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La amenaza de una triple oleada de virus en Australia: gripe, COVID-19 y RSV

Laboratorio estudia virus
Triple oleada de virus.
Francisco María
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Por lo menos en dos oportunidades, Australia ha lanzado alertas sanitarias debido a la convergencia de tres virus respiratorios durante el invierno. Tales virus son el de la gripe estacional, el COVID-19 y el virus respiratorio sincitial (RSV).

Esta situación configura lo que los expertos denominan una “tripledemia”. Esta situación es un reto enorme para el sistema de salud pública. Debe prepararse para atender múltiples frentes epidemiológicos al mismo tiempo, una situación que puede ser grave especialmente para los adultos mayores y los niños.

La gripe estacional

Las medidas implementadas durante la pandemia del COVID-19 alteraron el comportamiento tradicional de los virus estacionales. Esto generó un escenario epidemiológico complejo y difícil de predecir.

La influenza tuvo dos años de circulación reducida, debió a las medidas de contención del COVID-19. El confinamiento, el distanciamiento social y el uso de mascarillas disminuyó drásticamente el contagio de influenza.Alerta por virus

Sin embargo, esta enfermedad está resurgiendo de manera preocupante en el territorio australiano. Los datos epidemiológicos de 2023 revelaron un aumento temprano de casos, con una curva ascendente que indicaba una temporada particularmente intensa.

Lo que más preocupa a las autoridades sanitarias es la posible combinación de dos factores:

  • Una población con menor inmunidad natural por la falta de exposición durante los años de pandemia.
  • La circulación de cepas que han evolucionado durante este período de baja actividad.

Los grupos tradicionalmente vulnerables son los niños pequeños, los adultos mayores y las personas con enfermedades crónicas. Todos ellos enfrentan el riesgo de complicaciones graves durante el invierno, que pueden requerir hospitalización.

El COVID-19

Aunque la emergencia sanitaria global se declaró superada, el SARS-CoV-2 sigue circulando activamente. Las últimas subvariantes de Ómicron tienen mayor capacidad de evadir la inmunidad. Todo indica que siguen causando infecciones, aunque con menor frecuencia de casos graves gracias a la protección que ofrece la vacuna.

El SARS-CoV-2 sigue siendo una amenaza. La inmunidad adquirida, bien sea por vacunación o por infecciones previas, disminuye con el tiempo. Esto hace que se incremente el riesgo de reinfecciones.

Así mismo, hay personas que desarrollan el COVID prolongado, incluso después de contagios que parecen leves inicialmente. El sistema de salud de Australia y de muchos otros países debe aprender a manejar esta enfermedad como endémica y no descuidar la vigilancia.

El RSV

El virus respiratorio sincitial, o RSV, es la tercera pieza del rompecabezas epidemiológico que se ha detectado durante los últimos inviernos en Australia. Este virus afecta principalmente a lactantes y niños pequeños. Causa bronquiolitis y neumonía, y ha mostrado un comportamiento inusual en la postpandemia.

Durante 2022, Australia experimentó brotes importantes de RSV fuera de la temporada habitual. Los científicos atribuyen este fenómeno a la “deuda inmunológica” creada por las medidas contra el COVID-19.virus en Australia

Muchos niños no estuvieron expuestos al RSV durante varios años. En la actualidad, están contrayendo la infección con manifestaciones clínicas más severas por la falta de inmunidad previa.

Agravantes y medidas

La presencia simultánea de estos tres virus no sería tan preocupante si no fuera porque hay varias circunstancias que pueden amplificar su impacto. Actualmente se han relajado las medidas de protección que estuvieron vigentes durante la pandemia.

Como ya se mencionó, a esto se suma el hecho de que muchos australianos, especialmente los niños, tienen sistemas inmunitarios “inexpertos” frente a estos virus, debido a entre dos y tres años de escasa exposición.

Por otro lado, las tres enfermedades tienen síntomas similares. En general, hay fiebre, tos, congestión nasal y malestar general. Esto dificulta el diagnóstico clínico y el tratamiento oportuno, de modo que existe el riesgo de que se presenten demoras en la búsqueda de atención médica.

De todos modos, las autoridades australianas ya han implementado medidas para que la situación no se agrave. La primera es la vacunación, que sigue siendo la herramienta más poderosa. También se han impulsado las medidas de protección y se ha fortalecido la idea de permanecer en casa, si aparecen síntomas.

¿Qué significa esto para Australia?

La combinación de estos tres virus representa un reto significativo para el sistema de salud de Australia. Las hospitalizaciones y la presión sobre los servicios de emergencia podrían aumentar considerablemente, lo que podría llevar a un colapso en la atención sanitaria. Además, el impacto en la población vulnerable, que ya ha sido severamente afectada por la pandemia, podría ser devastador.

Estrategias para mitigar el impacto

Vacunación

La vacunación sigue siendo una de las herramientas más efectivas para combatir la gripe y el COVID-19. Es fundamental que la población se mantenga informada sobre la disponibilidad de las vacunas y que los grupos de riesgo sean incentivados a recibirlas. Las campañas informativas deben centrarse en la importancia de la vacunación y en desmitificar algunos de los mitos que aún persisten.

Medidas de prevención

El uso de mascarillas, el distanciamiento social en lugares concurridos y el lavado frecuente de manos son medidas que no deben ser olvidadas, especialmente durante la temporada de gripe. La educación sobre la importancia de estas prácticas puede ayudar a prevenir la propagación de los virus.

Monitoreo y respuesta temprana

Las autoridades sanitarias deben continuar con el monitoreo de los casos de gripe, COVID-19 y RSV. La capacidad de reaccionar rápidamente ante un aumento de casos es clave para evitar la saturación del sistema de salud. Esto incluye la implementación de pruebas rápidas y la mejora de la infraestructura sanitaria para gestionar un posible aumento en las hospitalizaciones.

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