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Soy piloto de Iberia y esto es lo que sentimos cuando la gente aplaude al aterrizar: «Yo creo que…»

Piloto de Iberia
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Volar se ha convertido en parte del día a día para millones de personas alrededor del mundo. Ya sea por ocio o por trabajo, subirse a un avión es una experiencia cada vez más común. Sin embargo, hay comportamientos que siguen llamando la atención y generando cierto debate, como el curioso gesto de aplaudir cuando el avión ha aterrizado. ¿Es una forma de agradecer? ¿Un acto de alivio? ¿Una simple costumbre? Lo cierto es que, pese a lo habitual que pueda resultar para algunos pasajeros, el aplauso genera distintas interpretaciones, tanto en quienes viajan como en quienes pilotan la aeronave, tal y como explica Ramón Vallès, piloto de Iberia.

Para los pasajeros, el aterrizaje es uno de los momentos más tensos del vuelo, y el hecho de que el avión toque tierra puede ser motivo de celebración. Sin embargo, lo que muchos no saben es que los pilotos, quienes están inmersos en una de las fases más exigentes y delicadas de su trabajo, no escuchan los aplausos. «Es un momento de máxima concentración», señala Vallès, «y aunque haya aplausos, no solemos enterarnos a menos que algún auxiliar de vuelo nos lo comente después».

Lo que opina un piloto de Iberia sobre la gente que aplaude

Vallès compartió su visión sobre este tema en una reciente entrevista en el pódcast «Mami, ¿qué dices». Durante el aterrizaje, los pilotos están completamente concentrados, tanto por cuestiones técnicas como por seguridad. Además, el diseño de la cabina, que incluye aislamiento acústico, y el uso obligatorio de auriculares que los mantienen en contacto con la torre de control, hace que los sonidos provenientes de la cabina de pasajeros apenas se escuchen.

Desde el punto de vista del pasajero, aplaudir al aterrizar puede parecer un acto lógico. Especialmente en vuelos largos, con condiciones meteorológicas complicadas o en aeronaves que han sufrido alguna turbulencia, el alivio que se experimenta al volver a tener los pies en tierra firme puede ser tan grande que la gente simplemente aplaude sin pensarlo demasiado.

El piloto de Iberia considera que este gesto no está necesariamente ligado a una nacionalidad específica, aunque admite que ha notado que los pasajeros norteamericanos tienden a hacerlo con más frecuencia. Sin embargo, subraya que lo determinante no es tanto la procedencia del pasajero como la experiencia vivida durante el vuelo: si ha sido movido o si ha habido retrasos, las probabilidades de que la gente aplauda aumentan considerablemente.

Aunque este comportamiento se suele asociar a ciertos países, como España, Italia o naciones de América Latina, lo cierto es que aplaudir tras un aterrizaje no es una práctica exclusiva de una sola cultura. Vallès apunta que, en vuelos complicados, el aplauso se vuelve un reflejo instintivo, independientemente de la procedencia de quienes viajan a bordo.

Contrario a lo que se podría pensar, los pilotos no suelen tomarse el aplauso como un halago directo. En parte, porque muchas veces ni siquiera saben que ha sucedido, y en parte porque su mente sigue operando en modo técnico incluso después del aterrizaje. Además su percepción del vuelo está profundamente marcada por la rutina.

Este contraste entre lo que vive el pasajero y lo que experimenta el piloto es una constante en la aviación. Mientras que los viajeros enfrentan el vuelo como una situación puntual que puede generar nervios, miedo o ansiedad, los pilotos se rigen por protocolos estrictos, análisis constantes de variables y una formación que los prepara para tomar decisiones bajo presión.

¿Es innecesario?

Existe un debate en redes sociales y foros de viajeros sobre si aplaudir al aterrizar es necesario, ridículo o simplemente molesto. Algunos lo consideran una costumbre anticuada, mientras que otros lo defienden como una expresión sincera. En el fondo, la existencia de este gesto evidencia algo más profundo: volar, aunque cada vez más habitual, sigue siendo una experiencia cargada de emociones.

A pesar de que la aviación moderna ha mejorado exponencialmente en términos de seguridad y tecnología, el gesto de aplaudir tras el aterrizaje se mantiene. Aunque cada vez más pasajeros lo ven como innecesario o embarazoso, los aplausos siguen existiendo, especialmente en vuelos con condiciones adversas.

En definitiva, el aplauso al aterrizar no es solo una reacción automática, sino un reflejo del viaje emocional que muchas personas viven en el aire. Para los pilotos, puede pasar desapercibido en medio de la concentración y el aislamiento técnico. Para los pasajeros, en cambio, es una manera sencilla pero poderosa de canalizar emociones acumuladas, especialmente tras un vuelo complicado.

Lejos de ser un gesto trivial, puede verse como una forma de conexión humana en un entorno impersonal. Tal vez no cambie nada para los pilotos, pero sí tiene un significado para los pasajeros. Y aunque a algunos les parezca innecesario, hay algo profundamente auténtico en ese acto reflejo que aparece justo cuando las ruedas tocan tierra: la necesidad de expresar alivio, gratitud y humanidad, todo al mismo tiempo.

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