La Liga de Ter Stegen
Sostenido por su sensacional portero, el Barcelona derrotó sin apuros ni brillo a un Valencia que mereció mucho más en el Camp Nou. Las salvadoras manos de Ter Stegen evitaron la derrota, que se convirtió en victoria por obra y gracia del pie de Luis Suárez y la cabeza de Umtiti. Sólo de penalti pudo marcar el Valencia y eso que lo tuvo parado el meta alemán, pero se le escapó porque nadie es perfecto. Un Barça en plena depresión europea se refugia en España donde tiene ganada la Liga y jugará en una semana la final de Copa. Vamos, como para independizarse.
Valverde sacrificaba a Semedo y Rakitic de los villanos de Roma. Entraban al once Paulinho, suplente en Champions, y Coutinho, por lo que Sergi Roberto volvía al lateral derecho. El Camp Nou estaba desangelado porque el Barça tiene ahora entre sus fieles menos poder de convocatoria que la CUP en La Moraleja.
De salida dominó el Valencia con una presión asfixiante que encerró al Barça. Ter Stegen, como siempre, salvó a su equipo con un vuelo espectacular en el minuto 3 que evitó el gol de Guedes a mano cambiada. Igualito que otros porteros (y no quiero mirar a nadie con coleta).
Los de Valverde eran un anuncio de prozac: depresión hecha carne de futbolistas. Piqué vio una amarilla en el minuto 5 por un agarrón alevoso a Santi Mina que habría sido obsceno hasta para un vídeo de Maluma. Nada, el Barça sufría ante un Valencia peleón y Messi estaba apagado o fuera de cobertura.
Suárez golpea primero
Jordi Alba dio el primer síntoma de vida inteligente en el Barça con una carrera culminada en un mano a mano ante Neto. El lateral le pegó seco y abajo, pero el meta del Valencia fue capaz de aguantar el envite. Eso fue en el 12 y en el 14 Luis Suárez no perdonó. Fue una asistencia mágica con el exterior de Coutinho, que vio el desmarque del uruguayo y se la puso de primeras. Suárez no perdonó y logró el 1-0. El Barcelona encontraba el gol antes que el juego.
El Valencia no se rindió y de nuevo Guedes hizo lucirse a Ter Stegen –qué bueno es este tío– al filo del 18. Y otra vez Guedes rondó el gol en el 19, pero su disparo desde dentro del área lo frustró Busquets enviándolo a córner. Y en el 23 Ter Stegen obró otro milagro al sacar una mano sencillamente imposible a un disparo a bocajarro de Rodrigo dentro del área. ¡Qué manera de parar!
Con un portero mezcla entre el videojuego, el robot y el superhéroe se iba sosteniendo un Barcelona frágil y desanimado, incapaz de encontrar a un Messi que se va a pedir excedencia hasta el Mundial menos en la final de Copa y el día del Madrid en el Camp Nou. Un par de remates de cabeza, flojitos y sin tino, fueron las únicas apariciones de Leo para el bien del Valencia y el mal del fútbol.
Ter Stegen, el milagro alemán
El Barça dominaba sin gracia pero el Valencia picaba como un bocadillo de jalapeños. Guardaba la casa el estupendo Ter Stegen y así se fueron los azulgrana con la ventaja de 1-0 al descanso y descontando fechas para el alirón.
La reanudación siguió por la misma senda: el Valencia perdonaba goles y el Barça tenía la posesión distraídamente como quien da vueltas a un café con leche. Piqué evitó el gol de Rodrigo en el 50 cuando la pelota ya se colaba y, un minuto después, Umtiti marcaba su primer gol de la temporada con un cabezazo que casi lo marcó en propia meta Neto en su intento de despejar.
Pichichi Umtiti
El Valencia se merecía ir empatando y, en cambio, perdía 2-0. Cosas del fútbol. El gol de Umtiti, que suena raro hasta leído, hundió a los de Marcelino, conscientes de que los tantos no se merecen: se marcan o no se marcan. El Barça se fue creciendo y el Valencia menguando a falta de media hora para que el tostón de partido pusiera el The End.
Una volea de Messi que se marchó al cielo de Tabarnia desembocó en un grito liberador del Camp Nou hacia su ídolo. Da igual que no hubiera metido gol, lo importante era animarle. Hasta Coutinho se soltaba ante un Valencia que ya había bajado los brazos. Marcelino preparaba cambios para intentar resucitar a su equipo como las series de médicos cuando sacan las palas para dar descargas eléctricas.
Hasta Iniesta pudo meter un gol de chilena, ejecutada despacito, después de una gran asistencia de Messi, que estaba empezando a aparecer en los minutos de la basura. Luego el propio Leo quiso su golito, pero después de su eslalon, el disparo se le marchó desviado por poquito. Estábamos al filo del 80 y el duelo se estaba haciendo bola.
En el 87, ya con el tiempo cumplido, el Valencia hizo el gol que tanto había merecido. Demasiado tarde. Lo marcó Parejo de penalti, pero Ter Stegen había adivinado la trayectoria y casi lo para, pero el balón se le escapó por debajo del cuerpo. Fue el canto del cisne del equipo de Marcelino, que no mereció perder en el Camp Nou, pero fue víctima de sus propios errores y del estupendo portero del Barcelona.
Porque un portero también gana títulos, esta Liga bien podría ser recordada como la Liga de Ter Stegen.