Mensik, el tapado de la nueva generación que amenaza el centenario de Djokovic: «Tal vez ocurra por ser checo»
El checo de 19 años accede a su primera final de Masters 1000 sin hacer demasiado ruido
Djokovic, su rival por el título, le invitó a pasar unos días juntos en 2022 y advirtió de su potencial
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De la emergente ‘generación post Alcaraz’, denominada así simple y llanamente porque son tenistas más jóvenes que el murciano, ya que Carlitos apenas sólo tiene 21 años aunque parezca lo contrario por su prematuro aterrizaje en la élite, emerge en Miami un Jakub Mensik que a los 19 años ha alcanzado su primera final de Masters 1.000 sin hacer demasiado ruido y amenaza a Djokovic.
El checo no cuenta con el aura que acompaña a Fonseca en cada torneo desde que empezó el año, ni su nombre copa los focos. Mensik ha ido aglutinando victorias como una hormiga hasta plantarse en la final a la chita callando. «¿Poca presencia en prensa? No tengo una respuesta clara para esto, tal vez sea por el hecho de venir de República Checa, un país más pequeño», argumentó.
De hecho, el rival que se interpone entre el trofeo y el checo, es quien le empuja al estrellato. «Es divertido ver a Fonseca, pero no es el único, está Mensik», aseguró Djokovic. El checo ha conseguido en las últimas do semanas triunfos de valor, como los logrados sobre Draper, vigente campeón de Indian Wells, y Fritz, tenista local en Estados Unidos.
Mensik, diestro y de variedad de golpeos, posee una planta , 1,93 metros, que le permite atizar la pelota arriba y alcanzar un potente servicio. Su juego es valiente y atrevido y con un tenis que casa de maravilla con la pista dura. Responde al arquetipo de tenista moderno. También en mentalidad. «Mi objetivo es ser el número uno del mundo».
Este domingo tiene delante al que más tiempo consecutivo lo ha sido en toda la historia, a quien conoce de manera cercana. En 2022, después de que Mensik alcanzara la final del Open de Australia Júnior y fuese número dos del ranking, recibió una invitación de Djokovic. «Me invitó a Belgrado y después a Montenegro para pasar unos días con él entrenando. Fue genial que uno de los mejores de la historia te invite para entrenar. Yo juego al tenis por Novak. Si no fuera por él, no estaría aquí», argumentó el checo.
Djokovic es inevitable. Es de naturaleza perenne e insaciable. Sólo así se explica que a sus casi 38 años tenga visos de conquistar el Masters 1.000 de Miami, el que sería su título número cien. Sólo el joven Jakub Mensik se interpone entre su centenaria cifra. Resurge el balcánico, que venía de caer en las primeras rondas de Doha e Indian Wells.
Parecía que le había llegado el final, pero sólo parecía. Dimitrov da cuenta de ello. Apenas pudo inquietar a un Djokovic sólido al servicio y aplicado en la lectura del partido. Octava final para el serbio en Miami, las mismas que Andre Agassi, tras imponerse al búlgaro y al calor de Florida. Novak se convierte así en el finalista más longevo de siempre en un Masters 1.000. Djokovic parece que no está, pero siempre está.