De Burgos Bengoechea regala un penalti al Barcelona para mantener la ventaja sobre el Real Madrid
De Burgos se inventó un penalti a favor del Barcelona
El penalti cambió el partido a favor del equipo azulgrana
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El Barcelona se adelantó en el minuto 23 de partido frente al Sevilla con un gol de Lewandowski tras un penalti que no era y De Burgos Bengoechea no dudó en pitar. Raphinha cayó al suelo dentro del área tras cruzarse Peque por su camino, en un contacto que no era suficiente para pitar pena máxima. El colegiado lo pitó, el VAR no entró y el escándalo se perpetró en el Olímpico de Montjuic.
Ricardo De Burgos Bengoechea le regaló un penalti al Barcelona antes de la primera media hora de partido y decantó el encuentro a favor de los de Hansi Flick. El cuadro azulgrana estaba muy espeso, le costaba traspasar el muro defensivo del Sevilla, y un regalo arbitral le despejó el camino.
Raphinha cayó al suelo y De Burgos, loco por la música, pitó pena máxima. Peque había pasado por su lado, pero el contacto no existió. No era suficiente. Ni en las piernas, ni con los brazos. No hubo nada. El VAR, misteriosamente, no hizo acto de presencia. Lewandowski lo tiró e hizo un 1-0 que fue el principio del fin para el Sevilla.
Antes del penalti regalado, el Sevilla estaba defendiendo muy bien ante un Barcelona muy lento y sin ideas. Pero el escándalo arbitral lo cambió todo. Los hispalenses se vinieron abajo y el cuadro culé anotó dos goles más antes del descanso.
Carlos Martínez se contradice
El narrador del partido en Movistar+, Carlos Martínez, vio claro un penalti bastante negro. «El penalti de Peque a Raphinha es indiscutible. Llega y lo arrolla. El jugador del Sevilla va muy descontrolado y se lo lleva por delante».
No obstante, cinco segundos antes de publicar su opinión, ni siquiera sabía cómo se había producido. «¿Pero el penalti ha sido arriba o abajo?». La jugada del penalti fue clave en el desarrollo del choque. Hasta que se produjo, el partido estaba disputado y ambos equipos tenían alternativas en área rival.
Desde entonces, el Barça se desprendió de la presión y, tan sólo cuatro minutos después, Pedri anotó el segundo tanto y Lewandowski el tercero poco después. La dificultad de abrir la lata, a través de un controvertido penalti cuanto menos, liberó a los de Flick que se sentenciaron el partido antes del descanso.