Madre cuenta la facilidad con la que el bullying se hizo presente en la vida de su hija

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El bullying a través de una historia en redes sociales

Desde hace algún tiempo se está apostando por darle más visibilidad al drama del acoso escolar. Sí, se están tomando medidas para conseguir una educación basada en el respeto y la tolerancia, donde no haya acosadores ni víctimas así como tampoco testigos mudos e impasibles. No obstante, queda aún mucho por trabajar y por avanzar en ese sentido. Y buena muestra de eso es el caso viral que ahora nos ocupa. Se trata de una madre que ha contado, casi a modo de cuento, como el bullying se hizo presente temporalmente en la vida de su hija.

Una historia la suya que no ha dejado indiferente a nadie y que ha generado numerosos comentarios en la Red. Sigue leyendo y la descubrirás.

La protagonista

La usuaria de la red social Twitter @2Cronopia es la que se ha convertido en protagonista de la actualidad en nuestro país. Lo ha hecho a raíz de una serie de publicaciones en las que, casi como si de un cuento se tratase, compartía con sus seguidores cómo el bullying llegó a su hogar. Sí, porque se hizo presente en la vida de su hija.

Su objetivo

Dar cuenta de cómo el acoso escolar puede aparecer en el día a día de cualquier familia es lo que pretendió esta mujer. Era su manera de concienciar a la sociedad a partir de un caso personal que, afortunadamente, ha sido casi una situación esporádica y puntual que se ha solventado rápidamente y sin consecuencias.

Una sociedad esa que tiene que tomar muchas más medidas contra el citado bullying y es que, según los últimos datos dados a conocer, uno de cada diez niños lo sufre en España. Es más, a partir de los estudios realizados por Save the Children entre menores acosados, seis de cada diez pequeños reconocen que han sido insultados en los últimos meses y un 30 % ha manifestado que ha recibido golpes.

El relato de la historia sobre el bullying

Como hemos mencionado, esta usuaria de Twitter no dudó en contar la experiencia vivida en su hogar. Lo hizo a partir de la historia de amistad de su hija y de su mejor amiga, a las que de manera ficticia les ha dado los nombres de Tiburcia y Erífila respectivamente. Una relación empañada temporalmente por el acoso escolar que narró mediante los siguientes hilos:

“Mirad cómo es el bullying de discreto, pillo, cabronazo y difícil de detectar. Dos amigas de toda la vida llegan a 6º de Primaria. Ahí empiezan a tener algún roce, nada importante. Cosas de crías.

Una de ellas amplía el círculo de amistades y se van separando, aunque la amistad sigue ahí. Un día, una de ellas-llamémosle Tiburcia- llega a casa diciendo que ya nunca más quiere ser amiga de la otra-llamémosle Erífila.

Tiburcia dice que ya no quiere ser más amiga de Erífila y en su casa le dicen que ningún problema, que ella es muy libre de tener las amistades que quiera.

Un par de días más tarde, Tiburcia explica en casa que, sin saber el porqué, hay más niñas/os que ya no quieren jugar más con Erífila.

La madre de Tiburcia le advierte: “nada de dejar a nadie de lado, eh. Una cosa es no ser amigas y otra muy distinta hacerle el vacío a alguien”. Porque en casa de Tiburcia están muy concienciados con el tema del bullying.

Tiburcia explica que no hay problema, que Erífila tiene más amigas y que no está sola.

De vez en cuando, explica “hoy a Erífila le han dicho tal cosa”, pero nunca es un insulto, siempre son pequeñas frases un pelín desagradables, pero aparentemente sin importancia.

Hasta que un día Tiburcia llega a casa explicando que la directora la ha llamado al despacho para saber qué leches está pasando con Erífila.

La madre de Tiburcia nota que hay algo que se le escapa, porque la directora no te llama al despacho solo porque hayas perdido una amistad, así que decide llamar a la madre de Erífila.

Y la madre de Erífila le explica lo siguiente:

-Que llevan semanas sin dirigirse a su hija más que para hacerle comentarios despectivos.

-Que le sacan cada día el anorak del perchero y se lo tiran al suelo.

-Que en el comedor le han dicho cada día que se cambie de mesa.

La madre de Tiburcia pregunta si su pequeña Tiburcita ha tenido algo que ver con toda esta basura y la respuesta es afirmativa.
La buena mujer intenta no montar en cólera pero TIBURCIA VEN AQUÍ AHORA MISMOOOOOOOO QUE TENEMOS QUE HABLAR.

Y entonces interroga a la pequeña Tiburcia:
-¿Tú le has descolgado alguna vez el anorak de Erífila para tirárselo al suelo?
+Hmmmm…no…yo no. Pero he visto quién lo hacía.
-Y cuando has visto que le tiraban el anorak al suelo ¿no has hecho nada para impedirlo?
+No…

-¿Tú alguna vez le has dicho a Erífila que se cambie de mesa en el comedor?
+…Una vez solo, mami. Pero le dije que si quería, que si no quería, no. Los que le dicen que se cambie cada día son «los otros».

-¿Y tú que haces cuando a la que ha sido tantos años tu mejor amiga le dicen que se cambie de mesa?

Y así es todo: nadie ha hecho nada en concreto. Una sólo le dijo un día que se cambiara de mesa, Fulanito le tira el anorak al suelo porque se lo ha dicho Agapita, y Tiburcia lo ha visto, pero no ha hecho nada.

Nadie ha hecho nada «muy gordo», pero Erífila era una niña que iba al colegio contenta y que tenía muchos amigos y en cuestión de cuatro días se ha convertido en una niña que está sola y que llora todas las tardes.

Lo peor de todo esto es que en casa de Tiburcia se ha hablado una y mil veces de qué es el bullying, cómo se origina y qué NO se debe hacer para convertirse en una acosadora.
Y lo otro peor es que «Tiburcia» no es Tiburcia: es mi hija mayor.

Le he preguntado cómo ha podido hacer algo así y, después de pensar unos segundos, ha dicho: «pasa sin que te des cuenta».

Afortunadamente, como la madre ha contado en su otra cuenta de Twitter (@LaCrono), este caso se ha solventado. Sí, porque “Erífila y Tiburcia son dos niñas estupendas, simpáticas, estudiosas, sensibles…y, después de este episodio que ha durado cuatro días, siguen charlando, compartiendo y jugando juntas”.

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