Estimulación cerebral profunda: avances en el tratamiento de la depresión
La estimulación cerebral profunda representa una luz de esperanza para muchos pacientes que sufren de depresión resistente.
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Durante mucho tiempo se ha considerado la depresión como una enfermedad mental que solo puede tratarse con terapia y el uso de fármacos, aunque hay casos de depresión severa en que estos tratamientos no tienen resultado. Todo ello ha llevado a examinar alternativas más radicales, como la intervención quirúrgica.
Se calcula que alrededor de 300 millones de personas en el mundo sufren diferentes grados de depresión, y es una de las principales causas de discapacidad. En la práctica, encontrar tratamientos que sean efectivos, cuando todo lo demás parece haber fallado, es sumamente importante.
La estimulación cerebral profunda
Un equipo de investigadores del Instituto de Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (IIB Sant Pau), de Barcelona, acaba de publicar un estudio en el que demuestran la efectividad para tratar algunos casos de depresión muy severa con la estimulación cerebral profunda del giro subcalloso cingulado (SCG-DBS, por sus siglas en inglés).
El estudio se publicó en el Journal of Clinical Psychiatry, y en él participaron los doctores Dolors Puidgemont, Ana Martin Blanco y Javier de Diego, entre otros, coordinado por la doctora María Portella, del IIB Sant Pau, y por el doctor Narcis Cardoner, del servicio de psiquiatría del hospital, que trabajaron en conjunto con dos neurocirujanos del hospital.
Se trata del estudio de mayor duración sobre este tema realizado en Europa, y los resultados fueron bastante alentadores.
Esta intervención quirúrgica no es necesariamente la respuesta para todos los casos de depresión severa, pues son muchos los que responden a los tratamientos con psicoterapia y fármacos, o incluso a terapia electroconvulsiva, en los casos más graves. Sin embargo, hay entre un 15 y un 20% de pacientes con depresión que no responden a estos tratamientos.
En palabras del doctor Javier de Diego:
“Pero existe un pequeño subgrupo de pacientes más graves que no las toleran o dejan de responder a estas estrategias, presentando recurrencias y frecuentes hospitalizaciones, o bien un curso crónico persistente. En estos casos la estimulación cerebral profunda puede ser una alternativa muy esperanzadora”.
En qué consiste la estimulación cerebral profunda
La estimulación cerebral profunda es un procedimiento donde se colocan electrodos ultrafinos en algunas zonas del cerebro, conectados a unos cables que van por dentro de la piel hasta un neuroestimulador, que es muy parecido a un marcapaso, que usualmente se coloca en la región pectoral.
La doctora Dolors Puidgemont señala que:
“La colocación de los electrodos requiere un estudio previo de neuroimagen minucioso y una intervención quirúrgica de elevada precisión y complejidad, por lo que es fundamental el trabajo multidisciplinar entre psiquiatras y neurocirujanos”.
¿Por qué en la corteza subcallosa cingulada? Porque, según el doctor De Diego, se trata de una región clave cuando se presenta esta enfermedad, y su estimulación profunda “puede restablecer el funcionamiento de circuitos cerebrales que son claves en la persistencia de estos cuadros depresivos más graves y refractarios”.
Los resultados
La investigación consistió en analizar los datos y hacer el seguimiento de 16 pacientes con depresión mayor resistente, que recibieron estimulación cerebral profunda del giro subcalloso cingulado durante un período de 11 años, entre el 2008 y el 2019.
Los resultados fueron bastante esperanzadores: un 75% de los pacientes respondió de forma positiva al tratamiento, y un 50% alcanzó la remisión, o pudo reducir los síntomas a niveles considerados no patológicos.
De hecho, afirma la doctora Puigdemont: “en nuestra muestra, el 40% de los pacientes intervenidos alcanzaron niveles de recuperación funcional satisfactorios, pueden volver a disfrutar de su tiempo de ocio o de su vida social y familiar, en algunos casos como antes del inicio de la enfermedad”.
Desafíos y consideraciones éticas
A pesar de los avances, la ECP en el tratamiento de la depresión no está exenta de desafíos. La naturaleza invasiva del procedimiento, así como el costo y la necesidad de un equipo multidisciplinario, pueden limitar su disponibilidad. Además, surgen cuestiones éticas sobre la manipulación de la actividad cerebral y sus implicaciones en la identidad y la autonomía del paciente.
El futuro de la ECP en la depresión
A medida que la investigación continúa, la estimulación cerebral profunda podría jugar un papel importante en el futuro del tratamiento de la depresión. La combinación de ECP con otras modalidades terapéuticas, como la terapia cognitivo-conductual y la farmacoterapia, podría potenciar aún más los resultados.
Las innovaciones tecnológicas, como la estimulación cerebral no invasiva y la inteligencia artificial para personalizar tratamientos, también pueden complementar los enfoques tradicionales y abrir nuevas vías de investigación.
Conclusión
Los avances en la investigación y desarrollo de técnicas más precisas y personalizadas están transformando el panorama del tratamiento de esta compleja enfermedad. Con un enfoque continuo en la investigación y la ética, la ECP podría convertirse en una herramienta fundamental en la lucha contra la depresión, ofreciendo a las personas la posibilidad de recuperar su calidad de vida y bienestar emocional. En un mundo donde la salud mental es cada vez más prioritaria, la ECP se erige como un ejemplo del potencial de la ciencia para cambiar vidas.
Lecturas recomendadas
Temas:
- Depresión