¿Por qué el ser humano desde sus orígenes no tiene cola?
La ausencia de cola en el ser humano es una característica distintiva que nos separa de nuestros parientes evolutivos más cercanos.
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La historia de la evolución humana aún guarda algunos secretos, y entre ellos se encuentra el enigma de cómo los seres humanos y los simios perdieron la cola que tenían sus antepasados. Este interrogante ha intrigado a los científicos durante mucho tiempo, pero ahora un estudio publicado en la revista Nature ofrece nuevas pistas sobre este proceso.
La cola es un rasgo común en gran parte del reino animal. Está presente en todos los mamíferos, incluidos los seres humanos, durante ciertas etapas del desarrollo embrionario.
Sin embargo, en el caso de los seres humanos, los gorilas y los orangutanes, esta estructura desaparece al final de la gestación, dejando señales en partes internas del cuerpo, como la zona inferior de la columna vertebral. ¿Por qué ocurre esto?
La cola en los animales
La presencia de la cola ha sido una característica común en muchos organismos a lo largo de la historia de la Tierra. Desde su uso en la natación en peces hasta su función en el equilibrio en los primates, las colas han desempeñado roles diversos en la supervivencia y el movimiento de los animales.
Sin embargo, hace unos 25 millones de años, la cola comenzó a desaparecer en ciertos grupos de animales, incluidos los homínidos y el Homo sapiens. De este modo, aprendieron a caminar erguidos y desarrollaron músculos específicos para soportar el peso de sus estructuras, sin necesidad de una cola para mantener el equilibrio.
Incluso se ha identificado un vestigio evolutivo en los humanos modernos: el coxis. Este proporciona soporte a la pelvis y sugiere la existencia de una cola en antepasados más antiguos.
El hombre en sus orígenes
Para comprender por qué el ser humano no tiene cola, es importante remontarnos a nuestros ancestros evolutivos. Según la teoría de la evolución de Charles Darwin, todas las especies comparten un ancestro común y han evolucionado a lo largo de millones de años para adaptarse a su entorno. En el caso de los primates, nuestros parientes más cercanos, la cola ha sido una característica importante para la supervivencia y el desplazamiento en los árboles.
Sin embargo, a medida que los primates evolucionaron y se adaptaron a diferentes entornos, la cola dejó de ser una ventaja evolutiva. Los primeros homínidos, como el Australopithecus, ya mostraban una reducción en el tamaño y la función de la cola, ya que pasaron a caminar erguidos en el suelo en lugar de trepar árboles. Esta transición hacia la bipedestación fue crucial en la evolución del ser humano y marcó el comienzo de la pérdida de la cola.
La selección sexual
Otra teoría sugiere que la desaparición de la cola en el ser humano podría estar relacionada con la selección sexual. En muchas especies, la cola juega un papel importante en la atracción de parejas y la competencia entre machos. Sin embargo, en el caso de los primates y, en particular, de los humanos, la selección sexual se ha centrado más en otros rasgos, como la inteligencia, la capacidad de comunicación y la cooperación social.
La investigación
Los investigadores del Grossman School of Medicine de la Universidad de Nueva York abordaron esta cuestión utilizando la genética como herramienta. Compararon el ADN de simios sin cola y de humanos con el de monos que sí la poseen, escaneando cerca de 140 genes relacionados con el desarrollo de la cola en vertebrados.
Su objetivo era descubrir qué mutaciones genéticas podrían haber causado la desaparición de la cola en los homínidos. Así encontraron que la pérdida de la cola se debió a mutaciones en el gen TBXT, destacando una inserción particular de ADN llamada AluY.
Esta inserción provocó una variante del gen TBXT en los homínidos, que carecía de un exón, la cual sí estaba presente en los monos, sus ancestros. Este descubrimiento proporciona una explicación molecular de cómo ocurrió la pérdida de la cola en nuestra línea evolutiva.
El siguiente paso fue crear modelos de ratones que expresaban el gen TBXT de dos maneras diferentes: una que producía una cola de longitud completa y otra que generaba una isoforma sin exón.
Observaron que los ratones con ambas formas del gen carecían de cola o tenían una cola considerablemente más corta. Esto confirmó que la isoforma TBXT sin exón contribuye a la pérdida de la cola en los animales.
Implicaciones del hallazgo
Los científicos hicieron también otro hallazgo importante. Los ratones del estudio que expresaban la forma del gen TBXT que eliminaba o acortaba la cola mostraron la posibilidad de desarrollar malformaciones en el tubo neural.
Estas condiciones, como la espina bífida, afectan a aproximadamente uno de cada 1.000 recién nacidos humanos. Este hallazgo sugiere que, si bien la pérdida de la cola permitió a nuestros antepasados adaptarse a la vida en el suelo en lugar de en los árboles, también puede haber tenido un costo en términos de la salud humana actual.
La investigación futura en este campo promete desvelar aún más los misterios de nuestra evolución biológica. Además, podría proporcionar información valiosa sobre las implicaciones que estos cambios evolutivos tienen para la salud humana y cómo podemos comprender mejor y abordar ciertas condiciones médicas a través de un enfoque evolutivo.
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Temas:
- Ser humano