Biodiversidad

Los científicos no dan crédito: descubren un antiguo bosque oculto en una isla donde no crecen árboles

Antiguo bosque oculto
Arqueólogos descubriendo madera en las islas Falklands. Foto: ilustración propia.

En un entorno caracterizado por praderas bajas, ráfagas y suelos empapados, la posibilidad de encontrar madera parece improbable. Sin embargo, en una excavación cerca de Stanley, capital de las islas Falkland, trabajadores se toparon con algo inesperado: restos de árboles completos conservados bajo capas de turba, como una especie de antiguo bosque oculto.

Este hallazgo impulsó una investigación en profundidad liderada por especialistas en paleobotánica y geología. Lo más sorprendente no fue la existencia de madera fósil en sí, sino que hoy en día no crece nada más alto que un arbusto en esa región.

¿Qué esconde el antiguo bosque oculto descubierto en las Falkland?

Una excavación accidental, a seis metros de profundidad, reveló un conjunto de troncos perfectamente preservados dentro de un manto de turba oscura. La investigación, publicada en la revista Antartic Science, recogió muestras de la madera, muchas de ellas con la corteza aún adherida y en un estado físico sorprendente.

La madera encontrada no pudo ser fechada mediante carbono-14, dado que este método no permite dataciones superiores a los 50.000 años.

En su lugar, se utilizaron técnicas de microscopía electrónica de alta resolución y análisis de polen atrapado en el entorno de turba para situar el bosque entre 15 y 30 millones de años atrás. Ese intervalo corresponde a las épocas geológicas del Oligoceno tardío y el Mioceno temprano.

El antiguo bosque oculto estaba compuesto por especies relacionadas con el género Nothofagus (haya del sur) y coníferas del grupo de los podocarpáceos, una combinación que indica un ecosistema frío y húmedo, semejante al de ciertos sectores de la actual Patagonia.

Los resultados de la investigación

La preservación de estos árboles fue excepcional, ya que las células de la madera conservaban estructuras propias de climas templados. Las anillas de crecimiento apretadas sugerían veranos frescos incluso en épocas globalmente más cálidas.

A su vez, más del 60% del polen identificado procedía de coníferas podocarpáceas, mientras que el 25% era de Nothofagus. También se hallaron restos esporádicos de familias propias de climas más cálidos, lo que apunta a la llegada de semillas por vía aérea desde América del Sur.

La presencia mínima de carbón vegetal indica que los incendios eran poco frecuentes, reforzando la hipótesis de un clima mucho más húmedo que el actual. Por otra parte, no se detectaron esporas de algas marinas, lo que confirma que el bosque se desarrolló en una depresión terrestre, no invadida por el océano.

¿Por qué las Falkland son un entorno hostil para los árboles?

Las islas Falkland presentan hoy un clima severo, con una media anual de 6 °C y vientos constantes de más de 60 km/h. La combinación de suelos ácidos, escasa disponibilidad de nutrientes y tormentas regulares impide el crecimiento de árboles.

Los intentos por reintroducir especies arbóreas han fracasado sistemáticamente. Los plantones no resisten las ráfagas sin protección artificial, y la turba actúa como barrera natural, reteniendo nutrientes en formas inaccesibles para las raíces.

Tampoco se puede achacar el cambio a desplazamientos tectónicos, ya que el archipiélago permaneció en latitudes similares desde la desintegración de Gondwana. En cambio, se atribuye la desaparición del bosque a un progresivo enfriamiento tras el Óptimo Climático del Mioceno y a una disminución regional de las precipitaciones.

Una ventana al pasado del Atlántico Sur

El antiguo bosque oculto ofrece un registro valioso sobre la evolución climática del hemisferio sur. Durante el Mioceno, las temperaturas en las islas rondaban los 13 °C y las precipitaciones duplicaban las actuales.

Las simulaciones climáticas para esa época muestran un patrón de vientos que favorecía la humedad en la Patagonia y secaba gradualmente las islas. La presencia de este bosque extinto permite contrastar esos modelos con datos empíricos y analizar cambios en la circulación atmosférica.

Entre los análisis proyectados por el equipo investigador se incluye el estudio de isótopos estables en la celulosa de la madera. Estos pueden proporcionar información anual sobre lluvias y confirmar o refutar teorías sobre los cambios abruptos del viento y su relación con eventos globales como la glaciación antártica.

¿Cómo harán para preservar este antiguo bosque oculto?

La turba que conservó el bosque también actúa como depósito de carbono. Si el clima se vuelve más seco, como sugieren algunos modelos para la región, se corre el riesgo de que el oxígeno penetre en el suelo, acelerando la descomposición de la materia orgánica y liberando gases de efecto invernadero.

Actualmente, los movimientos de conservación se enfrentan al deterioro del suelo causado por el sobrepastoreo del ganado. El yacimiento descubierto se encuentra muy cerca del nivel del mar, lo que lo hace vulnerable a subidas del nivel del agua y tormentas extremas.

Preservar el sitio y sus muestras permitirá realizar estudios futuros que ayuden a reconstruir las trayectorias del clima, el viento y los ecosistemas del pasado.

Así, la existencia de un antiguo bosque oculto en una isla hoy desprovista de árboles es una prueba de cómo el entorno puede cambiar radicalmente con el paso del tiempo.

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