Braithwaite, un fichaje indecente para un Barça sin ‘valors’
El fichaje de Martin Braithwaite por el Barcelona cumple con todos los principios de la legalidad pero con ninguno de la decencia. Lo que ha hecho el Barça es tan legítimo como indecente. Esa institución que lleva en la solapa el pin de «más que un club», que reparte lecciones de moral y que presume de valors como si los demás equipos fueran una banda de malhechores, ha sido el abusón del patio que se ha llevado la pelota por la fuerza y que ha dejado al Leganés sin su delantero titular y con un pie en Segunda. El fichaje de la vergüenza.
El Barcelona se ha aprovechado de una norma estúpida que le permite, aunque el mercado ya esté cerrado, sustituir a un futbolista que sufra una lesión «de larga duración» –cinco meses o más– por otro que esté sin equipo o que milite en la competición española. Como si 25 jugadores en plantilla no fueran suficientes para cubrir la baja de un lesionado.
Muy oportuno también el informe médico que estimó el plazo de recuperación de Dembelé en seis meses cuando de una lesión idéntica en la otra pierna se recuperó en tres y medio. Ahí el Barça buscó hacer la trampa a la ley y se aprovechó de la inexactitud de la medicina con la certeza de que ningún médico de la Liga ni de la RFEF iba a contradecir el informe de un prestigioso (adjetivo que siempre se predica de los galenos) colega en este caso finlandés.
Después de tocar a delanteros de media Liga, desde Rodrigo (Valencia) o William José (Real Sociedad) hasta Loren (Betis), pasando por Ángel (Getafe) o el otro Luis Suárez (Zaragoza), el Barcelona ha acabado fichando por 18 millones a Martin Braithwite, delantero de un Leganés que tiene todo el derecho del mundo a poner el grito en el cielo y sentirse desamparado, ninguneado e indefenso.
¿Cómo ha llegado el Barça a tener que fichar deprisa y corriendo a un futbolista como Braithwaite? Pues igual que aquel banderillero que acabó como Gobernador Civil: degenerando. La falta de planificación del club azulgrana ha sido sonrojante hasta el punto de enfadar al mismísimo Messi, igual que su impotencia para fichar en el mercado de invierno.
¿Por qué la norma permite al Barcelona fichar a un jugador del Leganés y el Leganés no puede suplir esta baja? Quizá la solución sería liberalizar el mercado de fichajes y que estuviese abierto 365 días al año. O permitir a aquellos clubes que se queden sin un futbolista fuera de las ventanas de fichajes a poder suplirlo por otro previo acuerdo entre clubes.
Sea cual sea la norma, el club más rico siempre tendrá ventaja sobre el más pobre, es la ley del mercado, pero lo que ha hecho el Barcelona con el Leganés, por muy legal que sea, es una jugarreta que puede llevar a los pepineros a Segunda antes de tiempo. Quién sabe si incluso se acabaría adulterando la competición si el equipo de Aguirre descendiera jornadas antes de que terminara la Liga y no se jugara nada en los últimos partidos.