El futuro ya cocina: así son los electrodomésticos inteligentes que conquistan el mercado

¿Quién iba a decir hace unos años que una lavadora podría “pensar” por sí sola? Que te avisaría al móvil cuando terminase de lavar, que elegiría el programa adecuado según la ropa que le pongas… Y sin que tú tengas que mover un dedo. Parece cosa del futuro, pero lo cierto es que ya está aquí, actuando de forma poderosa para transformar completamente la forma en que, hasta ahora, habíamos entendido las tareas domésticas.
Los catálogos de cualquier tienda de electrodomésticos se están transformando con la llegada de frigoríficos que recomiendan recetas con lo que tienen dentro, hornos que se apagan solos cuando la comida está preparada, lavadoras que calculan el detergente exacto que se debe utilizar… Lo que antes era una función extra, ahora es casi imprescindible, y está mucho más desarrollada. La razón por la que los electrodomésticos inteligentes avanzan rápidamente conquistando los hogares es que nos hacen la vida más fácil, ayudando a optimizar los consumos y a lograr una forma de vida mucho más ecológica y sostenible.
Cuando los electrodomésticos aprenden del usuario
Podríamos pensar que todo esto va de tener Wi-Fi en la nevera, pero esto es solo el principio, es lo que no se percibe en primera instancia lo verdaderamente interesante, es decir, el sistema que hay detrás. Se trata de la aplicación diaria y efectiva de la Inteligencia Artificial con programas que aprenden de los hábitos personales, mejorando con ello el uso que se les da. Si sueles lavar la ropa los domingos por la tarde, la próxima vez que entres en la app, la lavadora te propondrá ese momento como sugerencia. Y si detecta que estás metiendo tejidos delicados, ajustará la temperatura y el centrifugado sin que tengas que preocuparte por nada.
Las lavadoras con IA son, quizá, el mejor ejemplo. Modelos como la popular LG F4-WR6013A0W, con capacidad para 13 kg y 1400 revoluciones por minuto, ya ofrecen programas automáticos que se adaptan al peso de la ropa, al tipo de tejido y al nivel de suciedad. Un trabajo que se traduce en mejores resultados y en un ahorro real de agua, electricidad y detergente. El aparato toma decisiones por ti, basadas en lógica, y con el objetivo de mejorar la calidad de vida de cada usuario.
El móvil como mando a distancia
No hay que estar en casa para controlar lo que pasa en casa. Esa es otra de las grandes ventajas de esta nueva generación de electrodomésticos con IA. Desde una aplicación en el móvil puedes encender el lavavajillas, ajustar la temperatura del aire acondicionado o recibir un aviso si la puerta del frigorífico se ha quedado abierta. Todo en tiempo real. Y si usas asistentes de voz, como Alexa o Google Home, ni siquiera tendrás que tocar el teléfono.
Este tipo de control remoto es cómodo, pero también permite una gestión más eficiente de la energía. Por ejemplo, puedes programar el encendido de los aparatos en las horas en las que la luz es más barata, algo que cada vez más familias tienen en cuenta con las tarifas variables.
Novedades reales que ya están en el mercado
A veces se habla de “innovación” en el hogar con electrodomésticos inteligentes como si fuera una promesa a futuro, pero aquí ya hay casos muy concretos. Campanas extractoras que detectan automáticamente el vapor y ajustan su potencia, hornos que se limpian solos después de hornear, frigoríficos que te avisan cuándo va a caducar la leche y te sugieren platos con los ingredientes que tienes a mano. No, no es ciencia ficción, es el catálogo de cualquier fabricante puntero en 2025.
Y, por si fuera poco, algunos modelos están conectados entre sí. La placa de inducción le dice al extractor que hay algo cocinándose y este se activa sin que tú hagas nada. El horno “sabe” cuánto pesa el pollo y calcula por sí solo el tiempo de cocción. Todo esto, por supuesto, acompañado de diagnósticos automáticos que detectan fallos y los notifican directamente al servicio técnico.
¿Y todo esto para qué? ¿Cuáles son sus beneficios prácticos?
Es fácil pensar que estos avances están hechos solo para los más techies, pero en realidad, los beneficios de los electrodomésticos inteligentes se notan en el día a día ganando tiempo, evitando errores, reduciendo gastos y, en muchos casos, dejando atrás las preocupaciones que producen las tareas que antes consumían mucha energía mental.
Hay también un componente de seguridad. Si el horno se apaga solo, no corres el riesgo de olvidarte, si la lavadora detecta un fallo, lo avisa antes de que se convierta en una avería seria. Y si el frigorífico controla el estado de los alimentos, se reduce el desperdicio alimentario.
Por otro lado, en un momento en el que todo sube, la eficiencia energética es más importante que nunca. Aquí, los electrodomésticos con IA también destacan notablemente. Gracias a sensores precisos, miden en tiempo real el consumo de agua, luz y productos como el detergente, y ajustan sus programas para evitar cualquier derroche.
Además, cada vez más marcas apuestan por modelos con etiquetas energéticas de máxima eficiencia (letras A, B o incluso superiores según el estándar revisado). La diferencia entre uno de estos modelos y uno convencional puede suponer un ahorro considerable a lo largo del año. Y no solo en la factura, también en el impacto ambiental.
En definitiva, no se trata de llenar la casa de gadgets sin sentido, sino de apostar por tecnología que realmente aporta valor. Una lavadora inteligente no es solo “más moderna”: es más útil, más limpia, más consciente y, en última instancia, más humana.