Final Copa del Rey: Barcelona – Athletic

El Barcelona afronta la final de Copa tocado tras el Clásico

El Barcelona llega muy tocado a la final de la Copa del Rey ante el Athletic de Bilbao tras el mazazo del Real Madrid en El Clásico. El equipo de Koeman dejó muchas dudas en su visita a Valdebebas.

Messi
Leo Messi, abatido en El Clásico ante el Real Madrid. (EFE)

El Barcelona acabó el Clásico tocado, muy tocado. Fue uno de los partidos más divertidos que se recuerdan recientemente entre el Real Madrid y los culés, mucho desequilibrio, ocasiones, dos planteamientos, una fuerte lluvia, VAR, polémica, protestas… Hubo de todo pero al término de los 90 minutos solo hubo un ganador y ese fue el Madrid. No solo por los tres puntos que se guardó el equipo de Zinedine Zidane bajo el brazo, sino por la gran dosis de moral y crédito que ganaron, dejando a cero la de su rival.

El Barcelona evidenció lagunas. Fueron dos planteamientos dispares pero donde claramente ganó la partida de ajedrez que dirigió Zinedine Zidane, con un Ronald Koeman que acabó muy malhumorado y buscando culpables fuera y no dentro. Porque las carencias de su equipo fueron muchas y por momentos pareció completamente desconectado y sin rumbo, incapaz de hacer mella en la solidez y la constancia defensiva de los blancos que, cabe recordar, jugó con su Plan B de centrales, Militao y Nacho, y gran parte del partido con el C en el lateral diestro, Odriozola.

El mazazo de agua fría para los culés llega justo en el peor momento. El Clásico era el partido clave por el rumbo que tomaban en LaLiga, descolgados y completamente dependientes tras la derrota ante un Real Madrid que pasa a ser el claro candidato dada su regularidad en el último mes. Además llega a solo una semana de la final de la Copa del Rey. Le costó esfuerzo y mucho sudor al Barcelona alcanzarla, con una semifinal que parecía abocada al fracaso pero donde supieron resurgir los blaugrana, ante un Sevilla que se vino abajo en el Camp Nou.

El Athletic ya le ganó la Supercopa

En la final en La Cartuja espera el Athletic de Bilbao con Marcelino García Toral, que seguro habrán tomado buena nota de lo que aconteció en el Alfredo di Stéfano. La final llega en el peor momento para los culés, con todo por lo que luchaban en el campeonato doméstico derrumbado ante el eterno rival.

La fe, esa tan volátil y frágil, parece dañada incluso en jugadores insignia del club. Se hacía público estos días una conversación entre Jordi Alba y Gerard Piqué a la salida del Barça, captado por Deportes Cuatro en la que el central le decía al lateral: «Tú tranquilo… (Jordi), esta Copa la ganamos seguro, vamos…». Algo que no veía tan claro tras el partido Alba: «No sé yo, eh…». Piqué, sorprendido, le preguntaba qué había dicho y el zurdo se reiteraba: «¡Que no sé yo!».

Algo quedó quebrado en el Barcelona en el Clásico. El Real Madrid aprovechó el flan defensivo de los culés, con un excelso Vinicius, para mermar una y otra vez la confianza de los culés en El Clásico. Nada parecía funcionar y no se encontraron cómodos y con opciones hasta que los blancos decidieron cerrar filas y aguantar el resultado con el 2-1 en el marcador. Ahí sí llegaron las ocasiones para los culés pero el sino del partido ya estaba fijado…

Semana de reflexión

El Barça tiene hasta el sábado para sanar sus heridas, su propia fe y convencimiento de lo que sí ha funcionado durante parte de la temporada. El esquema infalible de Koeman, con tres centrales, Pedri de mediapunta y Dembélé como delantero terminó por ser estéril ante los blancos. De hecho fueron varios los jugadores que quedaron tocados y señalados. Uno de ellos es Mingueza. Su gol no oculta el boquete que fue para los suyos durante la primera mitad. Vinicius le ganó todas, absolutamente todas las acciones en las que se midió. De hecho, el gol que lograría Kroos proviene de una falta que provoca el central sobre el brasileño.

Tampoco se escapa Dest, primer sacrificado de Koeman tras el descanso para dar entrada a Griezmann y volver al 4-3-3. El americano no supo leer su partido y fue intrascendente tanto en ataque como en defensa: estuvo en tierra de nadie. Messi y Pedri, los dos selecciones para hacer jugar a su equipo, tampoco tuvieron su día. Estuvieron activos ambos, qué menos, pero ninguno logró ser trascendental en el partido más importante de la temporada.

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