El truco para que el pan te dure más días y no se te ponga duro
El pan es uno de los alimentos básicos en nuestra dieta, protagonista o acompañante de muchas recetas clásicas. Por eso solemos tener siempre pan en casa y también es probable que algunas piezas se pongan algo duras al cabo de días. Este es el truco para que el pan te dure más días.
Lo normal es que acabemos desechando esos restos de pan o dándole otros usos, como por ejemplo pan rallado. Sin embargo, basta tomar algunas precauciones para evitar se endurezca si no quieres desperdiciarlo.
Truco para que el pan te dure más días
El almacenaje del pan es fundamental para impedir que se estropee en pocas horas, y tenemos diferentes trucos que de seguro te serán de enorme ayuda en estos casos para mantenerlo en óptimas condiciones varios días.
Hay dos factores externos que son los enemigos principales del pan. Hablamos del sol y de la temperatura exterior. La buena noticia es que podemos colocarlo lejos del alcance de los rayos solares fácilmente y las temperaturas solamente lo afectan para mal cuando son extremas, en este caso es mejor ubicarlo en un espacio fresco.
Una vez que tengas en cuenta tanto la exposición al sol como a los climas extremos debes prestar atención también al nivel de humedad del ambiente, lo que puedes controlar según el recipiente donde lo guardas.
Lo más recomendable es comprar una panera de madera u otros materiales naturales, que preserve la humedad. Si no tienes una panera de madera otra opción es la típica bolsa de tela que se cierra desde la parte superior.
¿Por qué no debes guardar el pan en la nevera?
Uno de los errores comunes que cometen muchas personas es creer que la nevera es un buen sitio para el pan. Más allá del consejo de que quede lejos de las altas temperaturas, recuerda que las bajas temperaturas son asimismo otra amenaza para este alimento. Por lo general, su textura se arruinará al cabo de una hora.
Si te sobra pan en pleno verano y piensas que no es idóneo dejarlo fuera del refrigerador, aún hay una solución. Tienes que cortarlo en rebanadas pequeñas o del tamaño que suelas comer, y congelarlas.
Cada vez que necesites una rebanada de pan quítala con tiempo del congelador, déjala durante algunos minutos con un paño húmedo por encima y envíala al horno cinco minutos para que se recupere. Realizando este procedimiento, conseguirás que quede caliente en su interior y crujiente en su corteza.
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