Cuando hace frío es mejor respirar por la nariz por este motivo: tiene todo el sentido
Durante el invierno en España, el Ministerio de Sanidad ha implementado el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Bajas Temperaturas 2023-2024, que busca contrarrestar los efectos adversos del frío intenso en la salud. Además de prevenir la hipotermia y congelación, el plan destaca la importancia de respirar por la nariz en lugar de hacerlo la boca, dado que las bajas temperaturas afectan las defensas del organismo, incrementando el riesgo de enfermedades respiratorias como resfriados, gripes y neumonías, así como el agravamiento de condiciones crónicas como enfermedades cardiacas y respiratorias, afectando particularmente a personas mayores, niños y pacientes crónicos.
La importancia de respirar por la nariz cuando hace frío
El Ministerio de Sanidad recomienda la respiración nasal durante la temporada invernal para calentar y humidificar el aire antes de llegar a los pulmones, reduciendo el impacto del frío en el cuerpo. Sin embargo, esta recomendación es válida en cualquier momento, ya que la respiración nasal ofrece ventajas como filtrar impurezas, humedecer y calentar el aire, proteger las cuerdas vocales y aumentar los niveles de oxígeno en sangre. Esta técnica previene la entrada de gérmenes y patógenos, brindando una protección que no ofrece la respiración por la boca.
Asimismo, es recomendable tomar precauciones adicionales, como limitar las actividades al aire libre y realizarlas con cuidado, especialmente al estar atentos a posibles placas de hielo que puedan causar caídas. Es fundamental protegerse del frío y la humedad cubriendo el cuello, manos y cabeza. Se aconseja usar varias capas ligeras en lugar de una gruesa, ya que esto ayuda a crear cámaras de aire aislante entre las prendas, manteniendo mejor el calor corporal.
Respirar por la boca en lugar de la nariz puede considerarse un hábito perjudicial con consecuencias significativas, especialmente para los niños. Este hábito elimina la protección natural que ofrece la respiración nasal, ya que el aire no se filtra ni se calienta, lo que aumenta el riesgo de infecciones respiratorias y alergias al pasar directamente a los pulmones. Además, puede contribuir a problemas crónicos de salud como ronquera, asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Este comportamiento puede estar relacionado con obstrucciones nasales, como una desviación del tabique nasal, alergias, asma o pólipos nasales. En algunos casos, las personas pueden haber desarrollado este hábito debido a infecciones frecuentes, especialmente en niños, lo que puede resultar en alteraciones en la mandíbula, los dientes o la estructura facial si no se aborda la causa subyacente.
Recomendaciones generales para prevenir los efectos del frío sobre la salud
El Ministerio de Sanidad recomienda extremar precauciones ante el hielo en las calles, ya que muchas lesiones relacionadas con el frío son resultado de caídas por resbalones en placas de hielo. Es aconsejable usar calzado antideslizante para prevenir accidentes. En caso de utilizar braseros o chimeneas, es importante ventilar la estancia con regularidad para evitar la acumulación de CO2. Asimismo, se sugiere ventilar la casa al menos dos veces al día, durante 15 minutos cada vez, para renovar el aire. Se recomienda apagar las estufas eléctricas y de gas durante la noche como medida de seguridad.
Es crucial evitar tomar medicamentos sin prescripción médica, ya que algunos pueden exacerbar los problemas asociados con la exposición al frío. Se aconseja una alimentación variada, incluyendo frutas diariamente, además de mantenerse hidratado con líquidos, especialmente agua y bebidas calientes, mientras se evita el consumo de alcohol, el cual reduce la sensación de frío. Es importante mantenerse informado sobre las previsiones meteorológicas antes de salir de casa para tomar precauciones adecuadas.
Y, por último, la vacunación contra la gripe se recomienda especialmente para personas mayores de 65 años y aquellas que sufren de enfermedades crónicas, tales como problemas cardiopulmonares, metabólicos o inmunodepresión.