Messi no evita el petardazo
El Barça empata ante un muy buen y valiente Valencia (2-2) en un partido igualado y emocionante. Leo Messi marcó los dos goles azulgranas que remontaba un 0-2 de los che. Los de Valverde no gozaron esta ocasión del favor del VAR y se quedaron sin victoria.
El Barça es uno (Leo Messi) y medio (el VAR). Cuando tiene a su líder, corazón y prácticamente único argumento futbolístico no pierde. Cuando no le apoya su segundo apoyo no gana. Así de sencillo es este Barcelona de los últimos tiempos. Y el duelo de Liga Santander ante el Valencia lo demostró. Los culés se dejan dos puntos.
El Barça ‘pinchó’ en el Camp Nou (2-2) aunque remontó un 0-2, por lo que el resultado puede ser aceptado. El problema para los culés es que este partido sirvió para demostrar lo que es. Messi volvió a salvar los muebles con otro doblete, pero eso no dio para ganar. Un gran Messi, esta vez, no dio la victoria. Quizá faltó ese empujón que en las últimas semanas en la mayoría de partidos ha tenido: el VAR.
Pero el videoarbitraje (o el arbitraje a secas) no apareció, no regaló un penalti al Barça (y eso que le pitaron uno a favor, que lo era), no se ‘comió’ un gol ilegal o cosas similares. Hubo justicia y con ella el Barça empató ante el Valencia. Ocasión para que se acerque el Atlético de Madrid, que si gana al Betis este domingo se pondrá a tres puntos.
Locura en la primera parte
El Valencia empató en el Camp Nou principalmente por no llegar arrugado al Camp Nou. Habrá que darle mérito al siempre polémico Marcelino, que al menos hizo que su equipo no fuera ya con el cartel de perdedor. Se echó arriba, le plantó cara al Barça sin complejos y por eso le ganó. Los culés quizá no se esperaban que un Valencia tan mal este año en Liga (aunque ahora en recuperación) les fuera a jugar tan de tú a tú en el Camp Nou. Y eso que avisaron los che en los dos primeros minutos, con una doble ocasión clarísima de Parejo y Cheryshev, este último dando al palo.
El Barça no se creyó a ese Valencia y el equipo che lo que hizo fue ajusticiar a los culés. Una contra de libro, de esas que deben enseñar a cada niño, puso el primero del Valencia. Marcó Gameiro, que acabó sustituido minutos después por un golpe tremendo. Ahí, en el tanto, buscó la realización de televisión una falta previa medio minuto antes por si podía rascar la anulación del gol. No lo consiguieron, lógicamente era legal.
El Valencia, jugando a placer en el Camp Nou, estaba tan contento que acabó obligando al Barcelona a recular. Tal era el dominio que en un centro al corazón del área Sergi Roberto tuvo que arrollar a Wass para que no rematara. Lo vio Undiano Mallenco (¡milagro!) y pitó penalti (¡milagro!). Fue un hecho totalmente novedoso: primer penalti pitado al Barcelona en contra en esta Liga. Cuando se hace justicia el fútbol es muy diferente. Lo marcó Parejo.
Sin embargo, y pese a que no estaba haciendo un buen partido, al Barça se le veía activo, con vida en el partido. No se hundió pese a que el encuentro se le había puesto muy difícil y encontró su premio también de penalti, en una acción en la que Messi había marcado pero Undiano dos segundos antes había pitado penalti por una falta a Semedo. Pareció claro, por lo que cuando lo es, se debe pitar. El problema es cuando no lo es. Lo marcó Messi.
El Valencia aguanta el arreón…
Bajó filas Marcelino en la segunda parte en un movimiento lógico: era imposible aguantar ese ritmo. Y no fue una decisión equivocada por mucho que el resultado acabara siendo otro. En el inicio de la segunda mitad el Valencia aguantó atrás, se encomendó a un gran Neto que sacó dos muy buenas paradas y respiró como pudo. Una vez pasado ese arreón se estiró.
… hasta que llega Messi
El problema y la bendición del fútbol es que es muy impredecible. Cuando mejor estaba el Valencia, con dos acercamientos muy peligrosos y una ocasión clarísima de Rodrigo Moreno, empató el Barça. Messi, quién si no, cogió un balón en la frontal, la puso ajustada al palo y gol. El argentino lo hace tan sencillo que parece fácil. Se creció Leo en un momento adverso y eso es algo también notable.
Ahí se quedó la igualdad, que era lo más justo. El empate fue merecido y no se sabe muy bien el sabor que deja en Barcelona, que regala dos puntos pero recupera uno. Lo que está claro es que hubo petardazo. La Liga está más viva.