Papa León XIV

Así es como se pronuncia el nombre del Papa León XIV: no es como Juan Pablo II

Nombre de León XIV
León XIV.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En el uso cotidiano del lenguaje, ciertos detalles que parecen menores pueden generar confusión, especialmente cuando se trata de aspectos tan simbólicos como el nombre del Papa León XIV. Una de las preguntas más frecuentes cuando se anuncia la elección de un nuevo Papa gira en torno a cómo pronunciar su nombre correctamente si este incluye números romanos. Aunque muchas personas optan por leer estos números como ordinales, la norma académica recomienda algo distinto a partir de cierta cifra. Este matiz lingüístico, aunque técnico, es clave para mantener una expresión precisa y respetuosa de las convenciones eclesiásticas y lingüísticas.

La Ortografía de la lengua española, elaborada por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, ofrece una guía clara sobre cómo se debe interpretar la numeración romana en nombres de figuras históricas o religiosas como reyes, papas o emperadores. En este contexto, es importante tener en cuenta no sólo la escritura, que mantiene los números romanos, sino también la forma correcta de leerlos en voz alta. Este criterio tiene implicaciones prácticas en medios de comunicación y discursos oficiales, donde el rigor lingüístico es indispensable.

¿Cómo se lee correctamente el nombre León XIV?

Al referirse al Papa León XIV, la forma apropiada de leer su nombre no es «León decimocuarto», como algunos podrían suponer aplicando una lógica ordinal. La Ortografía de la lengua española establece que se debe leer como «León catorce». Esta indicación puede sorprender a quienes están habituados a expresar números romanos como ordinales en todos los casos. Sin embargo, los números romanos en nombres de papas, monarcas o emperadores se leen como ordinales sólo hasta el número diez. A partir de ese punto, lo más correcto es utilizar la forma cardinal.

Es decir, mientras que Juan Pablo II se debe leer «Juan Pablo segundo», en el caso de León XIV lo adecuado es «León catorce». No se trata de una preferencia arbitraria, sino de una convención lingüística aceptada internacionalmente en el ámbito hispano. La propia Ortografía de la lengua española detalla que el número diez es un caso flexible, ya que se puede decir «León diez» o «León décimo». A partir del once, sin embargo, el uso del cardinal es lo normativo.

A pesar de esta regla para los nombres papales, sí se pueden usar los ordinales en ciertos contextos narrativos o descriptivos. Por ejemplo, en una frase como «es el decimocuarto Papa en adoptar el nombre de León», tanto «decimocuarto» (en una sola palabra) como «décimo cuarto» (en dos palabras) son formas válidas. En estos casos, no se está nombrando al Papa directamente, sino que se hace una referencia estadística o histórica.

Este uso del ordinal está regulado también por las normas ortográficas: cuando se escribe en una sola palabra («decimocuarto»), no lleva tilde porque es una palabra grave terminada en vocal; en cambio, si se opta por la forma analítica («décimo cuarto»), la palabra «décimo» sí lleva tilde, ya que se trata de una esdrújula. Es importante distinguir entre estos contextos para evitar errores innecesarios.

Nacionalidades compuestas

Más allá del nombre, otro punto que merece atención en el caso de León XIV es la manera adecuada de referirse a su nacionalidad. En caso de que el papa tenga doble ciudadanía, como por ejemplo peruana y estadounidense, la opción más recomendable desde el punto de vista lingüístico es utilizar el gentilicio «peruanoestadounidense», todo junto y sin guion. Esta forma compuesta es más clara y precisa que «estadounidenseperuano», y evita ambigüedades en la estructura del enunciado. Además, es una construcción reconocida en el ámbito académico y periodístico.

A menudo, en los medios se recurre a la expresión «norteamericano» como sinónimo de «estadounidense». Sin embargo, esta equivalencia no es del todo exacta. «Norteamericano» engloba a los habitantes de todo el subcontinente, que incluye a México y Canadá, además de Estados Unidos. Por ello, en contextos en los que se necesita una identificación precisa, lo preferible es usar «estadounidense». Por la misma razón, el uso de «americano» para referirse a alguien de Estados Unidos no se considera adecuado, ya que América es un continente completo, no un país.

Más allá de una cuestión de forma, estas pautas lingüísticas son importantes porque reflejan una manera culta, precisa y respetuosa de comunicarse. La lengua no sólo es un vehículo para transmitir información, sino también una herramienta para preservar la tradición y honrar la historia. En el caso del papado, una institución con siglos de antigüedad, la manera en que nos referimos a sus figuras tiene un peso simbólico considerable.

Llamar correctamente a León XIV «León catorce» no es una simple exigencia académica; es un acto de coherencia con una tradición que une lo eclesiástico y lo lingüístico. La lengua española, con su riqueza y su flexibilidad, nos brinda las herramientas para hacerlo bien. Sólo hace falta que estemos dispuestos a usarlas.

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