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Así rompió Vox con el PP: Aragón y Valencia no querían, Castilla y León y Murcia, sí

Aragón y Valencia intentaron sin éxito aplazar la ruptura que sí apoyaban Castilla-León y Murcia

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Ignacio Martínez

La ruptura de Vox con el PP en las cinco comunidades autónomas en que ambos partidos han gobernado juntos hasta ahora ha contado también con resistencias internas en la formación de Santiago Abascal. En concreto, representantes de la  Comunidad Valenciana y Aragón no querían romper con el PP e hicieron lo posible por impedirlo. En tanto que otros dos territorios, Castilla y León y Región de Murcia, tenían totalmente decantada su decisión hacia la ruptura. La situación llegó al punto que Comunidad Valenciana y Aragón llegaron a proponer imprimir dos velocidades para evitar que sus pactos quedaran rotos. Finalmente, esa propuesta fue desestimada. 

El planteamiento de las dos velocidades era el siguiente: una primera velocidad era la de Castilla y León y la Región de Murcia, dispuestas a romper los pactos con el PP de inmediato: «Lo tenían clarísimo», manifiestan las fuentes consultadas. Otra, la segunda velocidad, era la de Comunidad Valenciana y Aragón, cuyos consejeros, de haberse ejecutado esta opción, seguirían a día de hoy dentro de los ejecutivos autonómicos que presiden los populares Carlos Mazón y Jorge Azcón, como ellos mismos proponían.

Esta opción fue descartada por el propio Santiago Abascal, con el apoyo también de otros miembros de Vox en ambas comunidades. Estos últimos, como su líder, consideraban que la iniciativa de la ruptura debía llevarse a cabo ahora y a la vez en las cinco comunidades.

De lo contrario, la decisión trasladaría una imagen de división interna, que nadie entendería. Finalmente, Santiago Abascal acabó anunciando pasadas las 21:30 horas de este jueves en su comparecencia pública la ruptura de una sola vez en las cinco Comunidades en que Vox mantenía pacto de gobierno con el PP. Todo ello, según han confirmado fuentes del propio partido a OKDIARIO.

García-Gallardo, rupturista

Tanto Castilla y León como Murcia, al contrario que la Comunidad Valenciana y Aragón, eran firmes partidarios de la ruptura. De hecho, según las fuentes antes citadas, Juan García-Gallardo, hasta ahora vicepresidente de la Junta de Castilla y León, tenía decidido dimitir al menos días antes, pero esperó a la reunión de este jueves para seguir las pautas que marcara la dirección nacional.

Finalmente, entre unas comunidades y otras estaba Extremadura. La menos beligerante en uno u otro sentido. Y dispuesta a acatar la decisión de la dirección, fuera cual fuese.

La ruptura de los cinco gobiernos autonómicos que compartía Vox con el PP no se ha fraguado en los últimos días. El detonante ha sido la cuestión de la distribución de menores inmigrantes no acompañados. Pero, ya desde semanas atrás, la idea de la ruptura rondaba y de ello eran conocedores en las comunidades autónomas, siempre a expensas de que Santiago Abascal tomara la decisión final.

Eso explica determinados cambios que se han venido produciendo en los últimos tiempos en materia de personal en alguna de esas comunidades. En el caso de la Comunidad Valenciana, ni la presidenta de las Cortes regionales, Llanos Massó, ni el vicepresidente primero del Gobierno, Vicente Barrera, eran partidarios de la ruptura. De hecho, ambos, pero sobre todo Vicente Barrera, han defendido la continuidad del pacto valenciano. Su apuesta era la esa segunda velocidad antes explicada.

Actuar en bloque

Esta opción fue descartada. Precisamente, por uno de los principios de Vox que ha convertido en máxima organizativa: actuar del mismo modo en todos los territorios ante los mismos problemas y siempre dentro de la línea ideológica del partido. En este caso, con la cuestión de la distribución de los menores inmigrantes, la dirección consideraba que se habían roto todos y cada uno de los acuerdos en los distintos territorios. Porque la inmigración formaba parte de cada uno de esos acuerdos. Era, por tanto, una línea roja.

Disgusto de Vicente Barrera

La negativa de Santiago Abascal a aceptar esas dos velocidades explica, por ejemplo, el gesto contrariado de Vicente Barrera en la comparecencia del propio Santiago Abascal de este viernes en la que ha anunciado la ruptura. Vicente Barrera fue el más crítico con la decisión de la dirección nacional. Estaba y está firmemente convencido de que la salida del Gobierno valenciano de Vox ha sido un error que tendrá consecuencias electorales.

La postura de Massó y Barrera no era, sin embargo, compartida tampoco por una parte de Vox en la Comunidad Valenciana. Estos últimos son los que apoyaban la decisión de una ruptura única en las cinco comunidades autónomas. En el grupo parlamentario, según algunas fuentes consultadas, las fuerzas estaban 5-8. Los primeros, partidarios de continuar. Los segundos, de la ruptura. Si bien sí había unanimidad en que la decisión sería acatada por todos, como así ha sido.

La última de las cuestiones de la reunión de este jueves de Vox en la que se decidió la ruptura con el PP estriba en lo mucho que se alargó. La comparencia de Santiago Abascal estaba prevista para las 20:00 horas. Pero, finalmente, se produjo en torno a las 21:30 horas.

El factor humano

Esta circunstancia fue interpretada desde fuera como una señal de que en la reunión no había unanimidad. Pero había otra cuestión, que es de trasfondo humano. La salida de los gobiernos implicaba, además, un drama personal para quienes habían dejado otros trabajos para colaborar en el proyecto de Vox dentro de los gobiernos. Y ahora se veían abocados una difícil situación.

Precisamente por ello es por lo que este mismo viernes miembros de Vox explicaban que en su partido habían demostrado que ellos no habían entrado en la política por los sillones. Lo cierto es que, salvo alguna excepción, todos han respetado la decisión de la dirección nacional.

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