Independentismo en Cataluña

Puigdemont quiere quedarse con las siglas de JxCAT pese a que no le pertenecen

Los presos y los consejeros de JxCAT acompañarán a Puigdemont en esta nueva formación política que rivalizará con ERC y la CUP

Carles Puigdemont
Carles Puigdemont y Toni Comín, a las puertas del Parlamento Europeo.
Joan Guirado

El ex presidente fugado de la Generalitat, Carles Puigdemont, sigue hacia adelante en sus planes de ruptura con el Estado. En el camino, como ya había amenazado también en distintas ocasiones, está dispuesto a romper el catalanismo político para lograr sus objetivos. La primera víctima es el PDeCAT, la formación heredera de Convergència, a quien Puigdemont liquidará al provocar una huida masiva de militantes y usará para mantener su marca política.

Y es que el ex president, además de aniquilar el partido, también pretende quedarse con las siglas de JxCAT (Junts per Catalunya) para presentarse con su nuevo invento. A día de hoy, estas siglas permanecen al Partit Demòcrata. Su equipo considera que esta nomenclatura es un activo importante y por eso no quieren desprenderse de ella. Un nuevo cambio de marca, apuntan, generaría «mucha confusión» entre el electorado».

El eurodiputado de JxCAT, plataforma de la que forma parte el PDeCAT, había pedido en distintas ocasiones al partido liderado por David Bonvehí que se disolviera en las siglas de JxCAT. La negativa de los herederos de Convergència ha llevado a Carles Puigdemont a romper definitivamente el carné del Partit Demòcrata y lanzar una nueva formación que pretende capitalizar las siglas de Junts.

Para el nuevo partido el ex presidente fugado cuenta con la totalidad de los presos separatistas que se sitúan alrededor de su espacio político. De esta forma Jordi Sánchez, Josep Rull, Jordi Turull y Joaquim Forn, se incorporarán a este nuevo proyecto con el que Puigdemont espera rivalizar contra Esquerra Republicana y la CUP. También se sumarán a él los consellers de JXCat del Govern Torra y la mayoría de cargos institucionales del PDeCAT.

Aunque de momento no se ha hecho público ningún nombre para su nuevo partido, en su entorno dan por seguro que Puigdemont se presentará a las próximas elecciones bajo la marca de JxCAT. Pero estas siglas no le corresponden a él. El registro es propiedad del Partit Demòcrata, ya que el PDeCAT aportó su infraestructura y la representación institucional cuando se formó la coalición para así poder tener voz en los debates, dado que Junts todavía no existía.

Así pues, tras no lograr su objetivo de disolver el Partit Demòcrata en su invento de JxCAT, pese a la presión que ejerció contra la ex coordinadora Marta Pascal, que acabó abandonando el partido antes que Puigdemont, el ex presidente de la Generalitat lo vacía ahora de cargos institucionales dejándole prácticamente sin poder.

En las últimas semanas el líder de la Crida y brazo ejecutor de Carles Puigdemont en Cataluña, el preso Jordi Sànchez, se había reunido en distintas ocasiones con Bonvehí para alcanzar un acuerdo que permitiera la fusión de todo el espacio post convergente en un mismo paraguas, bajo el liderazgo del ex President.

También el resto de presos, Rull, Turull y Forn, se habían dirigido por carta al presidente del Partit Demòcrata para animarle a buscar una fórmula que evitase la temida ruptura. El miércoles, no obstante, conscientes de que ya no había solución, los presos en Lledoners retiraron su propuesta de fusión al líder del PDeCAT.

Convergència, partida en tres

El espacio convergente, a finales de este mes de julio, estará dividido en tres. El PDeCAT, cuya liquidación es cuestión de semanas, será el heredero más directo de la extinta Convergència. De los pedequianos, que desde su fundación nunca han vivido un momento dulce, saldrán dos nuevos partidos: el Partido Nacionalista de Cataluña (PNC), de Marta Pascal, y el espacio de Carles Puigdemont.

ERC y la CUP, sus rivales

Aunque esta división en tres de lo que era Convergència obliga a repartirse entre ellos también el pastel de la militancia, a nivel electoral, a Puigdemont eso no le preocupa. Para su nuevo partido los rivales en las urnas serán ERC y la CUP.

Con un perfil ideológico más de izquierdas, como también lo marcan algunos de los tótems del nuevo invento del ex presidente como Jordi Sànchez o Josep Rull, el nuevo partido pretende romper con todo el pasado que ha representado Convergencia y lidiar con ERC y la CUP tanto en cuestión ideológica como nacional.

Fundación a finales de julio

El nuevo partido de Carles Puigdemont empezará a andar a finales de julio, posiblemente el sábado 25, el mismo día que el PDeCAT reúne a su asamblea para dar cuenta de su fin de obra y servicio. Las prisas, añaden desde su entorno, tienen que ver con la convocatoria inminente de elecciones en Cataluña, que se celebrarán antes de acabar el año.

Fuentes del entorno del ex presidente señalan que el fugado podría hacer pública la creación de este nuevo espacio antes de finalizar esta semana. En su entorno dan por hecha la ruptura y se ven fortalecidos con la marca Puigdemont para tirar hacía adelante este nuevo proyecto.

La Crida, sin futuro

El que creará a finales de julio no será el primer proyecto político que inventa Puigdemont, si bien el anterior, la Crida Nacional, no llevaba ni su sello personal ni él estaba en la estructura directiva. Entonces el ex president lo dejó todo en manos del preso Sánchez y de un ex alcalde de Izquierda Unida, ahora diputado de JxCAT, Antoni Morral.

En esta ocasión el lanzamiento de este nuevo espacio se dirige completamente desde Waterloo (Bélgica). No se toma ninguna decisión en Cataluña que antes no haya estado refrendada por el ex president. Será también desde el corazón de Europa desde donde Puigdemont pretende dirigir el nuevo partido.

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