Ciencia

Descubren un nuevo color nunca antes visto por el ojo humano: lo han creado con láser

Un nuevo color
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Durante siglos, el espectro de colores que los humanos podemos percibir se ha considerado algo finito, limitado por la estructura biológica de nuestros ojos. Pero, como en tantas otras áreas del conocimiento, la ciencia sigue encontrando formas de ampliar los límites de lo posible. En este caso, un equipo de investigadores de la Universidad de California, Berkeley, ha logrado lo que hasta hace poco sonaba a ciencia ficción: hacer que el ojo humano vea un color completamente nuevo. A través de un sistema bautizado como «Oz», los científicos han introducido una nueva dimensión a nuestra percepción visual, permitiendo a varios voluntarios observar un tono entre azul y verde que no se encuentra en la naturaleza, al que han llamado «olo».

Este avance no sólo representa un hito en el campo de la neurociencia y la óptica, sino que también abre la puerta a nuevas aplicaciones en el estudio de enfermedades oculares, la corrección de déficits visuales e incluso la expansión del espectro cromático humano. La idea de que podamos ver un color completamente distinto de los que conocíamos no solo es emocionante desde el punto de vista técnico, sino que también despierta preguntas filosóficas sobre los límites de la percepción y la realidad subjetiva. ¿Cuántos otros olores, sonidos o sensaciones podrían existir fuera de nuestro alcance? ¿Y qué sucede cuando, gracias a la tecnología, logramos romper esas barreras?

‘Olo’, el nuevo color que puede ver el ojo humano

La plataforma «Oz» se basa en un principio revolucionario: controlar con precisión láseres diminutos que estimulan directamente las células fotorreceptoras individuales del ojo humano. Hasta ahora, la mayoría de los estudios sobre la visión humana se basaban en estímulos externos, pero el equipo de Berkeley ha encontrado una manera de omitir ese paso y comunicarse directamente con el sistema visual.

Esta técnica permite activar de manera controlada hasta 1.000 conos de la retina al mismo tiempo, lo que da pie a experimentos extremadamente precisos y personalizados. Así, por primera vez, los científicos han podido activar selectivamente las células M, responsables de la percepción del verde, sin activar simultáneamente las células L (asociadas al rojo), lo cual es imposible con la luz natural debido al solapamiento de sus longitudes de onda.

Este hallazgo es clave porque, por razones evolutivas, las células M y L responden a rangos de luz muy similares. Según explica el profesor Ren Ng, uno de los líderes del proyecto, el 85% de la luz que activa los conos M también activa los L. Esto significa que, en condiciones normales, nunca podemos ver una estimulación pura de los M.

¿Qué pasaría entonces si lográramos estimular exclusivamente esas células? La respuesta es «olo», una experiencia visual completamente nueva y descrita por los participantes como un verde-azulado profundamente saturado, más intenso que cualquier color visto en la naturaleza.

Según el doctor Austin Roorda, coautor del estudio y profesor de optometría, «el color era tan vívido que los verdes naturales parecían apagados en comparación». De hecho, uno de los objetivos iniciales del experimento era explorar qué pasaría si se estimulaban únicamente los conos M, y el resultado fue más sorprendente de lo esperado: un color que, aunque puede describirse como azul verdoso o verde pavo real, no se parece exactamente a nada conocido.

Para lograr esto, los científicos necesitaron primero mapear con gran precisión la disposición única de los conos S (azules), M (verdes) y L (rojos) en la retina de cada participante. Esta tarea fue posible gracias a la colaboración con investigadores de la Universidad de Washington, quienes desarrollaron un sistema óptico capaz de identificar cada célula fotorreceptora en el ojo humano. Una vez se disponía de este mapa personalizado, el software de «Oz» podía dirigir el láser a puntos específicos de la retina, activando solo los conos deseados con microdosis de luz.

Aunque el haz del láser usado es de un solo color (verde, como el de un puntero láser típico), al controlar qué conos se estimulan, el cerebro interpreta esa señal como un color distinto. Esta manipulación de la percepción visual representa un gran avance en nuestra comprensión de cómo el ojo y el cerebro construyen la realidad.

Las posibles aplicaciones de «Oz» no se limitan a impresionar con nuevos colores. Según el equipo de investigación, el sistema podría usarse para estudiar enfermedades que afectan a los conos, simular pérdida visual en personas sanas, o incluso crear experiencias visuales para personas con daltonismo. Algunos sueñan con que esta tecnología permita en el futuro desarrollar una forma de visión tetracrómata, es decir, con un cuarto tipo de cono que ampliaría radicalmente el espectro de colores percibidos.

Más allá de su potencial médico, «Oz» plantea interrogantes fundamentales sobre la percepción humana. Roorda lo resume de la siguiente forma: «Descubrimos que podemos recrear una experiencia visual normal manipulando solo las células. No estamos proyectando una imagen, sino estimulando los receptores».

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