El vicepresidente del Paiporta: «¿La peor imagen del desastre? Un container flotando con diez personas»
José Manuel Calcerrada atendió a OKDIARIO a raíz de la iniciativa solidaria de este periódico
Colabora con el Paiporta CF: ES4931590030103051332827
Entrevista completa al vicepresidente del Paiporta
Cuando se cumple casi un mes de la noche en la que el agua engulló la tierra, el municipio más afectado por la DANA intenta sobrevivir a la condena más cruel e injusta. Los vecinos de Paiporta siguen tachando días en el calendario desde aquel fatídico 29 de octubre, como es el caso del vicepresidente del equipo de fútbol de allí.
José Manuel Calcerrada ha estado presente en OKDIARIO para contar lo que ha sufrido su pueblo con esta catástrofe. La peor imagen con la que se queda es pasar «tres horas y media debajo del agua». «Ver un container con diez personas encima como si fuera una tabla de surf, ver gente que se quedaba dentro de los coches…era catastrófico lo que se veía», asegura el vicepresidente del Paiporta CF al contar su experiencia cuando llegaron las lluvias torrenciales a la Comunidad Valenciana.
«Te quedas con una parte mala y otra buena, que es toda la ayuda recibida y la gente que ha ayudado, sobretodo desde dentro del club, todo el mundo se ha volcado. Por ejemplo, las jugadoras del equipo femenino, que además muchas de ellas son de Valencia y entonces se vieron menos afectadas lógicamente, vinieron a ayudar. Todos los chavales, tanto mayores como juveniles, también ayudaron. Se les veía por las calles llevando carros, acopiando en serie para llevarse a la gente que lo necesitaba», afirma emocionado el vicepresidente del Paiporta.
El día de la tragedia, Calcerrada señala que lo primero que hizo es trabajar en grupos para «comprobar que estábamos todos bien», a pesar de que tenían todo «hecho un desastre en las casas y en el pueblo». «Eso era lo más importante».
El vicepresidente del Paiporta explica que cuando llegaron las fuertes inundaciones, lógicamente nadie tenía acceso a muchos móviles, «solamente se tenía acceso cuando salías un poco del pueblo para enviar cosas porque en los demás pueblos sí que había acceso a datos en los móviles», narra Calcerrada. «Entonces cuando pasaron dos días ya tuvimos la gran suerte de que todos pudimos mandar mensajes, de que estaba todo el mundo bien. Muchos de nuestros jugadores se han hecho más fuertes, incluidos mis hijos», agrega.