ATHLETIC DE BILBAO 1-2 REAL MADRID: JORNADA 28 DE LIGA

El Madrid liga en la Catedral

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Cristiano y Benzema celebran el 0-1. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Un Real Madrid serio, solidario, comprometido y eficaz supo sacar una victoria de San Mamés que puede valer media Liga. El líder ejerció de tal en la Catedral, donde los futbolistas de Zidane se sacrificaron como monaguillos para correr cuando tocaba y jugar cuando la furia del Athletic lo permitía. Benzema encarriló el duelo, Aduriz lo empató y Casemiro, cómo no a balón parado, lo decidió para los blancos.

Media Liga se jugaba en San Mamés. Y Zidane lo sabía. Por eso su once titular era como el tanga de leopardo de Raphel: el de las grandes citas. No era ni el lugar propicio ni el sitio adecuado para rotar. Vamos, que menos el lesionado Pepe estaban todos. Entraba Nacho en su puesto y  los otros diez los que usted, querido lector, ya se sabe de memoria. Recitamos: Keylor; Carvajal, Nacho, Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric; Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo.

No cabía un alma en La Catedral, como si llegara el obispo, porque una visita del Real Madrid a Bilbao siempre suena a partido grande. Apretaba el Athletic de salida para intentar asustar a los de Zidane. La presión rojiblanca impedía al líder dar tres pases seguidos. Sufría el Madrid húerfano de la pelota y obligado a defenderse todo el tiempo.

Una media volea de Raúl García, que se la quitó a Lekue de la cabeza, fue el primer aviso del Athletic. Despejo, flojo y mal, Keylor Navas con una estirada más de jubilado en el parque que de portero profesional. Respondió el Real Madrid con una diagonal asesina de Carvajal, que se plantó en el área rojiblanca, fue más generoso que un franciscano y se la dio a Cristiano para que marcara. Lástima que el luso estuviera en fuera de juego.

El partido tenía ritmo e intensidad, lo contrario que un discurso de Rajoy. El Athletic atacaba los costados del Madrid como el boxeador que castiga el riñón de su rival para cortarle el aire. Lo conseguían os de Valverde. En el 15 perdonó Yerai en boca de gol tras asistencia de cabeza de Raúl García y la media salida de Keylor Navas. Respondió Cristiano con un disparo seco dentro del área que despejó Kepa con una mano fuerte abajo.

Intercambio de golpes

El partido, dominado por el Athetic, empezaba a ser un intercambio de golpes. Pero los de Valverde asumían demasiados riesgos con la zaga adelantada y el Real Madrid empezó a aprenderse el camino al área de Kepa, un portero (por cierto) a tener muy en cuenta. Ramos tuvo en la cabeza en el 19 el 0-1, pero su remate picado se marchó fuera por centímetros.

El Real Madrid había tardado 20 minutos en coger el aire al partido, pero de repente empezó a manejar la pelota. Kroos y Modric irrumpieron en la Catedral dispuestos a oficiar un recital de fútbol. Y en el 24 llegó el primero de los de Zidane. Fue una diagonal de Casemiro de las que hacía Xabi Alonso. El pase del brasileño lo pinchó Cristiano, que avanzó y vio a Benzema solito en el segundo palo. Se la puso al galo, que sólo tuvo que empujarla a la red del Athletic.

Raúl García empezó a embarrar el partido. Para el navarro ver el color blanco es como para un gremlim entrar en el Aquololis: se multiplica y empiezan a brotar pequeños Raúles García dispuestos a buscar pendencia. La bronca se resolvió con amarillas para Aduriz y Carvajal, que no estaban en la génesis del lío.

Pero el Madrid se gustaba como un mozo que corriera los sanfermines pegado al hasta del toro. Una combinación mágica entre Cristiano y Marcelo a punto estuvo de convertirse en el 0-2. Ahora le tocaba sufrir al Athletic, que asumía demasiados riesgos con la defensa más en Santurce que en Bilbao.

Manda el Madrid

Pasaban los minutos con el vértigo de quien se asoma al Empire State y nos encaminábamos al descanso después de una primera parte intensa, furiosa y divertida. Salvaba el 0-1 el Real Madrid. El resultado, al menos hasta el intermedio, tenía sabor a media Liga.

De salida en la reanudación volvió a apretar el Athletic, como quien ha dado por imposible abrir un tarro de mermelada pero vuelve a hacer un último intento. Ramos sacó bajo palos un tiro de los rojiblancos que debía haber parado Navas, pero en el Real Madrid nadie se fía del portero.

Igual que la cabra tira al monte, Raúl García seguía con sus cerdadas. Codazos, patadas, provocaciones… Se podía compilar un vídeo para enseñarle a los niños lo que no se debe hacer. Como en un calco de la primera mitad, el Real Madrid volvió a retomar el control del partido pasado el 55. Casemiro mandaba en el centro y la BBC tiraba desmarques que olían al 0-2 en cualquier momento.

Valverde metió a Muniain por Lekue para intentar agitar el partido. Respondió Zidane con Lucas Vázquez por Modric para equilibrar al equipo en un 4-4-2 puro con Bale y el propio Lucas por las bandas. Una buena mano de Keylor a disparo blandito de Williams evitó el 1-1.

Empata Aduriz

El equipo blanco no digirió el cambio. Se veía venir el empate. Y vino. Fue un centro llovido de Williams desde la derecha. La pelota sobrevoló el área pequeña sin que nadie del Real Madrid, empezando por su portero, la atacara. Raúl García, entre codazo y codazo, prolongó hacia el centro del área pequeña y dentro de la misma cabeceó Aduriz para hacer el 1-1.

Pero el Real Madrid volvió a enderezar el partido a balón parado, sin duda el mejor arma del equipo de Zidane. Fue en un córner que Kroos botó al primer palo. Allí la peinó Cristiano al segundo, donde Casemiro recibió sólo, la bajó y marcó en el segundo palo. Era un respiro de líder apenas tres minutos después de que el Athetic igualara el partido.

El gol dejó tocado al Athletic y en el 70 entre Marcelo, Benzema y Cristiano cosieron una jugada de Play Station que no acabó en gol porque el brasileño mandó su volea a dos metros de la portería a San Sebastián. El Real Madrid perdonaba el tercero. Y el partido era como ese juego británico en el que se tira un queso por una ladera: podía acabar de cualquier manera.

Casemiro de mi vida

En el 77 Williams tiró al muñeco y Keylor, esta vez bien, despejó a córner con las manos fuertes. Zidane llamaba a Isco para intentar tener más tiempo la pelota y, de paso, sufrir un poco menos. El sacrificado era Cristiano Ronaldo, que dejaba San Mamés con dos asistencias a sus espaldas. El cambio de Zizou era valiente, eso para os que le llamaban póster, marioneta y otros epítetos tan absurdos como gratuitos.

Ocho minutos y el alargue le quedaban al Real Madrid para abandonar como líder la Catedral. Rugía San Mamés y no se daba por vencido el Athletic. El líder amenazaba en las contras con Bale y Benzema descolgados arriba. Precisamente el francés fue el tercer cambio de Zidane, sustituido por Morata en el 85.

Pasaron los últimos minutos de un partidazo en la Catedral y el Real Madrid supo guardar la ropa. Al final, los de Zidane salvaron un duelo peliagudo, un compromiso de aúpa en su camino a una Liga que, cada día que pasa, se va tiñendo más de color blanco.

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