Psicología

¿Por qué nos suena diferente ( y no nos gusta ) nuestra voz grabada?

voz grabada
Descubre por qué la voz nos suena tan distinta cuando la grabamos
Blanca Espada

Seguramente habrás grabado tu voz en un mensaje para enviar por WhatsApp p o tendrás vídeos en los que sales hablando y seguramente te pasará siempre lo mismo: piensas que tu voz suena muy distinto a cómo crees que suena en realidad y como le ocurre a prácticamente todo el mundo, no te gusta para nada pero ¿Por qué nos suena diferente ( y no nos gusta ) nuestra voz grabada? La razón tiene que ver con la  fisiología pero también con la psicología.

Voz diferente al escucharla

Una de las principales razones por las que tu voz te suena distinto cuando las escuchas grabadas se debe a que tu cerebro la interpreta de manera distinta a cuando te estás escuchando a ti mismo mientras hablas.

Por otro lado, lo registrado en la grabación viaja por el aire hasta llegar a tus oídos. El sonido hace que vibre el tímpano así como los huesos en los oídos y estos hacen que pase a cóclea, que hace que el sistema nervioso se active y envía la señal auditiva al cerebro.

Todo un viaje que cuando hablamos se produce de manera interna. De hecho al hablar y escucharnos mientras lo hacemos, el sonido interno va directamente a través de los huesos del cráneo y aunque la conducción del sonido es tanto interna como externa, es la parte ósea interna  la que por lo visto hace que las frecuencias bajas aumenten y por norma, todos pensemos que tenemos la voz algo más grave a como suena en realidad.

La sorpresa llega cuando escuchamos nuestra voz grabada y nos damos cuenta que es mucho más aguda y que incluso se oye más alto de lo que pensamos lo que en la mayoría de los casos, hace que tengamos mucha vergüenza y no queramos que nadie nos oiga.

El aspecto psicológico

Al margen del motivo fisiológico del porqué nuestra voz nos suena distinta cuando la escuchamos grabada y no nos gusta, existe otro que tiene que ver con la psicología y en concreto con nuestra identidad.

Hablamos a diario y estamos acostumbrados a oírnos de un modo que hace que nos identifiquemos con nosotros mismos, pero al escucharnos grabados nos damos cuenta que nuestra voz es en realidad distinta y que es así como la oyen los demás, por lo que por un momento tenemos la sensación de que no somos quienes creemos.

Por este motivo rechazamos esa voz, pero no debemos hacerlo ya que no podemos hacer nada para cambiarla y lo único que nos queda por hacer es un simple ejercicio: escucharnos varias veces en distintas grabaciones de voz hasta que nos acostumbremos.

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