Por qué Harvey Weinstein no va a ser condenado… pero le va a costar una fortuna
Con el procesamiento del poderoso productor cinematográfico Harvey Weinstein, la justicia parece confirmar que nadie escapa a la ley en Estados Unidos, pero su riqueza y celebridad, en particular en los casos sexuales, permiten en general que el acusado salga mejor parado.
Esta ambivalencia se verifica en el caso de Weinstein, procesado el viernes por violación y agresión sexual, pero dejado en libertad tras el pago de una fianza a la altura de sus cuantiosos recursos.
Su fortuna le permite contratar a Benjamin Brafman, un prominente miembro de la asociación de abogados de Nueva York, quien cuenta entre sus defendidos a Michael Jackson y Dominique Strauss-Kahn, exdirector gerente del FMI.
Esas dos personalidades, acusadas de agresiones sexuales, jamás fueron penalmente condenadas, saldando sus procedimientos civiles con acuerdos financieros.
9 de cada 10 casos penales sin juicio
Más que en otros países, el sistema judicial estadounidense otorga un papel importante a la negociación entre la defensa y la fiscalía. Nueve de cada 10 casos penales terminan en una pena negociada con el fiscal y no en un veredicto dictado por un jurado.
Brafman advirtió además que tiene la intención de continuar sus «conversaciones» con la fiscalía a fin de «disuadirla» de continuar el proceso contra su cliente.
Además de rodearse de los abogados más tenaces, los acusados de alto vuelo pueden apagar los escándalos y las acciones judiciales por medio de cláusulas de confidencialidad muy rígidas.
El abogado personal de Donald Trump, Michael Cohen, ha hecho de ellos su especialidad.
El dinero permite también a las celebridades lanzar sus propias investigaciones, confiadas a detectives privados, con el objetivo de desacreditar a sus acusadores.
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