EL RUTÓMETRO

Ante una nueva era

Tour de Francia
Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard en el pasado Tour. (AFP)

Con la Vuelta a Suiza en marcha, terminarán los últimos juegos florales antes del gran espectáculo del planeta ciclista, el Tour de Francia. Se ha comprobado la fortaleza de Jonas Vingegaard en el Criterium de Dauphiné. Intratable se ha mostrado el danés, muy fuerte en la montaña, pero, por encima de todo, marcando las diferencias en la contrarreloj. Cierto es que en la próxima edición de la ronda francesa solo habrá una, debiendo aguardar a la etapa 16 para encontrar una lucha contra el crono. Serán veintidós kilómetros, distancia no excesiva pero suficiente para asentar o asaltar un penúltimo intento antes del Courchevel, etapa que sí que puede rematar el triunfo del Tour.

Es unánime que Jonas Vingegaard ha ganado en peso específico. Sus once victorias en lo que lleva de temporada manifiestan una agresividad diferencial, respecto al corredor que fue capaz de vencer a un todopoderoso Pogacar en el TDF 2022. ¿Qué ha cambiado en la mentalidad del danés para que en todas y cada una de sus participaciones en carrera se haya mostrado con tanta seguridad?

Es probable que la famosa frase «el maillot amarillo te da alas» tenga mucho que ver en ello. La madurez y reafirmación de un triunfo de tal calibre, representa una impronta transformadora que cambia la personalidad de cualquiera, por muy tímido o reservado que pueda ser el campeón. En cualquier caso, ante el cambio de actitud en carrera sigo considerando que no todo puede deberse al famoso mantra.

Ganar O’Camiño, la Itzulia y la Dauphiné son credenciales de órdago para un candidato a revalidar el éxito que le encumbró definitivamente. Y si a este arsenal de triunfos le sumamos el cambio de actitud en carrera, mucho más agresivo y mordaz que el Vingegaard del 2022, el duelo con el Canibal del siglo XXI, Tadej Pogacar, convierte el próximo Tour en una batalla de dimensiones históricas.

Hasta el propio Vingegaard se mostró sorprendido de su superioridad en el Delfinado. Dijo estar listo a falta de unos pocos detalles. Su gran rival lo es también en el número de victorias en esta temporada. El soporte y reclutamiento de hombres clave puede volver a ser determinante. Ambos contarán con grandes escuderos. El Covid desguarneció a Pogacar en las dos primeras semanas, imponderables a tener muy en cuenta y que no están en ningún libro de ruta, que también pueden decantar la balanza en un sentido u otro.

El único precedente que hay de un enfrentamiento de ambos lo encontramos en la Paris-Niza. En la Carrera del Sol salió vencedor Pogacar. Sin embargo, el esloveno no ha vuelto a competir desde Lieja, donde se vio obligado a abandonar por una caída, que le supuso pasar por el quirófano y estar en el dique seco. Regresará en el Nacional de su país, una prueba insuficiente para valorar la plenitud de su estado de forma.

Vingegaard-Pogacar o viceversa, un enunciado que nos rememora el ciclismo en grande de otras épocas. No son antagónicos como pudieron ser Coppi-Bartali, Anquetil-Poulidor,  Merckx-Ocaña, Hinault-Lemond, o Armstrong-Ullrich.  Es una versión 2.0, más amable y educada. La extroversión más espontánea de Pogacar frente a la introversión más natural de Vingegaard. Ninguno genera animadversión. Son los líderes de un ciclo que, sin ser nuevo, es diferente. El ciclo de una nueva era para el ciclismo mundial.

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