Verstappen se ríe de Carlos Sainz: «No siento su presión, estaré unos kilómetros por delante»
Max Verstappen es un niño prodigio, pero también un niño mimado. A sus 18 años de edad biológica demuestra que su edad mental apenas ha alcanzado la adolescencia y convierte una rivalidad deportiva en una pelea de patio de colegio. Su compañero de equipo en Toro Rosso, el español Carlos Sainz, le mojó la oreja en el estreno del Mundial de Fórmula 1 en Australia.
Pero Verstappen pasa de todo y se chulea de Sainz. Lo de las órdenes de equipo no va con él, porque él se siente el nuevo Lewis Hamilton. “Para ser sincero, no lo sé ni me importa. Normalmente yo debería estar unos kilómetros por delante… No siento la presión de Carlos Sainz. Siento que tengo todo bajo control. Me estoy centrando en el futuro, ésa es mi meta”, dijo el holandés en declaraciones a Motorsport.
Quién sabe si Verstappen quiere iniciar ahora una guerra psicológica contra Carlos Sainz, porque en la Fórmula 1 tu primer enemigo es el piloto con el que compartes equipo. Puede que el joven holandés vea amenazado su estatus por el piloto español o puede que, sencillamente, sea una rabieta de niño malcriado.
Si se coge su frase textualmente, «estaré unos kilómetros por delante» de Carlos Sainz, Verstappen debería pelear por la victoria en el próximo Gran Premio con los Hamilton, Rosberg, Vettel… O eso o es que el holandés piensa que el piloto español va a ser más lento que el safety car.
Se negó a obedecer órdenes de equipo en Singapur
En la carrera de Singapur en 2015, Verstappen se negó a obedecer órdenes de equipo y se negó a dejar pasar a Carlos Sainz, a pesar de que desde el muro de Toro Rosso se le insistía en que cambiara la posición con su compañero de equipo.“¡Si dejo pasar a Carlos, mi padre me da una patada en los huevos!”, respondería después el holandés al ser cuestionado por qué desobedeció las órdenes de equipo.
En Albert Park, el domingo pasado, sí le dieron permiso para adelantar a Sainz, pero perdió la batalla sobre el asfalto. Luego, llantos, lamentos, excusas y quejas a través de la radio. Y más tarde, las justificaciones ante la prensa: “Quería ir a boxes, pero no oí nada. Luego lo hice y los neumáticos no estaban listos”. Perdió siete segundos con ese error de estrategia, menos tiempo de lo que le pudo haber costado a Toro Rosso la irresponsable maniobra que causó un toque con Sainz. Pero Verstappen es así: un genio con un talento directamente proporcional a su inmadurez.