¡Increíble! El yogur griego podría ser el combustible del futuro
Quién no ha probado en alguna ocasión el yogur griego. Textura especial, sabor exquisito, calidad inigualable… Muchas son las cualidades de un producto famoso en todo el mundo que ha batido todos los récords de ventas desde sus inicios en el mundo de la alimentación. Una receta perfecta basada en los toques tradicionales que a su vez genera una gran cantidad de desperdicios alimentarios en forma de suero. Y es esa sustancia la que según un grupo internacional de investigadores puede convertirse en el combustible del futuro. Te lo contamos
Yogur sin plomo
Un grupo de investigadores alemanes y estadounidense de las universidades de Tubinga y Cornell han descubierto la manera de utilizar las bacterias para convertir los ácidos y azúcares apartados para la fabricación del yogur griego en una especie de biocombustible. Cabe destacar que el proyecto liderado por Lars Angenent, se basa en las moléculas desperdiciadas por la receta tradicional.
El proceso, según Angenentet tiene lugar de la siguiente forma: «Guardamos dos microbiomas a diferentes temperaturas. El primero de ellos, a 50ºC convierte todos los azúcares en un ácido intermedio, el mismo ácido que hace que la leche de la nevera tenga un sabor agrio. El segundo microbioma cálido (30ºC) realiza un proceso de alargamiento de la cadena hasta que se forma un producto que tenga entre seis y nueve carbonos seguidos». A partir de aquí se crea un producto que puede ser procesado en una refinería como combustible para los aviones.
Más que combustible
El propósito de la investigación es generar una especie de bioaceite basada en la innovación de los productos químicos ricos en carbono. Un proceso que evite la utilización de productos ricos en carbono en el que solo es imprescindible el agua residual. Aunque este novedoso producto puede utilizarse también «para alimentar al ganado como un antimicrobiano para prevenir enfermedades». Es decir, un todo en uno del que todavía quedan muchos problemas que resolver y que promete convertirse en uno de los descubrimientos más espectaculares en lo que va de siglo.