Astronomía

La Vía Láctea en enero: qué se puede ver en el cielo nocturno de invierno

Observa la Vía Láctea en enero y descubre qué partes del cielo nocturno de invierno se pueden ver este mes.

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La Vía Láctea
Vía Láctea en enero.
Francisco María
  • Francisco María
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La Vía Láctea es un gigantesco disco giratorio, formado por cientos de miles de millones de estrellas, polvo y gas. Nosotros vivimos dentro de este disco. Cuando miramos hacia el cielo en una noche oscura, lo que vemos es el brillo combinado de incontables estrellas lejanas que forman una banda difusa y plateada.

El centro galáctico

Uno de los puntos más espectaculares es la región del centro galáctico, visible desde España entre finales de primavera y principios de otoño. En esa zona, situada hacia el sur, la franja de la Vía Láctea se vuelve más ancha y brillante, ya que estamos observando la parte más densa de nuestra galaxia. Allí se concentran millones de estrellas y numerosas nebulosas, que con prismáticos se revelan como pequeñas nubes difusas.Milómeda

Además de la propia franja galáctica, observar la Vía Láctea permite localizar constelaciones clásicas que parecen “nacer” de ella. En verano, por ejemplo, es fácil seguir su recorrido a través del cielo y reconocer patrones estelares que sirven de guía. En invierno, aunque el centro galáctico no es visible, la Vía Láctea sigue presente, más tenue, cruzando zonas ricas en estrellas brillantes.

El uso de prismáticos o un pequeño telescopio amplía enormemente la experiencia. Con ellos se pueden distinguir cúmulos estelares, agrupaciones de cientos o miles de estrellas que parecen joyas suspendidas en la oscuridad. Incluso sin instrumentos, tumbarse y observar durante varios minutos permite apreciar cómo la vista se acostumbra y revela cada vez más detalles.

La vista desde el norte

Si vives en Europa, Norteamérica o gran parte de Asia, enero no es el mes para buscar la Vía Láctea. Durante el invierno boreal, el centro galáctico está cerca del Sol en el cielo, por lo que se oculta durante el día y no es visible por la noche.

En su lugar, lo que se ve es la “Vía Láctea de invierno”. Esta es una versión más tenue y delicada. Lo que se puede observar son los brazos externos de la galaxia, que son regiones menos pobladas de estrellas. No es un espectáculo deslumbrante, sino un velo plateado y sutil.

Este río de luz forma un arco imponente. Comienza cerca de Casiopea, la célebre constelación en forma de “W”, en el norte. Luego sigue a través de Perseo. Después pasa por Auriga, con su brillante estrella Capella, y roza Tauro, el lugar en donde está el famoso cúmulo de las Pléyades.

Cruza detrás del icónico Cinturón de Orión, donde se encuentra la Nebulosa de Orión, que a simple vista se ve como una mancha borrosa. Continúa hacia Géminis y finalmente se desvanece en el suroeste. Esta banda pasa por el centro del llamado Hexágono de Invierno, una figura formada por las estrellas más brillantes de la temporada.

La vista desde el sur

En el sur está presente el verano austral y el centro galáctico se eleva alto en el cielo poco después del anochecer. La Vía Láctea ya no es un velo tenue, sino un río ancho, brillante y lleno de detalles.

El núcleo se ve abarrotado de estrellas en las constelaciones de Sagitario y Escorpio; brilla con una intensidad que puede proyectar sombras débiles en lugares completamente oscuros. Se pueden ver nubes de polvo oscuro que forman siluetas como la “Tetera” o la “Pipa”.

La banda se extiende hacia constelaciones emblemáticas como la Cruz del Sur y Carina, hogar de nebulosas y cúmulos estelares. En lugares como el desierto de Atacama o el interior de Australia, la vista es verdaderamente abrumadora.Galaxias

Consejos para los observadores

Sin importar en qué hemisferio te encuentres, estas recomendaciones te ayudarán a tener la mejor experiencia.

La oscuridad es esencial

La contaminación lumínica es el mayor obstáculo. Para ver la Vía Láctea debes evitar las luces de la ciudad. Ir a una zona rural, una montaña o a un parque nacional oscuro marca grandes diferencias. El brillo de la Luna también influye; las mejores noches son las cercanas a la Luna nueva, alrededor del 18 de enero en 2026.

La paciencia

Tus ojos necesitan al menos 20 a 30 minutos para adaptarse completamente a la oscuridad. Apaga todas las luces o usa luz roja. Utiliza la visión lateral: mira ligeramente al lado del área que quieres ver, ya que la parte periférica del ojo es más sensible a la luz tenue.

El equipo

No necesitas nada más que tus ojos. Para explorar más, unos prismáticos son la mejor herramienta. Permiten ver cúmulos de estrellas, nebulosas como la de Orión y la textura del polvo interestelar. Un pequeño telescopio te proporciona más detalles.

La ropa

En el hemisferio norte las noches de enero son frías, pero suelen tener una atmósfera muy transparente, perfecta para observar. Abrígate bien con varias capas. En el sur, disfrutarás de noches de verano más templadas, ideales para pasar varias horas contemplando el cielo.

Observar la Vía Láctea es una experiencia humilde y grandiosa a la vez. En enero de 2026 dedica un momento a perder la mirada en ese antiguo sendero de estrellas que ha guiado a la humanidad durante milenios.

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