CHAMPIONS / JORNADA 1

Giménez le da al Atlético su primera gran victoria del curso

Un cabezazo del uruguayo en el minuto 90 culmina la remontada ante el Leipzig

La vieja guardia fue clave: Griezmann marcó y asistió y Correa hizo un partidazo

Preocupante baja forma de Julián Álvarez, una vez más intrascendente

Giménez Atlético
Tomeu Maura

Con los 90 minutos extinguidos y el empate inamovible la vieja guardia le hace otro servicio al Atlético. Giménez le da al equipo su primera gran victoria y resuelve un partido que durante mucho rato estuvo en el aire. El uruguayo apareció a la espalda de los centrales para cabecear un centro de Griezmann y acabar con la resistencia del Leipzig en una noche triunfal en la que fue necesario remontar y en la que los jugadores, pese a algunos momentos de flaqueza, nunca perdieron la fe. La Champions arranca bien, pero deja algunas sombras, como la situación de intrascendencia en la que está situado Julián Álvarez.

El Leipzig salió dispuesto a no hacer prisioneros y dejó bien claro desde el primer momento que venía a ganar. En un solo minuto lo demostró. A los cuatro de partido Sesko no llegó a un balón de Raum y en el contragolpe De Paul estuvo a punto de dejar solo a Julián. Sin embargo no sólo no lo consiguió, sino que el robo se tradujo en otro contraataque, ahora hacia el otro costado, y esta vez letal. Sesko condujo sin que nadie pudiera oponerle resistencia y a su llegada al área habilitó a Openda, cuyo disparo rechazó de manera milagrosa Oblak, pero sin poder evitar que el rebote le cayera a su compatriota, que impuso sus casi dos metros para cabecear sin oposición al fondo de la red.

El Atlético no hundió, poco a poco fue recuperando el aliento y a los 14 minutos se acercó por primera vez al gol. Lo tuvo Griezmann en un barullo en el área, pero el destino no fue generoso y el Leipzig abortó un empate que ya se cantaba en una grada a la que le costó asumir el 0-1, pero que acabó recuperando la fe aupado por el compromiso de todo el equipo. No se equivocó. Lo mejor estaba por venir.

Dueño ya del partido, el equipo de Simeone empezó a acumular méritos suficientes para darle la vuelta al partido. Griezmann y Correa le tomaron el relevo a un inoperante Julián y entre ambos se bastaron para volver del revés al Leipzig. El argentino disparó al poste tras un saque de esquina y, por fin, a los 28 minutos recogió su premio. Llorente apareció como un cohete por la derecha y su pase al punto de penalti lo golpeó con la derecha Griezmann para vencer la resistencia del húngaro Gulacsi y volver loco al Metropolitano.

En lo que quedaba de primera parte ya no hubo más equipo que el Atlético. Simons se desconectó, Sesko no volvió a aparecer y el omnipresente Correa se convirtió en el protagonista, incluso intentando una vaselina desde el medio campo. El Leipzig agradeció el descanso y el estadio despidió a sus jugadores con aplausos mientras en el banquillo Simeone seguía con la mirada a Julián Álvarez, totalmente ausente en la primera parte.

Correa, como no, fue el autor del primer disparo tras el descanso. Gulacsi se quedó con el balón, pero fue toda una declaraciones de intenciones sobre los objetivos de un Atlético hambriento que iba a ir a por la victoria sin buscar atajos. Griezmann tuvo el 2-1 en un robo, pero su disparo no cogió portería pese a estar en una posición ideal.

Con el gol resistiéndose, Simeone decidió que había llegado el momento de meter bisturí. Gallagher, Lino y Sorloth ingresaron en el partido y se marcharon Riquelme, De Paul y un cabizbajo Julián Álvarez que de nuevo había sido intrascendente. El noruego se marchó inmediatamente arriba, pero lo cierto es que por primera vez en la segunda parte el equipo dio síntomas de flaqueza. Correa, agotado, dejó su plaza a Nahuel Molina y Llorente se fue inmediatamente arriba.

Los cambios, sin embargo, produjeron el efecto adverso del que esperaba el Cholo. El Atlético perdió el sitio y el Leipzig sacó los colmillos en un remate de Poulsen que dejó en silencio a todo el Metropolitano y un centro chut de Simons que exigió una respuesta contundente de Oblak. Durante un buen rato estuvo en peligro incluso el empate, pero en la recta final el equipo resurgió de sus cenizas y acabó cantando bingo. A los 90 minutos justos Griezmann culminó su gran noche con un centro con la pierna derecha que en el segundo palo cabeceó a la red Giménez. El 2-1. La locura colectiva.

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