El Madrid siempre se levanta
Levántate y gana. Y el Real Madrid, como tantas veces en su historia, obedeció, se levantó y ganó. Lo hizo con autoridad en un campo ardiente como Mestalla y ante un Valencia que le puso orgullo y errores a partes iguales. Encarriló la victoria Cristiano Ronaldo con dos penaltis obscenos e indiscutibles y la sellaron Marcelo y Kroos con sendos golazos. El Madrid se levantó del Leganesazo y empezó a tomar la primera cucharada de confianza ante lo que se le viene encima con el PSG. Aún le quedan muchos sorbos antes del 14 de febrero.
Para el Real Madrid era un partido a medio camino entre la pereza y el vértigo. Pereza porque jugar una Liga en la que no tienes nada que hacer es como lavarse los dientes: lo haces por obligación, pero sin disfrute ninguno. Vértigo, porque el fantasma del quinto puesto –que a día de hoy se sigue apareciendo por el Bernabéu– empieza a monopolizar las pesadillas de más de un madridista. Quizá por ello Zidane volvía a sus vacas sagradas, incluida la BBC.
La visita a Mestalla era un día más en el corredor de la muerte hasta el 14 de febrero, por el PSG y eso, ya saben. Por el Real Madrid jugaban todos menos el lesionado Ramos. Estaba Keylor bajo los palos; Carvajal, Nacho, Varane y Marcelo en la defensa; Casemiro Kroos y Modric en el medio; y la BBC, con su Bale, su Benzema y su Cristiano, al completo arriba. Esto es lo que hay.
El Madrid salió metido en Mestalla. Aleluya. Manejaba la pelota con precisión, con una estudiada lentitud como una guagua camino de Maspalomas. A falta de ritmo, mejor era tener el balón que defenderse. Un desajuste en la zaga de Zidane dio el primer susto a Keylor que, afortunadamente para los blancos, quedó en nada.
A los seis minutos el Real Madrid falló su primer gol cantado. Un centro diagonal de Carvajal provocó un choque entre Neto y Garay. A Bale le quedó la pelota muerta para empujarla. Debía elegir entre la volea o el toque de interior y eligió una tercera vía: una volea cortada. Le salió tan floja que Neto no tuvo ni que despeinarse para atraparla. El Madrid fallando goles, o sea, el día de la marmota. Respondió el Valencia con un disparo de Rodrigo desde la frontal que se fue arriba. Se animaba el duelo en Mestalla.
Contra… y penaltis
Al filo del minuto 15 el Real Madrid dibujó una contra maravillosa como en los tiempos de Mourinho. Kroos despejó un córner del Valencia, Cristiano aceleró (Gayá debió derribarle), se apoyó en Marcelo, éste le tiró la pared con Benzema, que devolvió a CR7 de primeras. Cuando el luso se metía en el área, Montoya le atropelló con un penalti que lo habría visto hasta Steve Wonder. Lo marcó Cristiano, en cuyas frescas piernas estuvo la gestación de la jugada.
El gol sentó bien al Real Madrid, como un Almax después de una fabada, y los de Zidane empezaron a gustarse. Hasta Keylor hizo una parada, no demasiado buena, a un disparo lejano de Kondogbia. En el 26 la tuvo Cristiano en un mano a mano ante Neto en el que la pegó mordida a dos metros de la portería. Los blancos volvían a perdonar una ocasión clara. Luego Keylor, con su cara de estar viendo una película de terror, le dio emoción al partido con una cantada por arriba que Santi Mina no llegó a atacar del todo.
En el 37 de nuevo Montoya hizo otro penalti descarado, innecesario, al derribar al bulto a Benzema en una acción impropia de un jugador profesional. Lo volvió a transformar Cristiano Ronaldo, sellando un doblete que encarrilaba la victoria del Real Madrid y quién sabe si la recuperación. A punto estuvo de frustrarla Rodrigo, si llega a embocar sin portero un centro medido al segundo palo. Y también Guedes al filo del descanso con un disparo que rozó Keylor y se fue a córner. Y con él al descanso.
Aprieta el Valencia
Salió con furia el Valencia y con Carlos Soler por Guedes, un cambio difícilmente comprensible salvo que sea para reservarle ante la eliminatoria ante el Barcelona. Pero la primera ocasión fue de Benzema, que disparó hacia donde no era: al lateral de la red. Por fuera, se entiende.
El Real Madrid empezó a vivir en el alambre y, como siempre, encajó un gol. Fue de córner y lo marcó Santi Mina, uno de los jugadores más bajitos del Valencia. Keylor Navas no atacó la pelota y permitió que le remataran desde la raya del área pequeña. Nacho, ese central falto de centímetros, no supo despejar de cabeza y, como el portero no domina el área, la conclusión era clara: gol del Valencia.
El partido se enredó, Mestalla apretó y el Madrid sufrió. Keylor sacó un contrapié al centro que evitó el 2-2. Zidane metió a Lucas Vázquez por Bale, quién sabe si por precaución o por falta de oxígeno. Respiró algo el vigente campeón liguero, que acertó a dar tres pases seguidos. También el Valencia, como era lógico, perdió algo de gas en la presión.
Pasaban los minutos y llegábamos al 75. El Real Madrid aguantaba una sufridísima e importantísima victoria. Asensio por Benzema fue el segundo cambio de Zidane. La noticia fue que Karim se enfadó por el cambio como si tuviera sangre. Ya estábamos en el 80 y a los blancos les quedaban diez minutos para lograr una victoria como una pastilla juanola: balsámica.
Genio Marcelo
Cristiano falló el 1-3 después de una majestuosa asistencia, pausa incluida, que acabó con un ensayo del luso propio de la Super Bowl. Sí lo logró Marcelo en el 83 después de una jugada marca de la casa. El brasileño, el jugador más irreconocible de la temporada en los blancos, se asoció con Asensio, que filtró el pase para el brasileño, que marcó un gol de fútbol sala. Un gol de Marcelo.
El gol de Marcelo sentenció el partido y permitió al Real Madrid vivir un final plácido y disfrutar de una victoria que le da un respiro en la Liga y una inyección de confianza. Pero aún faltaba lo mejor: el golazo de Toni Kroos, que selló la goleada con una acción de múltiples toques en la frontal valencianista, certificada con su putt de golf habitual. Lo dicho: el Madrid siempre se levanta.