El camino hacia ‘Avengers: Endgame’: ‘Thor’, sencilla y castigada

Thor (2011)
Thor (2011)

Ciertas películas adquieren o pierden valor con la perspectiva que acompaña al tiempo, y el Universo Cinematográfico de Marvel es un mundo perfecto para explorar estos conceptos. Los grandes marvelitas habrán repetido decenas de veces este camino que estamos recorriendo hasta llegar a ‘Avengers: Endgame’, y seguro que muchos pueden coincidir con esta opinión. No todo es como recordamos que es, por eso es buena idea volver a ver ‘Thor’ (2011).

Esta película dirigida por Kenneth Branagh tiene como protagonista a un Chris Hemsworth que se estrenaba en el papel de Thor; acertadamente, añadiré. A su lado, Tom Hiddleston como el magnético Loki que tantas pasiones despierta desde entonces y secundarios de lujo como Anthony Hopkins en el papel de Odin o Natalie Portman como Jane Fraser. Estamos acostumbrados, con Marvel, a esta parte de “secundarios de lujo”, pero uno nunca debería dejar de sorprenderse. El reparto es a priori una joya asgardiana -lo que en ningún caso garantiza nada, desde luego.

‘Thor’ es una película de orígenes; la cuarta película de la franquicia. Y entrañaba varias dificultades. Por ejemplo, la presentación de un mundo desconocido como es Asgard que, además, debía ser magistral, de leyenda. La presentación de un superhéroe que además de superhéroe debía ser un Dios; para muchos, sobre todo debía ser un Dios. Y la narración de una historia que descansa en la mitología, una narración que no podía caer en lo banal pero tampoco podía pasarse de épica, porque estaría rompiendo con el tono de Marvel. Bastantes elementos a los que atender. Y todos fueron solventados, más o menos, con acierto.

Chris Hemsworth es Thor

‘Thor’ es una película sencilla, directa, de nuevo de fácil visionado, divertida y para todo el público. Y es interesante, porque la presentación de ese nuevo mundo magistral que atrae desde el primer momento y la presentación de personajes mitológicos a los que humanizan, también con acierto, envuelven al espectador en una especie de burbuja en la que todo puede ser posible. El ritmo que sigue la cinta es, además, perfecto para no preguntarse si realmente todo puede ser posible. No sobra ni una escena; de hecho, si de algo peca es de querer contar demasiado en demasiado poco tiempo. Pero todas las subtramas están bien tratadas y todos los personajes, diferenciados desde sus primeras escenas y con características sólidas para poder reconocerlos, están bien llevados.

También los conflictos están bien presentados y bien llevados. Es una película sencilla porque no complica las cosas, pero no es una película simple porque detrás de un guion dinámico hay problemas morales y emociones con las que uno también podría entrar en guerra. Podríamos hablar largo y tendido de la urgencia, el valor, la prepotencia o las necesidades que mueven a Thor, como podríamos hablar largo y tendido de las inseguridades, los miedos, la envidia y la soledad de Loki, y desde luego podríamos escribir muchas cosas sobre la relación que estos dos hermanos se han traído en gran pantalla desde entonces.

Thor y Loki en una escena de 'Thor'

Empleamos mucho este “desde entonces”, porque lo que Marvel estaba haciendo en estas primeras películas era sentar las bases de lo que vendría después, en cuestión de conflictos de acción y de acontecimientos, sí, pero también de emociones y crecimiento de los personajes. En ‘Thor’ hay mucho de esto, y es quizá el personaje que más evoluciona en una sola película.

Thor tratando de levantar el Mjolnir tras el destierro

Así las cosas, ¿cómo es posible que sea una de las películas más menospreciadas del UCM? Creo que a ‘Thor’ le falta algo de la chispa que sí vemos en ‘Iron Man’ y que posteriormente veríamos en ‘Thor: Ragnarok’. Tampoco gustó que ciertas escenas terrestres resultaran algo agarradas con pinzas, ni gustó el empeño con el que se rodó la historia de amor de la película. Demasiado pomposo, demasiado evidente, demasiado dramático. Demasiado.

Pero sobre todo creo que esta película ha sido tratada de forma injusta, quizá porque siendo como es el Dios del Trueno se esperaba un producto de dioses y solo tuvimos una película correcta que funciona correctamente. No es la mejor película de Marvel (siempre diré que la mejor todavía está por venir y que si no llega entonces es ‘Los Vengadores’), pero tampoco es una mala película. Entretiene, aporta conocimientos en su mayoría interesantes, es una de las películas que mejor aprovecha el tema de la continuidad y se desarrolla con fluidez en su mayor parte. Volviéndola a ver, siento que hemos castigado demasiado esta obra. Concedámosla un respiro, una tregua por los próximos cien años. Al fin y al cabo, en 2011 no éramos más que unos críos marvelitas, todavía estábamos aprendiendo cómo hacerlo.

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