‘National Geographic’ no lo ha dudado: esta piscina natural es la mejor de España por sus aguas turquesas


Cuando pensamos en la Comunidad Valenciana, nuestra mente vuela hacia sus playas doradas, sus chiringuitos frente al mar o sus animadas ciudades costeras. Sin embargo, hay otra cara del Levante español que suele pasar desapercibida: la belleza intacta de su interior montañoso. Entre barrancos, senderos y pequeños pueblos con encanto, se esconde un lugar tan especial que ha conquistado incluso a National Geographic, siempre en busca de los rincones más asombrosos del mundo.
Se trata del Charco Azul, una piscina natural de aguas transparentes, rodeada de rocas imponentes y con un embarcadero que parece sacado de una postal exótica. Situado en el término municipal de Chulilla, un encantador pueblo valenciano con alma medieval, el Charco Azul es el destino perfecto para quienes desean escapar del bullicio y reconectar con la naturaleza. Aquí no sólo se respira tranquilidad, sino también historia, aventura y una belleza difícil de encontrar en otros lugares.
El Charco Azul, una joya natural con aguas cristalinas
Entre los muchos rincones que esconde Chulilla, hay uno que destaca por encima de todos: el Charco Azul. Se trata de una piscina natural de aguas limpias y tranquilas, ubicada entre las hoces del río Turia, en pleno Paraje Natural Municipal de Los Calderones. Este paraje se ha convertido en uno de los más visitados y fotografiados de la zona, en parte gracias a su fotogénico embarcadero de madera, que parece flotar sobre el agua turquesa.
El nombre de este lugar no es casual. El «charco» hace referencia al pequeño embalse creado por una antigua infraestructura hidráulica de origen árabe: una represa o «azud» construida en el siglo XII para regar los campos del valle. Esta intervención ha permitido la formación de una laguna natural que hoy en día es un lugar perfecto para darse un chapuzón, sobre todo en los días calurosos del verano mediterráneo.
El baño en el Charco Azul de Chulilla es una experiencia refrescante y única que combina naturaleza, historia y tranquilidad. Gracias a las aguas cristalinas del río Turia, retenidas por un antiguo azud de origen árabe, este pequeño embalse natural se ha convertido en uno de los lugares preferidos para quienes buscan escapar del calor en el interior de la provincia de Valencia. A diferencia de las playas saturadas de la costa, aquí el entorno es mucho más sereno y rodeado de naturaleza.
Ruta de los Puentes Colgantes
La forma más habitual de llegar al Charco Azul es a través de la conocida Ruta de los Puentes Colgantes, también llamada Ruta de los Pantaneros. Este recorrido circular, de poco menos de ocho kilómetros y dificultad baja, es perfecto para realizar con niños o personas poco acostumbradas al senderismo.
El sendero comienza en las afueras del pueblo de Chulilla y sigue el curso del río Turia, adentrándose en un cañón de paredes verticales que en algunos tramos superan los 80 metros de altura. Durante el trayecto, se cruzan dos puentes colgantes suspendidos sobre el desfiladero, cada uno de ellos con unos 15 metros de altura y 20 metros de largo. Aunque puedan parecer impresionantes, su paso es completamente seguro y ofrece una perspectiva única del paisaje.
Chulilla: un pueblo con alma medieval entre montañas
Chulilla, ubicado a poco más de una hora de Valencia, es un encantador pueblo de origen musulmán que se asienta en un paisaje montañoso perfecto para quienes disfrutan de la tranquilidad. Sus casas blancas, agrupadas alrededor de un castillo en ruinas, se funden con las rocas que forman el impresionante cañón del río Turia, creando una estampa que parece detenida en el tiempo.
Sus raíces históricas se remontan al siglo XII, cuando se construyó un azud para aprovechar las aguas del Turia y regar los campos cercanos, reflejando la importancia agrícola de la zona en la época medieval. El castillo, que domina el valle desde lo alto, y las calles empedradas del casco antiguo mantienen vivo el espíritu tradicional de Chulilla. La combinación de patrimonio histórico y entorno natural convierte a este pueblo en un destino ideal para quienes buscan cultura, naturaleza y aventura en el interior de la Comunidad Valenciana.
Además del famoso Charco Azul, la localidad ofrece muchos otros rincones con encanto. El castillo medieval, en lo alto del pueblo, brinda vistas espectaculares del cañón del Turia. Pasear por su casco histórico, con calles estrechas y casas encaladas, es un viaje al pasado. También destacan los miradores de Compuertas y la Carrucha, perfectos para fotografías.
Chulilla se ha convertido en uno de los destinos más auténticos y sorprendentes del interior de Valencia, gracias a su entorno natural único y su emblemática Ruta de los Puentes Colgantes. Este sendero, que atraviesa impresionantes cañones y ofrece vistas espectaculares, desemboca en el famoso embarcadero de madera del Charco Azul, un lugar de gran belleza y calma. Su combinación de historia, naturaleza y tranquilidad ha sido reconocida incluso por National Geographic, que destaca su encanto como si fuera un paraíso lejano.