El Madrid se aferra a la Liga a balón parado

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Los jugadores del Madrid celebran el primer gol ante el Eibar. (Getty)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Después de la goleada en el Clásico a Benítez se le ha caído la careta. Los tres delanteros de salida van a quedar para los partidos asequibles en el Bernabéu, así que en Ipurúa otra vez cuatro en el centro del campo con Bale y Cristiano arriba. No se atrevió el técnico a sentar a Kroos ni a James por segundo encuentro consecutivo: ambos volvían al once para acompañar en el medio al dúo de croatas (Modric-Kovacic), que tan buenas sensaciones dejó en Ucrania.

Ocupaba un puesto en el banquillo Benzema, como si fuera una premonición de lo que se le viene encima, y también Casemiro, un jugador que sería titular indiscutible si hubiera costado 30 millones. Pero como fue barato, pues suplente. La zaga, sin Ramos, Varane ni Marcelo, era de emergencia: Carvajal y Danilo en los laterales, con Pepe y Nacho como inédita pareja de centrales.

Salió fuerte el Eibar, con una presión alta que agobiaba al Madrid, que se sacaba la pelota de encima como si quemara. El partido se hacía corto y en cuarenta metros había más gente que en el Primark de la Gran Vía. Los de Benítez estaban incómodos, como si el traje les tirara de la sisa. El duelo no era una broma, porque el Madrid se jugaba no tirar la Liga a comienzos de diciembre. Las victorias del Barça y del Atlético ponían a los blancos al borde del precipicio.

Dominaban los de Mendilibar, un equipo con buen pie y mejor corazón. Sufría el Madrid, con más trabajo que el maquillador de Manuela Carmena, pero incapaz de desenredar la cota de malla táctica del equipo armero. Rascaba el Eibar en el medio ante los virgueros del Madrid. A los blancos les costaba leer el partido como a Albert Rivera a Kant.

Tuvo Cristiano la primera al cuarto de hora, saliendo al borde de fuera de juego y después de una gran asistencia de James, pero Riesgo estuvo rápido y ágil como un portero de balonmano. Tampoco Kovacic supo aprovechar el rechace con un disparo que se fue alto. Era el primer aviso del Madrid. Repitió Danilo apareciendo por la izquierda, pero su disparo fue blandito como un sugus.

Se despereza el Madrid

El Eibar respondió con una ocasión de Inui, que desbarató Keylor en dos tiempos, pero su presión empezaba a perder gas como una botella de gaseosa abierta. Definitivamene, el Madrid se había despertado de la siesta, aunque no terminaba de dominar a los armeros. La defensa adelantada de Mendilibar obligaba a Cristiano y Bale a jugar a kilómetros del área de Riesgo.

A la media hora Danilo se llevaba una cornada de Dos Santos que amenazaba con provocar la entrada de Arbeloa al campo como daño colateral. Las cámaras enfocaban a un Florentino circunspecto, tan incómodo en el palco como su equipo en el césped. Se consumían los minutos y el Madrid seguía sin marcar. Los jugadores de Benítez parecían funcionarios: cada uno se limitaba a hacer lo suyo sin el más mínimo sobreesfuerzo. Todos la esperaban al pie, nadie se movía, lo que facilitaba la labor defensiva de los armeros.

Fue a la salida de su primer córner cuando el Madrid empezó a encarrilar el partido al filo del descanso. Modric sacó en corto para James, que le devolvió la pared. El croata centró al primer palo y Bale se adelantó a Dos Santos y Riesgo para hacer el primero. El galés ponía fin a una sequía goleadora que se alargaba desde el mes de agosto, que se dice pronto. Benítez se aflojaba dos agujeros el cinturón, podía respirar.

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Cristiano, en el suelo entre dos jugadores del Eibar. (Getty)

Tras el descanso el Eibar salió en busca del empate perdido y el Madrid empezaba a tener espacios para lucir a sus trotones Bale y Cristiano. Una jugada del galés por banda derecha la remató el luso a saque de banda después de un escorzo acrobático. Ipurúa le hacía burla por su chilena interruptus.

Tuvo Pantic el empate en el minuto 59, pero su cabezazo a la salida de un córner se marchó por encima de la portería de Keylor Navas. Y luego Inui puso en apuros al meta tico, que supo atajar abajo en una maraña de piernas. Protestó Cristiano un empujón de Juncà dentro del área y también protestó Bale, su nuevo mejor amigo. Era penalti, pero Gil Manzano creyó que Ronaldo le estaba intentando engañar.

Para variar, Benítez sacaba del campo a James. Habemus debate. En su lugar entraba Lucas Vázquez en busca de trabajo y profundidad. Cristiano, que sigue en su proceso de Higuainización, falló un mano a mano cantado en el minuto 70. Lo hizo todo bien menos rematar: se desmarcó, encaró, dribló a Riesgo, pero su disparo se fue al limbo. Lo del luso esta temporada de cara al gol sólo lo soluciona un exorcista.

Cristiano se ‘Higuainiza’

Al la tercera, y con el Madrid ya blindado con Casemiro, sí cayó el penalti tras un claro derribo de Dani García a Lucas Vázquez. Cristiano consiguió marcar su golito para salvar la estadística tras engañar a Riesgo y disparar por el centro. El luso celebraba el gol con la rabia de quien sabe que está muy lejos de su mejor momento. Por fin el Madrid cerraba el partido.

El Eibar se había desfondado y permitía al Madrid vivir tranquilo los últimos minutos del partido. La lesión de Carvajal, la enésima del equipo de Benítez esta temporada, ponía la nota negativa al triunfo de los blancos. A Cristiano aún le dio tiempo para empeorar su ya dramático porcentaje en las faltas directas, tras estrellar contra la barrera un tiro libre en la frontal. Igual debería dejar que sus compañeros lanzaran alguna de vez en cuando, aunque sólo sea por ver si cambia la suerte.

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