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Pino Zamorano, árbitro 15 años en la era Negreira: «El objetivo del Barça era influir en nosotros»

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Luis Cobos
  • Luis Cobos
  • Jerezano con sangre madrileña. Redactor de deportes. Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Amor eterno por la pelota.

Alfonso Pino Zamorano (Madrid, 23 de junio de 1972) fue un reconocido árbitro que permaneció durante siete temporadas en Primera División. El ex colegiado atiende a OKDIARIO a las puertas de la Facultad de Medicina en la Complutense justo después de salir de clase, ya que está estudiando la carrera de Podología. Con todo el país dudando de los árbitros y con un café en la mano, habla sin tapujos del caso Negreira y explica que el objetivo del Barcelona con los pagos al ex vicepresidente del CTA era influir en los colegiados.

PREGUNTA.-¿Le extrañó cuando apareció el escándalo del caso Negreira?

RESPUESTA.- Cuando saltó todo esto, lógicamente, todos nos quedamos perplejos. No sabes lo que pasa. Al inicio a este hombre le tenía cierto cariño porque era un señor que se implicaba mucho con nosotros. Nos daba las charlas técnicas al principio, hace mucho tiempo, cuando no existía la figura del director deportivo.

Y luego era un señor que siempre estaba muy pendiente. Cuando estabas en las concentraciones y habías tenido algún problema en algún sitio, siempre llegaba y era el que te pasaba la mano por el lomo y te decía ‘venga, no pasa nada, que todos nos hemos equivocado’. Empatizaba mucho con nosotros. Cuando salta la noticia tienes un cruce de sensaciones. Y piensas, qué pasa aquí. Al principio lo tomas con mucha cautela. Luego va pasando el tiempo, van saliendo cosas y te das cuenta de que ha utilizado su cargo en beneficio propio. Y a los árbitros como tal nos ha dejado en mal lugar.

P.- ¿Conocía entonces personalmente a Negreira? ¿Cómo era su relación?

R.- Sí. Lo conocía. Relación personal no tenía ninguna. Nunca he tenido trato personal con él, ni con sus empresas ni con sus trabajos. De hecho, no sabía ni lo que hacía. A nivel profesional era nuestro vicepresidente. En las concentraciones estaba con nosotros y tampoco es que hablásemos mucho. Nos decía ‘¿qué tal chicos, como vais?’. Poco más.

P.- ¿Usted pensó que Negreira pudiese ser un corrupto?

R.- No te lo imaginas porque la relación que tenemos es estrictamente deportiva. No hay nada más. Estábamos en Santander, que era donde íbamos mayoritariamente por aquella época y coincidíamos tres o cuatro días. No te daba para más. A lo mejor los árbitros de Barcelona que lo conocen más pueden decir algo más.

P.- ¿Cómo se pone Negreira a trabajar para el Barça?

R.- Tendría conexiones con el Barcelona que es un club, como todos, que piensan que van a por ellos. Piensa que el árbitro les va a perjudicar siempre. Negreira aprovechó esa tesitura, le dijo ‘no os preocupéis que yo os voy a ayudar’ y lo único que hizo fue vender humo.

P.- ¿La intención del Barcelona con Negreira era influir en los árbitros?

R.- Yo creo que sí. Como ellos tienen ese pensamiento de que los árbitros somos corruptos y malos, pues para asegurarse. Casi todos los equipos piensan así, pero al Barcelona lo han pillado con las manos en la masa. Muchas veces hemos hablado con presidentes o entrenadores y te lo reconocen: «Parece que siempre venís a por nosotros». El objetivo del Barcelona con Negreira era influir en los árbitros. Creo que sí, pero para eso va a haber ahora un juicio. Pero si hay mierda en el fútbol español, estoy a favor de que salga toda y se limpie. Y si no hay que dejen tranquilos a los que no tienen nada que ver, en este caso son los árbitros.

P.- Entonces, ¿era un golfo Negreira?

R.- Golfo o no, da igual. Lo que está claro es que se lo ha llevado muerto. A partir de ahí que cada uno lo califique como quiera. Tanto él como su hijo se lo han llevado. Si tiene que pagar que lo haga. Que lo condenen o no me da igual, yo quiero que los millones que se llevó aparezcan y vayan a las arcas del Estado. Que devuelva la pasta y si no la tiene que no lo dejen salir hasta que no aparezca la pasta. Parece barato robar.

P.- ¿Enríquez Negreira dictaminaba los ascensos y descensos de los árbitros?

R.- No. Y además lo digo con rotundidad. Un presidente de una Federación autonómica puede tener más poder que Enríquez Negreira en subir y bajar a un árbitro. En mi época hablaba con el presidente y le decía «a este me lo subes y a este me lo bajas». Había otros que decían «tengo un árbitro en Primera y quiero dos». Y si tenía fuerza le ponían a dos. Tengo dos y ninguno es internacional, negociaban y lo hacían internacional. Los presidentes de la Federación Autonómica llaman siempre. Negreira lo que hace es, una vez la Junta Directiva establece los ascensos y descensos, dentro de sus funciones en el Comité, era llamar a los árbitros para decirte «Alfonso has subido o Alfonso has bajado». Pero él no decidía, era un portavoz.

P.- Y ¿cómo se puntuaba a los árbitros?

R.- A nosotros nos evaluaban con los informes técnicos, que tenían una serie de parámetros. Ciertas cosas bien, mal o regular. Otras tenían puntuaciones del 1 al 10. Y eso está establecido. Esos informes se mandaban a Madrid tras el partido. A final de temporada te hacían la media, los mejores subían y los peores bajaban. Esa es la teoría. Pero la práctica era que el presidente del CTA era como un entrenador. «Yo creo que este va a bajar por informes, pero a lo mejor este año no quiero que baje». Porque es un tío que va bien y que ese año ha tenido problemas, pero su trayectoria es espectacular. Y no lo bajaba. Sacaron una figura que era el índice corrector. Y eso daba situación a paradojas tremendas. Dos árbitros con el mismo índice corrector, uno ascendía a Primera División y otro descendía a Segunda. Eso pasó un año. Fue un árbitro catalán y otro de Castilla-La Mancha. Lo que me parece feo es que Negreira pasase a un club las características personales de los árbitros, sin que ellos supiesen nada.

P.- Entonces, ¿qué poder tenía Negreira?

R.- Me río porque la gente hila fino. Enríquez Negreira ha vendido humo. Pero lo peor de todo no es que venda humo, porque vendehúmos hay muchos, lo peor es hay ingenuos que se lo han comprado. Y no solamente se lo han comprado, encima le han pagado a precio de oro. Los presidentes se piensan que el árbitro es la persona que está ahí para fastidiarte y para hacerte daño. Y si protestas te voy a hacer más daño. Y no es la realidad. Y en el fútbol regional ocurre lo mismo. Y es mentira.

P.- ¿Qué nos puede decir del papel del hijo de Negreira?

R.- El hijo de Negreira, Javier, empezó a hacer coaching con nosotros. Lo conocía. Fue de las primeras veces que se hacía coaching en España. Lo hizo con todos en general, pero yo no llegué a contratar sus servicios. Si te soy sincero, a mí me gustó como trabajaba. De hecho tengo por ahí algunos vídeos que nos pasaban. Pero no me acuerdo. Eran más vídeos motivacionales y de comprensión. No nos decía nada para intentar influir. Entra con nosotros no porque su padre fuese Enríquez Negreira, sino porque viene de la selección española absoluta tras ganar la Eurocopa. Negreira no metió a su hijo en el CTA, es que su hijo ya estaba colocado en la Federación. Alguien lo habrá puesto ahí. Yo espero y deseo que fuese por su valía

P.- ¿Había mordidas y amenazas en la Federación de Villar?

R.- Yo lo que denuncio en su día es que el problema de todo esto está en las federaciones territoriales. Ahí está el origen de todo esto. A Villar no lo ponen los clubes ni los jugadores, básicamente los ponen los presidentes de las federaciones autonómicas, que son los que gobiernan a todos los votos de regional, a todos los votos de entrenadores y de árbitros. Todos juntos deciden al presidente. Luego los clubes y la Liga tienen su voto. Pero el que verdaderamente pone al presidente de la Federación son los presidentes de las federaciones territoriales. Esos son los que manejan todo el bacalao del fútbol español.

P.- ¿Ha recordado algún partido del Barcelona que le perjudicase en su carrera?

R.- No, ese tema lo tengo muy claro. En los partidos te podías equivocar, como nos hemos equivocado todos los árbitros. Incluso Medina Cantalejo, que fue un grandísimo árbitro, pero no era motivo para descender. En mi caso fue el presidente de una federación, a través del presidente de los árbitros de Castilla-La Mancha, es el que hace piña para descenderme porque no le intereso.

P.- ¿Qué cree que va a pasar con el caso Negreira?

R.- No lo sé. Ojalá salga toda la mierda que hay escondida. Si la hay, que se limpie y se depure. Me entristece un poco todo esto porque el otro día escuchaba la palabra corrupción arbitral. No perdona, no. La Fiscalía, hasta ahora, no ha aportado ninguna prueba de que haya algún árbitro corrupto. Si lo hay, que le den y fuerte. Pero no ha salido nada y ya al colectivo arbitral se nos tilda de corrupto. Los árbitros están completamente limpios de este tema. Me gustaría que se tuviera un poco de respeto hacia ellos.

P.- Pero, el dinero de Negreira tuvo que ir a algún lado…

R.- Yo lo primero que pensé fue en Andorra. Como está cerquita, pues a mejor lo tiene ahí. No lo sé. Son cosas personales. No sé qué habrá hecho con él. Nos han hecho muchísimo daño los dos, padre e hijo. Nos hace un daño tremendo porque siempre tienes que demostrar una limpieza tremenda. Nosotros llegamos a tener hasta un código ético donde no nos dejaban jugar ni a las quinielas. Y fíjate este hombre como se las gastaba.

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