Robinho, el último de los cracks brasileños que acabaron su carrera en ligas exóticas

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Robinho celebra un gol junto a Kaka con la camiseta de la selección brasileña.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Si por algo se distingue el fútbol brasileño en los últimos años es por su capacidad de poblar con jugadores casi todas las ligas del mundo. A los cariocas cada vez les importa menos el destino, es el dinero –en la mayoría de las ocasiones– el factor que manda en sus decisiones. Robinho es el último ejemplo de ello. Nombres que un lustro atrás opositaban al Balón de Oro, ahora juegan junto a compañeros con una décima parte de su talento en países sin ninguna tradición futbolística, pero en clubes que les permiten engordar su cuenta corriente.

Después de que Pelé terminara su carrera deportiva en el Cosmos de Nueva York, el verdadero pionero en marcharse a un destino exótico de verdad fue el inolvidable Zico, que se marchó a jugar a Japón a los 38 años. Era el año 1991 y Zico firmaba un contrato de 2 temporadas con el Kashima, a razón de 1,5 millones de dólares por cada una de ellas. Su llegada supuso un impulso definitivo para el fútbol nipón.

Hace una década, en 2005, dos ex del Deportivo de La Coruña iniciaron caminos cuanto menos peculiares. Djalminha jugó una temporada en el Club América de México, mientras que el ariete Luizao hizo lo propio en el Nagoya Grampus Eight de Japón. Sus experiencias, aunque no muy gratificantes, quitaron complejos a muchos otros internacionales brasileños a la hora de probar aventuras exóticas.

Trotamundos Rivaldo

En el continente asiático encontramos muchísimos casos en los últimos años. Quizá el más curioso fue el protagonizado por Denilson. El ex del Betis fue en 2009 la estrella del Xi Mang Hai Phong. La experiencia no debió convencer al extremo, que al año siguiente puso punto y final a su carrera en el Kavala griego. Más raíces en el continente echó Rivaldo. El ariete disputó dos temporadas en Uzbekistán defendiendo la camiseta del Bunyodkor, logrando un total de 33 goles. El ex del Barcelona firmó por el equipo de Kabuscorp de Angola en 2012, siendo de los pocos jugadores del mundo en jugar en cuatro continentes a lo largo de su carrera.

La longevidad de la carrera de Rivaldo –se retiró el año pasado con 42 años– es comparable a la de un Roberto Carlos que, con esa misma edad, todavía se calza sus botas en el Delhi Dynamos de la liga de la India. El lateral además realiza las funciones de entrenador del equipo. Otro internacional conocido por el público como el central Lucio –ex del Bayern, entre otros– también ha acabado en el subcontinente jugando para el Goa.

Más cerca de su Brasil natal han decidido probar suerte dos ex Balón de Oro. Kaká viste la camiseta del Orlando City de la Mayor League Soccer, mientras que Ronaldinho defendió la pasada temporada los colores del Querétaro mexicano. El Gaucho se encuentra actualmente sin equipo, pero los últimos rumores le sitúan en Asia. Otro que pasó una temporada en el continente americano fue el portero Julio César, que el año pasado militó en Toronto FC de la MLS.

Otros delanteros que han sabido rentabilizar sus últimas rachas goleadoras son Nilmar y Ricardo Oliveira. Viejos conocidos de la liga española e internacionales con Brasil, el primero consiguió triunfar en Qatar, mientras que el segundo hizo carrera en Emiratos Árabes. Otro ariete cuya pista se ha perdido es Adriano Leite. El ex de Inter de Milán juega en la segunda división francesa con el Le Havre.

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