atlético y la Copa de Europa o la Champions siempre ha sido turbulenta. Son tres finales perdidas y un montón de episodios de infortunio cuya génesis se remonta a las semifinales de la temporada 58-59 disputadas ante el Real Madrid, que ganó 2-1 en el Bernabéu pero perdió 1-0 en el antiguo Metropolitano. Fue necesario acudir a un desempate en La Romareda en el que se impusieron los de Miguel Muñoz 2-1, pero si aquella eliminatoria se hubiera disputado algunos años más tarde ese tercer partido no hubiera sido necesario: el Atlético se habría clasificado por el valor doble de los goles en campo contrario.

Fue el primer desencuentro del Atlético con la Copa de Europa, pero el verdadero zarpazo de crueldad llegaría años más tarde, en la final de 1974. Con el banquillo celebrando ya la victoria ante el Bayern, con la prórroga agotada, el central Schwarzenberg avanzó desde su campo y a su llegada al borde del área disparó a lo que saliera, y lo que salió fue un remate que superó a Miguel Reina y supuso un empate milagroso para los alemanes, que de nuevo, en otro partido de desempate, acabaron con la ilusión rojiblanca.

De 1974 a 1977 y los cuartos de final ante el Brujas, con penalti fallado por Marcial en territorio flamenco y máxima efectividad belga en el regreso en Madrid. Otro penalti, ahora errado por Esnáider en 1997, permitió al Ajax de Van Gaal sobrevivir en el Calderón en una eliminatoria que deberían haber perdido por bastante diferencia. Sin embargo Van der Saar fue un coloso inabordable y el Atlético hincó la rodilla.

17 años fue necesario esperar para que el drama alcanzara un nivel aún más destructivo. En la final de 2014, ante el Real Madrid, un gol de Sergio Ramos a los 93 minutos de un partido que tenía absolutamente controlado el Atlético le dio la vuelta a un resultado que de nuevo parecía asegurado. Y dos temporadas después, en 2016, la ruleta de los penaltis volvió a ser esquiva. Esta vez fue Juanfran el que quedó marcado para siempre.

Y hasta ayer, hasta la noche en la que el karma se manifestó de su forma más cruel. A los 99 minutos de un partido que debió haberse ganado de forma clara Carrasco erró un penalti, el rebote lo envió Saúl al travesaño y el posterior rechace, rematado por Reinildo, lo sacó bajo palos…Carrasco. El no-gol de Cardeñosa a Brasil en Argentina 78 multiplicado por una cantidad exponencial.

Es siempre duro ser del Atlético. Hay que pelear contra molinos de viento, pero esta vez ya supera todo lo imaginable. Será un día complicado para los aficionados rojiblancos, pero la ilusión del fútbol lo puede todo y toca levantarse para jugar el próximo sábado en Cádiz porque no queda otra.