Los vecinos de Fuenteodra (Burgos) logran los 30.000 € necesarios para salvar su iglesia gótica del S. XVI
Hace apenas una semana, Hispania Nostra –asociación que defendiende, salvaguarda y pone en valor del Patrimonio Artístico– lanzaba una llamada a toda la sociedad para conseguir los casi 20.000 euros que hacían falta para completar los 30.437 euros necesarios para comenzar la restauración de la iglesia de Fuenteodra, un pequeño pueblo de siete habitantes en Burgos. La campaña, iniciada por la Asociación Cultural Manapites a través de la plataforma de micromecenazgo de Hispania Nostra, concluye el 7 de diciembre, por lo que es posible aún seguir colaborando con ella.
A pesar de la crisis económica, la respuesta ha desbordado las expectativas más optimistas. Ha habido más de 420 microdonantes, la mayoría nacionales, pero también algunos de fuera de nuestras fronteras, han hecho posible alcanzar la cifra con aportaciones que han ido desde los 10 euros hasta los 1.000 euros.
Primera fase para rescatar la torre campanario
Con este objetivo conseguido, se va a poner en marcha la primera fase para rescatar la torre campanario, instalando una cubierta completamente nueva y la restauración de los dos campanillos del siglo XVIII. Las actuaciones de rehabilitación que se contemplan en el proyecto elaborado por los arquitectos Florentino Díez e Ignacio Vela se resumen en la retirada de entramado de cubierta y de su cobertura, la disposición de nuevo entramado de cubierta, tablero y cobertura y la disposición de albardillas y colocación de redes anti-aves en huecos de torre. El tiempo de realización de la obra está estipulado en un mes.
Los técnicos barajan cantidades en torno a los 300.000 euros, divididos en fases. La siguiente pasa por la consolidación de muros y cubiertas para evitar el derrumbe. Además de comenzar las obras, esta primera fase se muestra como fundamental para optar a la siguiente convocatoria del conocido como «Convenio de las Goteras» que financian entre el Arzobispado y Diputación de Burgos para rehabilitar templos -objetivo último para conseguir financiación y salvar la iglesia-.
Un pueblo de Burgos con la mitad de densidad de población que Siberia
Fuenteodra, en Burgos, registra una densidad de población de 1,62 habitantes por km cuadrado. Es decir, la mitad de lo que tiene Siberia, con poco más de 3. Sin embargo, la propia Unesco se fijó en este enclave de la España abandonada para declararlo hace unos años Geoparque Mundial de Las Loras.
Un entorno natural absolutamente privilegiado lo avala. Y también patrimonial. Aquí es donde entra en juego la iglesia de San Lorenzo, altiva, enhiesta y elegante, lo que le ha valido el sobrenombre de La Dama de Las Loras. Construida en el siglo XVI sobre un promontorio que corona Fuenteodra, fue testigo de la última misa que se celebró en su interior hace ya 15 años.
Después, la combinación de la escasez de vocaciones sacerdotales y los pocos habitantes del municipio, condenaron al templo gótico al olvido. Con el tiempo comenzaron a aparecer las primeras grietas y humedades, después llegaron algunos desprendimientos, y la preocupación de los 7 habitantes de Fuenteodra creció al comprobar cómo la iglesia donde habían sido bautizados, donde habían hecho su Primera Comunión, donde se habían casado y habían velado a sus muertos, poco a poco se venía abajo.
Fue entonces cuando decidieron reunirse y formar la Asociación Cultural Manapites, para “evitar el colapso y ruina de esta iglesia única, imagen inseparable del Geoparque Mundial de la UNESCO Las Loras”, según afirma su presidente, el paisajista e ingeniero Javier Maisterra. Y poco después acudieron a la asociación Hispania Nostra, con el objetivo de poner en marcha una campaña de micromecenazgo.
Un templo muy singular de estilo gótico flamígero
La Iglesia de San Lorenzo Mártir de Fuenteodra es un templo muy singular de estilo gótico flamígero (siglo XVI) caracterizado por unos elementos arquitectónicos y decorativos que le hacen único, representando, sin duda alguna, el patrimonio más importante de la zona. Consta de una sola nave muy estilizada en altura, con dos tramos de bóvedas estrelladas y nervaturas de piedra.
Su ábside es poligonal con potentes contrafuertes. Tiene una portada renacentista tapiada con arco rebajado, con columnas y hornacina con santo, situada en la cara oeste de la torre. Y otra, la actual en el sur, tiene arco de medio punto moldurado. La torre es cuadrada, almenada (con aspecto inconfundible de torre de carácter defensivo) con óculo a medio hastial sobre la puerta tapiada, con cinco huecos, en los cuales se encuentran dos campanas y dos campanillos, estando uno vacío.
Consta de tres pisos: el inferior, donde está el baptisterio, el intermedio que corresponde al coro y rematado como el inferior por una bóveda renacentista y finalmente el último que es el campanario. La altura de la torre supera los veinte metros. Lamentablemente la iglesia se halla en un estado de abandono total desde hace décadas, encontrándose hoy en día en grave riesgo de derrumbe y ruina irreversible, por lo que se cerró al culto hace más de quince años.
Está incluida en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra, como patrimonio en riesgo de desaparición desde enero de 2020. Su ruina, inminente de no actuar de inmediato, supone un serio riesgo sobre las viviendas aledañas y asestaría un golpe moral muy duro sobre la memoria y el sentir de un pueblo y sus habitantes.
“Nuestra iglesia está muy malita. Los técnicos piensan que de no actuar con celeridad y contundencia no pasará el invierno. El diagnóstico es muy triste y no ofrece dudas. Cubierta, bóvedas y muros no pueden más y empiezan a mostrar síntomas irreversibles de fatiga tras tantos años de desidia y abandono”, lamenta Javier Maisterra.
“Somos conscientes de que este primer viaje con destino a la cubierta y el campanario de la torre va a mostrar a la sociedad nuestro coraje y determinación ante un objetivo más amplio y hermosos que es salvar la iglesia de San Lorenzo Mártir y dotarla de un Proyecto Cultural dinámico y atractivo basado en el Paisaje Cultural que vuelva a colocarla con todo su esplendor en el centro de la sociedad local, esta vez actualizada al siglo XXI”, añade Maisterra.
El peculiar caso de su pila de bautismal: nunca se vacía
Nada más entrar en el templo, a mano derecha, se encuentra una gran concha de piedra incrustada en el muro de la iglesia que se usaba como pila de agua bendita. Siempre se encuentra rebosante de agua cristalina, pero, curiosamente, nadie la llena.
“En esta época, con las lluvias y toda la humedad que tienen las paredes de la iglesia, puede ser normal que se llene de agua. Pero yo la he visto en agosto, cuando llevaban muchos días sin llover, y la pila de agua bendita seguía teniendo agua”, explica Maisterra.