El sorprendente motivo por el que alzamos la voz cuando hacemos una videollamada
Cuando la calidad de una videollamada empeora, tendemos a gesticular más y a subir el tono de voz para que nuestro interlocutor nos entienda mejor. ¿Pero es útil?
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Con la pandemia, nos hemos acostumbrado a asistir a reuniones de trabajo a través de aplicaciones como Zoom y ver a nuestros compañeros de medio cuerpo. Sin embargo, a lo que todavía tenemos que acostumbrarnos es a usar el tono de voz adecuado: durante una videollamada, de hecho, muchos de nosotros gritamos y gesticulamos como si nos acabara de picar una avispa. ¿Pero por qué lo hacemos?. Descubramos ahora el motivo por el que alzamos la voz durante una videollamada a partir de las conclusiones que han surgido dentro de un estudio que se realizó.
Alzar las voz en una videollamada
Según un estudio publicado en la Royal Society Open Science , la culpa por la que alzamos la voz, e incluso gesticular en exceso, durante una videollamada sería la mala conexión pero además, algo sorprendente: nuestra capacidad innata por comunicarnos incluso cuando no tenemos el medio para hacerlo (en este caso una mala calidad de imagen o de sonido en la videollamada). De hecho, cuando la calidad de la imagen baja, tendemos a hacer eso demostrando que la comunicación no pasa solo por las cuerdas vocales.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron las videollamadas de veinte parejas de participantes, durante las cuales la calidad del video fue cambiando en diez pasos de excelente a mala. Tan pronto como la calidad de la imagen comenzó a deteriorarse, los gestos de los interlocutores se hicieron más amplios y frecuentes; sin embargo, cuando el empeoramiento continuó y el video arrojó una imagen borrosa de la pareja, los gestos disminuyeron en intensidad, probablemente porque ya no se consideraban necesarios para comunicarse.
A medida que empeoraba la comunicación, también cambió el tono de la voz: los participantes aumentaron el volumen en 5 decibelios, una cantidad que está a medio camino entre el sonido de una pluma al caer (0 decibelios) y nuestra respiración (10 decibelios). El tono, por otro lado, se mantuvo en el mismo nivel incluso cuando la gesticulación disminuyó, de modo que incluso sin una imagen nítida siguieron elevando la voz, algo que por cierto también hace mucha gente cuando habla por teléfono.
No se trata sólo de voz
Estos resultados muestran que la comunicación no solo pasa por el lenguaje verbal , sino que está integrada por un sistema de señales visuales y auditivas que trabajan en conjunto para transmitir un mensaje. «Para compensar la baja calidad del video, las personas “exageran” sus gestos, permitiendo así que el interlocutor entienda el significado de lo que quiere decir aunque no se vea bien», explica James Trujillo, coordinador del estudio. quien subraya sin embargo que levantar la voz probablemente no ayude mucho.