De Burgos Bengoetxea resucita el fantasma de Negreira con una actuación dantesca en Montjuic
Los fantasmas de la época Negreira vuelven a sobrevolar Barcelona después de la actuación de Ricardo de Burgos Bengoetxea
El colegiado perdonó la expulsión a Balde y pitó un penalti surrealista que fueron claves para la goleada
De Burgos Bengoetxea y el Barcelona arrasan al Sevilla
Ricardo de Burgos Bengoetxea fue el protagonista de la goleada del Barcelona al Sevilla. El colegiado acaparó los focos con una actuación dantesca en la primera parte, en dos acciones que marcaron el devenir de un partido que terminó con victoria para los de Flick por 5-1. Lejos de lo que puede indicar el resultado, el choque quedó condicionado por las decisiones arbitrales durante los primeros 25 minutos: una roja perdonada a Alejandro Balde y un penalti surrealista sobre Raphinha que sí que señaló.
Fueron dos momentos que resultaron claves para la victoria del Barcelona. Primero, por permitirle a Balde completar un partido que tuvo que acabar para él al cuarto de hora de juego y, después, por decretar una pena máxima con la que el Barça abrió la lata y consiguió enterrar el plan de García Pimienta en Montjuic.
Las decisiones del colegiado vasco resucitaron un fantasma que sobrevuela Can Barça desde hace año y medio, cuando se destapó el caso Negreira, por el que el club culé habría pagado los servicios del entonces número dos del Comité Técnico de Árbitros presuntamente para buscar un trato de favor del colectivo. Dentro de esa época, se incluyen actuaciones del propio De Burgos Bengoetxea más que discutibles, sobre todo en los Clásicos.
Años después de aquella larga época corrupta, llega un dantesco arbitraje del colegiado en Montjuic. Precisamente, ante el único club, el Sevilla, que ha decidido romper relaciones institucionales con el Barcelona a raíz del mayor escándalo deportivo de la historia. De hecho, no hubo representantes de la directiva en el palco del estadio olímpico barcelonés, ni tampoco hubo comida entre las comitivas de ambos conjuntos.
De Burgos Bengoetxea bajo el foco
El Sevilla protestó las decisiones del árbitro, en especial el penalti señalado sobre Raphinha. Peque contactó levemente con la pierna del brasileño, sin ser suficiente el toque para derribarle. El piscinazo fue épico y, pese a la exageración del atacante, consiguió engañar a De Burgos, que estaba a escasos metros de la acción. El árbitro decretó la pena máxima y desde el VAR tampoco hicieron nada por tratar de hacerle entrar en razón.
Sucedió en el minuto 23 de juego, permitiendo al Barcelona hacer el primer gol del partido, con el que abrió la lata. Lewandowski no perdonó desde el punto de penalti, adelantando a los de Flick. Una vez se adelantaron, llegaron dos golpes más antes del descanso, el primero dos minutos después, para sentenciar el partido.
Pero muy distinto hubiera sido el encuentro si De Burgos hubiera tomado otras determinaciones. Sobre todo, en el minuto 15. Fue ahí cuando Balde llega tarde a una acción y pisa de forma muy peligrosa el tobillo de Isaac Romero. El lateral metió los tacos en el tobillo del delantero cuando el balón había pasado de largo por ambos. De Burgos Bengoetxea no sólo no expulsó al futbolista, sino que no le sacó ni amarilla.
Cambio de criterio según qué equipo
Estas decisiones de De Burgos Bengoetxea condicionaron claramente el partido e inclinaron la balanza de forma clara para un Barcelona que, después, no dudó en aprovechar al máximo el favor arbitral para terminar goleando. El criterio del árbitro quedó, una vez más, muy en entredicho, puesto que en dos acciones que parecen muy claras, tomó sendas decisiones totalmente disparatadas.
Además, el proceder del vasco cobra especial relevancia si se tiene en cuenta lo que hizo en uno de los últimos partidos en los que pitó al Real Madrid. Precisamente, fue ante el Sevilla y, en esa ocasión, decidió perdonar un penalti claro de Navas sobre Vinicius, en el que el capitán hispalense empuja claramente al brasileño por la espalda y le mete el cuerpo para derribarle.
En ese partido, además, no fue la única decisión discutible que tomó, puesto que anuló un gol al Real Madrid por un fuera de juego muy ajustado y cortó una jugada cuando el conjunto blanco se lanzó a la contra –que terminó en gol– después de haber considerado en primera instancia que en el inicio de la jugada no había falta por parte de Rüdiger, que fue quien recuperó el balón.