Cardenal impulsa un decretazo para controlar el deporte español hasta 2020
La ambición de Miguel Cardenal no encuentra límites. El presidente del CSC se encargó de crear el Tribunal de Administrativo del Deporte (TAD) en el año 2014 con un objetivo muy claro: convertirse en el juez supremo del deporte español hasta 2020, aunque en esa fecha ya no sea presidente del CSD.
Cardenal estableció por decreto que los siete miembros del TAD permaneciesen en el cargo seis años y que no pudiesen ser reemplazados durante ese tiempo. Cuatro de estos magistrados, elegidos a dedo por el propio Cardenal, le han asegurado tener siempre la mayoría en todas las decisiones que el TAD ha tomado desde su constitución y que seguirá tomando hasta 2020 con el objetivo de ir eliminando a golpe de inhabilitación a todos los responsables de federaciones enemigos del presidente del CSD.
Sin embargo, la imputación por “prevaricación” y “falsedad” al presidente del TAD, Enrique Arnaldo, ha obligado a Cardenal a reaccionar para mantener el control del más alto tribunal del deporte español que se presuponía independiente.
La jugada de Cardenal ya está en marcha. El presidente del CSD está preparando un decretazo a contrarreloj para mantener intacto su poder en el órgano ante la más que presumible dimisión o destitución obligada de Arnaldo. Cardenal propone crear la figura de un vicepresidente que tome las decisiones y éste debe ser uno de los otros tres miembros que en su día él mismo designó a dedo.
Okdiario ha tenido acceso al documento del proyecto de Real Decreto que prepara Cardenal. El pretexto para crear la figura del vicepresidente es que así se acelera la toma de decisiones, la realidad es que el actual presidente del TAD tiene complicado salir indemne en la justicia ordinaria de la causa que tiene abierta tras suspender a José Luis Escañuela, ex presidente de la Real Federación de Tenis, por dos años.
El nuevo decreto tiene como fin crear ese puesto y atar algunos cabos que se quedaron sueltos tras el Real Decreto que salió a la luz en enero de 2014, que promulgaba la creación del TAD y la supresión del Comité Español de Disciplina Deportiva (CEDD) y la Junta de Garantías Electorales. Entre ellos, se encuentra “la resolución o adopción urgente de medidas cautelares será suficiente la presencia del Presidente y el Secretario y un miembro del mismo [TAD]”. Ese artículo concede el poder a Miguel Cardenal para tomar decisiones inmediatas sin necesidad de reunir a todo el tribunal.
Pero su cruzada no acaba aquí. Si Cardenal saca adelante su decreto, podrá convocar elecciones en cualquier federación deportiva en el plazo de un mes una vez que el TAD, el tribunal que él mismo maneja, dé luz verde. Además, puede exigir a todas las federaciones informes en materias de su competencia, un término ambiguo que le permite un amplio radio de acción, que a buen seguro le servirá para ir ajusticiando a todo aquel presidente díscolo que no cumpla sus designios.
Cardenal, mientras tanto, sigue evitando explicar sus decisiones. El pasado verano dos personas con cargos de máxima confianza decidieron abandonar el CSD sin dar mayores explicaciones. Seguramente, ambos se veían venir lo que su presidente estaba orquestando como traca final a su mandato.