El desconocido castillo flotante que esconde la playa más mágica de España


En la costa de la provincia de Cádiz, se encuentra uno de los rincones más misteriosos y fascinantes de Andalucía: el Castillo de Sancti Petri. Ésta emblemática fortaleza, que parece flotar sobre las aguas turquesas del mar de la Bahía de Cádiz, no sólo se alza como una fortaleza impresionante, sino que también esconde en su historia vestigios de un antiguo santuario romano dedicado a Hércules. Lo que hoy es un castillo flotante con siglos de historia, alguna vez fue un lugar sagrado, lleno de leyendas y riquezas, donde se rendía culto a Melkart, la deidad fenicia identificada con Hércules por los romanos.
Este castillo, que alguna vez fue testigo de batallas y conquistas, ha resistido el paso del tiempo y sigue siendo un lugar de referencia en la región. Su restauración y conservación como Bien de Interés Cultural en 1993 ha permitido que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de su historia y su belleza. Hoy en día, los pescadores aún saludan al castillo al pasar por su frente, tal como lo hacían los marineros en tiempos antiguos.
El castillo flotante de Sancti Petri
El Castillo de Sancti Petri no siempre fue una fortaleza. En sus orígenes, este islote en medio del mar albergaba un templo construido por los fenicios. Los antiguos navegantes fenicios, como relata Estrabón en su obra «Geografía», levantaron allí un santuario dedicado a Melkart, la deidad protectora de los marineros, que con el paso del tiempo fue identificado con Hércules por los romanos.
Este templo fue considerado uno de los más importantes del mundo antiguo, un lugar de peregrinaje y de gran importancia religiosa. Los restos arqueológicos hallados en la zona, como fragmentos de estatuas y otros objetos de gran valor histórico, testifican la magnitud de este centro de culto.
El templo a Melkart se encontraba en el extremo oriental de la isla, cerca del islote de Sancti Petri, donde se descubrieron los cimientos en 1730 durante una bajamar extraordinaria. En los años posteriores, se encontraron más restos, incluyendo una impresionante estatua de mármol que representaba a un emperador romano heroizado. A lo largo de la historia, el santuario fue saqueado, destruido y transformado, pero dejó un legado que aún perdura en los relatos y en los restos arqueológicos que se pueden visitar hoy.
A medida que avanzaba el tiempo, el Templo de Hércules fue perdiendo su función religiosa. El auge del cristianismo y las invasiones que sufrieron las costas del sur de España provocaron la decadencia de este lugar sagrado.
Los ataques de piratas y la explotación del islote como cantera de piedra transformaron gradualmente el lugar. Sin embargo, el islote no perdió su importancia estratégica. En el siglo XVI, con el objetivo de proteger la zona de los ataques piratas, se comenzó a construir una torre de vigilancia que más tarde se consolidaría como un castillo.
Este castillo se convertiría en una de las principales fortificaciones en la defensa de las costas gaditanas. Durante el siglo XVIII, el Castillo de Sancti Petri se consolidó como un poderoso baluarte de defensa, especialmente durante la guerra contra los piratas. Su ubicación en el mar lo convertía en un punto clave para controlar el estrecho acceso a la bahía de Cádiz, y su relevancia aumentó aún más durante la Guerra de Independencia, cuando fue atacado por las tropas francesas.
El castillo, en su época de mayor esplendor, era una fortaleza estratégica que controlaba el paso de barcos y aseguraba la seguridad de la región. La presencia de torreones, murallas y fortificaciones le otorgaba un aire imponente y formidable. Sin embargo, con el tiempo, el castillo fue perdiendo su importancia como centro defensivo, y pasó a ser considerado más una ruina de guerra que una pieza fundamental de la defensa costera.
Visita
Hoy en día, el Castillo de Sancti Petri es un punto de interés turístico, donde se puede conocer su historia mientras se disfruta de unas vistas impresionantes del mar de la Bahía de Cádiz. Desde la playa de La Barrosa, el castillo parece flotar en el horizonte, rodeado por las aguas del mar, como un faro del pasado.
Para acceder al castillo flotante, los visitantes deben coger un barco o realizar una pequeña travesía en kayak o paddle surf. El recorrido hasta el castillo es una experiencia única que permite disfrutar de la belleza del entorno natural mientras se navega hacia una de las fortalezas más emblemáticas de Andalucía. Al llegar, un embarcadero de piedra permite el acceso al interior de la fortaleza, donde se puede recorrer su patio de armas y las diversas estancias de la fortaleza.
El castillo tiene un estilo austero, con paredes de piedra ostionera local y almenas blancas que reflejan la luz del sol. Los torreones y murallas, que alguna vez defendieron las costas, ahora ofrecen una vista panorámica increíble de la bahía circundante.