Investigadores españoles inventan un sistema para cultivar tomates usando la mitad de agua y fertilizantes
Gran parte de los tomates que se consumen en España y en buena parte de Europa nacen de las zonas más áridas de nuestro país. Los científicos ya han hecho varias innovaciones para revolucionar el sector primario, pero ahora han encontrado una solución que podría ser fundamental contra el cambio climático.
Las provincias de Almería, Granada y Murcia se han convertido en el epicentro del cultivo intensivo bajo invernadero, un modelo que aprovecha hasta la última gota de agua. Sin embargo, la falta de lluvias, el aumento de las temperaturas y el agotamiento de los acuíferos ponen en riesgo su continuidad.
Un equipo del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC), con financiación de la Fundación Séneca de la Región de Murcia, ha desarrollado un sistema de portainjertos capaces de reducir a la mitad el consumo de agua y fertilizantes, sin comprometer la productividad.
Según el estudio del CEBAS-CSIC, el avance permitiría mantener los niveles de cultivo actuales y, al mismo tiempo, garantizar un uso más sostenible de los recursos hídricos.
El invento español revolucionario para mantener el cultivo de tomates al máximo
El proyecto no ha nacido de la noche a la mañana, sino que llevan una década de investigación. Se basa en la creación de un portainjerto híbrido del género Solanum sp. con un sistema radicular diseñado para maximizar la eficiencia en la absorción de agua y nutrientes.
Este nuevo injerto no sólo confiere vigor y resistencia a enfermedades del suelo (como los modelos comerciales actuales), sino que va más allá, ya que permite mantener el rendimiento con la mitad de recursos.
La clave está en un ideotipo radicular bautizado como DLT, caracterizado por unas raíces más delgadas y profundas. Estas raíces penetran mejor en el terreno, por lo que acceden a nutrientes y humedad que las variedades convencionales no alcanzan.
Además, al invertir menos energía en su crecimiento subterráneo, la planta concentra sus recursos en la producción del fruto, lo que se traduce en tomates con la misma calidad comercial, incluso en condiciones de estrés hídrico.
Los científicos prueban el invento español en invernaderos de tomates
Los ensayos realizados por el CEBAS-CSIC en invernadero han sido concluyentes. Con una reducción del fertirriego del 50% y del 25%, las plantas mostraron un desarrollo normal y produjeron tomates de una calidad equiparable a los cultivados bajo condiciones estándar.
Estos resultados sitúan el proyecto como un potencial punto de inflexión para la agricultura intensiva en regiones donde el agua es un bien escaso. Es decir, como en gran parte de España.
De momento el proyecto está en fase de validación en un entorno comercial. Si los resultados se mantienen a escala real, el sistema podría implementarse en un plazo de dos o tres años.
El avance científico español aplicable a otros cultivos
Además del tomate, este modelo de portainjerto podría aplicarse a otros cultivos que admiten injertos, como el melón y la sandía, tanto en invernadero como al aire libre.
No sólo reduciría el impacto ambiental, sino que también podría controlar los costes de producción. Gracias a ello, sería más fácil competir contra los agricultores de Marruecos.
El estudio ha estado financiado por la Fundación Séneca y pone en valor la importancia de la biotecnología agrícola, pare ofrecer respuestas reales ante la escasez de agua y el encarecimiento de los fertilizantes.