Muere a los 104 años Olivia de Havilland, la última estrella del Hollywood dorado
Una de las últimas estrellas vivas de Hollywood, Olivia de Havilland (Tokio, 1916), ha muerto este sábado a los 104 años. Su mítico papel en «Lo que el viento se llevó» encarnando a la meliflua Melania Hamilton la convirtieron en mito del cine.
Ganadora de dos premios Óscar a mejor actriz protagonista por La vida íntima de Julia Norris (1946) y La heredera (1949), fue una de las estrellas de Hollywood más célebres de la década de 1940 y de la historia del cine.
Ha sido la última superviviente del cine clásico de Hollywood y, por tanto, también la última superviviente del mítico reparto de la película Lo que el viento se llevó (1939), por la que fue nominada al Óscar a la mejor actriz de reparto por su papel como Melanie Hamilton.
Era hermana de la actriz Joan Fontaine (1917-2013), con quien no mantuvo relación desde 1975 hasta el fallecimiento de esta, 38 años después.
Hija de ingleses, ella y su hermana nacieron en Tokio, pero se criaron en Saratoga con el segundo marido de la madre. Ya adolescentes, entraron al cine, ella con su nombre y apellido real, su hermana con el apellido del padrastro.
Así quedó, Joan Fontaine. Ambas, de rostro fino y expresión decidida. Y cada una, odiando a la otra desde la más lejana infancia. Olivia alcanzó rápida popularidad como partenaire de Errol Flynn en Robin Hood y otros éxitos de la Warner Bros, pero se reveló como actriz en la superproducción de David Selznick Lo que el viento se llevó, donde encarnaba a la rival en amores del personaje principal. Ese papel le dio su primera nominación al Oscar. No lo ganó, y encima su hermana pasó al frente como protagonista de dos grandes películas de Hitchcock, Rebeca y La sospecha, por la que sí ganó un Oscar.
De su primer encuentro aseguró «fue un fechazo», contaría décadas después Olivia de Havilland, recordando el impacto que le produjo su primer encuentro con Errol Flynn.
El 21 de junio de 2017, a los 100 años de edad, fue nombrada Dama del Imperio Británico por la reina de Inglaterra Isabel II, siendo la persona más longeva que ha recibido esa distinción.
Tras las muertes de Doris Day y Kirk Douglas, las vacantes de la edad dorada eran mayores que nunca. La principal y única era Olivia de Havilland