Las pelotas, el frío, jugar bajo techo... no frenaron a Rafa

Así ganó Nadal un Roland Garros ‘diseñado’ contra él

Rafael Nadal superó las condiciones de un Roland Garros a priori perjudicial para su tenis, y conquistó su decimotercer título en París. El tenista español debió lidiar con las bajas temperaturas, el techo de la Chatrier y las pelotas de Wilson, todo ello a priori perjudicial para su juego

roland garros
Rafael Nadal, con el trofeo de campeón de Roland Garros.
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

La elaboración de una edición especial en Roland Garros, obligada por la pandemia de coronavirus, se vio sumada a algunas modificaciones que en su conjunto se reconocían por la crítica especializada con una opinión unánime. Rafael Nadal era perjudicado por las nuevas bolas, el techo en la Chatrier e incluso las fechas de celebración del evento, ya entrado octubre y con frío en París. Sin embargo, ni las inclemencias han podido tumbar a Rafa en su territorio favorito, en el que ha demostrado una vez más, y van 13, ser dios en la tierra. 

La denominación de Roland Garros anti-Nadal comenzó a resonar incluso antes del comienzo del cuadro final. Las temperaturas, rondando los 10 grados, hacían la pista más pesada, quitando posibilidades a los efectos marca de la casa de Nadal, y beneficio teórico en los tenistas con golpes más planos y potentes. Otro de los elementos en los que Rafa no es diferencial, la dejada, también ganaba protagonismo en un torneo que estrenaba, además, pista cubierta en la central.

La Philippe Chatrier se convertía en este 2020, por fin, en una pista central digna de un Grand Slam, después de muchos años sin techo y luz. Esta evolución de las instalaciones, lógica y previa a la llegada del Covid-19, tampoco corría en favor de un Nadal al que la posibilidad de jugar indoor le restaba opciones, de nuevo en favor de otros tenistas más pegadores.

Sin embargo, la excelsa adaptación de manacorense y su mentalidad, a prueba de bombas, le dieron la vuelta a la situación en una final impuesta bajo techo a pesar de que no llovió en su tiempo de duración –sí en las horas previas–. Contra pronóstico, Rafa sacó ventaja del techo ante todo un Novak Djokovic, en un partido perfecto en el momento justo.

Las pelotas ‘piedra’ no frenaron a Nadal

Capítulo aparte merecen las novedosas pelotas del torneo. Roland Garros decidió cambiar las Babolat, pelotas especializadas para la tierra batida, por unas Wilson que no sólo recibieron críticas de los terrícolas, sino de tenistas a priori beneficiados por el escaso efecto de estas ‘piedras’, la gran medida anti-Nadal de Roland Garros. La propia marca reconocía a Punto de Break que el torneo les había pedido una bola que no beneficiase los efectos de Rafa, y lo que acabaron por hacer fue la pelota más criticada en un torneo en la última década… y que no tuvo los efectos esperados. Nadal se adaptó mejor que nadie y el resultado fue el mismo de siempre. Rafa, campeón de Roland Garros.

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