Biodiversidad

Descubrimiento histórico: encuentran dos ejemplares de un árbol colosal que se creía extinto desde hacía décadas

Árbol colosal en África
Ejemplar de Millettia sacleuxii. Foto: Ryan Truscott.

Durante una inspección rutinaria en el este de África, un botánico encontró algo inesperado en los márgenes de un campo de maíz. Se trata de un árbol colosal que, de inmediato, motivó una respuesta por parte de organizaciones conservacionistas. Hoy, esas personas ya trabajan en un proyecto para restaurar una región forestal degradada.

Semejante hallazgo y movilización, podrían modificar las perspectivas de conservación en una de las zonas más biodiversas de Tanzania, y ofrecer nuevas claves para comprender la resiliencia de ciertas especies vegetales.

Así fue el hallazgo de un árbol colosal perdido en África

En julio de 2023, el botánico Andrea Bianchi realizaba un recorrido por las montañas Nguru, en el este de Tanzania. Mientras transitaba por una zona agrícola, observó unas vainas anchas y sobresalientes en la copa de un árbol situado junto a un campo de maíz.

La sorpresa fue mayúscula al confirmar que se trataba de Millettia sacleuxii, una especie que llevaba décadas sin registrarse y que se creía extinguida.

No encontró un único ejemplar, sino dos. Ambos árboles se situaban a escasos 50 metros de distancia y mostraban señales de haber sobrevivido a las intensas transformaciones que ha sufrido la región.

Uno crecía bajo la sombra de una higuera, mientras que el otro estaba rodeado por arbustos y plantaciones de teca, lo que impidió su crecimiento pleno.

Para dar un poco de contexto, la Millettia sacleuxii es un árbol colosal del que no se conoce nombre común en inglés. En la lengua local Kihehe se lo denomina de forma genérica como muhafu, una etiqueta que también se aplica a especies cercanas del mismo género.

¿Cómo harán para conservar a este árbol colosal?

Hasta este reciente hallazgo, la existencia de este árbol colosal solo se había documentado en tres reservas forestales de las montañas Nguru y Usambara.

Sin embargo, dos de ellas fueron arrasadas hace décadas para instalar plantaciones de caña de azúcar y madera exótica. La tercera, cerca de Turiani, apenas conserva 49 hectáreas rodeadas de cultivos intensivos.

El hallazgo permitió recuperar miles de semillas de los dos ejemplares. Las vainas, características de esta especie, estallan al final de la estación seca, esparciendo su contenido.

En total, se recolectaron 7.000 semillas, de las cuales germinaron 5.500 en un vivero gestionado por la PAMS Foundation, organización conservacionista que trabaja con comunidades locales en las laderas noroccidentales del macizo de Nguru.

En el marco de este proyecto, hay algunos puntos a valorar:

  • 5.500 plántulas ya están listas para ser trasplantadas en corredores ecológicos.
  • 40 especies diferentes de árboles han sido cultivadas dentro del mismo proyecto de restauración.
  • Se trabaja con agricultores locales, a quienes se alquilan parcelas para reforestar.

El objetivo es recuperar una franja de bosque que una el macizo Nguru con la reserva de Kanga, situada unos kilómetros al noreste, y que mantiene cerca de 7.000 hectáreas de vegetación primaria.

Los desafíos de la reforestación

Uno de los retos que enfrenta la restauración de esta especie es la baja diversidad genética. Un pequeño porcentaje de las plántulas presenta albinismo vegetal, una condición provocada por falta de clorofila que impide la fotosíntesis. Esta anomalía sugiere un alto grado de endogamia, común en poblaciones reducidas y aisladas.

La recolección de polen podría ser clave para mejorar la variabilidad genética. Por ello, el equipo liderado por Bianchi planea nuevas expediciones a zonas como Dunduma, una reserva fragmentada que aún podría albergar ejemplares no registrados.

Según declaró el botánico tanzano Moses Mwangoka, que registró la especie por última vez en 2004, es posible que queden árboles dispersos, aunque reconoce que el valor de su madera ha contribuido a su desaparición.

La creación del corredor forestal no tiene como único fin recuperar al árbol colosal. Se trata de una estrategia para reactivar el ecosistema original y facilitar el desplazamiento de fauna silvestre entre zonas actualmente aisladas.

La PAMS Foundation espera que esta zona restaurada pueda ser ocupada nuevamente por especies como:

  • Nutrias sin garras africanas, casi amenazadas.
  • Duikers de Abbott, antílopes endémicos de Tanzania.
  • Elefantes de sabana, ausentes en Nguru desde hace décadas.

Por último, el proyecto busca también integrarse en el mercado voluntario de carbono, permitiendo financiar futuras expansiones mediante la compensación de emisiones.

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