Navidad en Cataluña

El diminuto pueblo famoso por sus turrones que tienes que visitar y comprar sus dulces de Navidad

Es tiempo de recogimiento y también socializamos

Las distintas poblaciones nos ofrecen sus frutos y dulces de Navidad

Es un turrón de gran calidad, historia y tradición

En diminuto pueblo famoso por sus turrones que tienes que visitar y comprar sus dulces de Navidad

Por Navidad, hay diversidad de comida típica de varias regiones. Hay un diminuto pueblo famoso por sus turrones donde puedes comprar sus dulces de Navidad. La tradición marca que tanto polvorones, turrones, mazapán y hasta panettones, que hemos adoptado directamente de Italia, es lo que vamos a comer en las fiestas. Es tiempo de recogimiento y también socializamos, y se hace especialmente alrededor de una mesa.

Las distintas poblaciones nos ofrecen sus frutos y dulces de Navidad. Es el caso del turrón de Agramunt, un pueblo de Lleida especialista en este tipo de comida que ofrece larga tradición. En concreto, el IGP Torró de Agramunt tiene una gran historia. Tanto es así que se remonta al año 1741. Actualmente, el proceso de su elaboración continúa siendo artesano. La IGP vela por la calidad del producto y su producción. Según la propia IGP, el turrón de Agramunt es tradición, presente y también futuro. Su importancia es tal que está en todos los lugares destacados donde venden estos dulces de Navidad y además forma parte de muchos otros productos.

El diminuto pueblo famoso por su turrón

La historia del dulce

La cita más antigua documentada hasta el día de hoy, que habla de la elaboración del Turrón de Agramunt data de 1741, en unas cartas de una de las familias nobles de la villa, la familia Siscar, según la propia web del turrón.

De manera que el diminuto pueblo famoso donde se elabora tal dulce da a conocer esta tradición. Pues en las propias cartas se describe el número de personas que se dedicaban a los diferentes oficios que en ese momento había en la villa. Esta información consta en los últimos documentos adquiridos por el Ayuntamiento y se encuentran en el archivo histórico municipal.

Así, y entre otros oficios, está el de turronero, el cual resulta ser el oficio más numeroso, con un total de siete turroneros. Este hecho nos demuestra que la actividad turronera en el diminuto pueblo famosos era muy importante y sobre todo que la tradición se remonta muchos años antes de 1741.

«El motivo para que carezcan de documentos que acrediten el origen de los turroneros en la villa es porque no era un oficio con dedicación plena, sino que a menudo resultaba ser un complemento de la agricultura o de otro oficio como el de confitero y en los documentos notariales se ponía como oficio principal estos y no el de turronero», según establece su historia en la propia web de la IGP.

Cómo es el turrón de esta población

Su elaboración sigue una serie de pasos que conviene saber. Por un lado, es la selección de ingredientes. Una vez escogidos los ingredientes se pasaba a la tostada de las avellanas.

Se realizada en una tostadora que consistía en un recipiente metálico de forma esférica o cilíndrica que giraba horizontalmente sobre su eje a través de una manivela que el turronero hacía girar.

El recipiente se colocaba en una especie de estufa que se alimentaba con un fuego de leña; también se tostaban en hornos. Cuando las avellanas ya estaban tostadas se dejaban enfriar y después se pelaban con un aparato llamado Sotana, que era una especie de purgador de cuero.

El segundo paso era la cocida y blanqueamiento de la miel. Tras ponerlo en un perol, cuando la miel comenzaba a hervir se debía remover para que no se quemara y para que no hiciera grumos. Ésta era una tarea muy pesada y para reducir el esfuerzo la parte superior del remo de madera que se utilizaba para remover.

El resultado: de color oscuro y para blanquearla los turroneros mezclaban las claras de huevo batidas a punto de nieve. Cuando la mezcla ya tenía el punto exacto de cocida, se sacaba del fuego y se echaban las avellanas. Se continuaba removiendo y al tener la masa homogénea, entonces se ponía sobre una mesa enharinada para empezar el proceso de pesaje.

Hoy, se sigue haciendo de manera artesana pero con las herramientas actuales. Su receta sigue siendo la tradicional y consiste en una mezcla de avellanas o almendras, miel, azúcar o jarabe de glucosa, pan de ángel y claras de huevo. Cuando el porcentaje mínimo de almendra o avellana es del 46%, se considera de categoría extra; si supera el 60%, de categoría superior.

Ahora bien, el turrón es un producto con un alto valor energético gracias a los hidratos de carbono y las grasas, principalmente insaturados debido a los frutos secos, y una fuente de proteínas gracias a la clara de huevo.

Este turrón se presenta en mesitas redondas o rectangulares que pueden tener distintos pesos desde 30 g hasta pesos superiores a 1 kg. En la etiqueta de los envases figurará, además de las menciones exigidas por la legislación vigente.

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