Hitos del desarrollo: Cómo evaluar y qué hacer si tu hijo no los alcanza
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Los hitos del desarrollo infantil son acontecimientos fundamentales que indican el progreso de los niños en las áreas de motricidad, cognición, emoción, socialización y lenguaje. Estos hitos se esperan que se cumplan dentro de un rango de edad normal, aunque cada niño tiene su propio ritmo y puede variar ligeramente. Por ejemplo, algunos niños pueden empezar a caminar a los 8 meses, mientras que otros pueden tardar hasta 18 meses y aún se considera normal. Sin embargo, es importante estar atentos a esos hitos, saber cómo evaluarlos y qué hacer en el caso de que el niño no los alcance.
Hitos del desarrollo infantil y cómo evaluar
A pesar de que todos los niños suelen alcanzar los hitos del desarrollo de forma progresiva y acorde a la media, existen ocasiones en que los niños presentan retrasos o dificultades para alcanzar algunos de estos hitos, lo que puede ser una señal de alarma de algún problema o trastorno. En estos casos, es importante consultar con el pediatra o con un profesional especializado en el desarrollo infantil, para realizar una evaluación más detallada y determinar si se necesita una intervención temprana.
La intervención temprana consiste en ofrecer servicios de apoyo y estimulación a los niños con retrasos o riesgos en el desarrollo, con el fin de favorecer su máximo potencial y mejorar su calidad de vida. Algunos ejemplos de servicios de intervención temprana son: terapia del habla, fisioterapia, estimulación cognitiva, psicomotricidad, etc.
Para evaluar los hitos del desarrollo infantil, se pueden utilizar diferentes herramientas o instrumentos, como cuestionarios, escalas o pruebas estandarizadas. Estas herramientas permiten comparar el nivel de desarrollo del niño con el esperado para su edad y detectar posibles retrasos o dificultades. Algunas de estas herramientas son:
- Cuestionario de Edades y Etapas (ASQ): Es un cuestionario que se puede aplicar desde los 2 meses hasta los 5 años y medio de edad. Se basa en las observaciones de los padres o cuidadores sobre las habilidades del niño en cinco áreas: comunicación, motricidad gruesa, motricidad fina, resolución de problemas y habilidades personales-sociales. El cuestionario se puede realizar online o en papel y se obtiene una puntuación que indica si el niño está dentro del rango normal, si necesita seguimiento o si necesita una evaluación más profunda.
- Escala Bayley de Desarrollo Infantil (BSID-III): Es una prueba que se puede aplicar desde el nacimiento hasta los 42 meses de edad. Se realiza por un profesional entrenado que observa y evalúa las habilidades del niño en cinco áreas: cognición, lenguaje, motricidad, socioemocional y conducta adaptativa. La prueba se realiza en un ambiente controlado y se obtiene una puntuación que indica el nivel de desarrollo del niño en cada área y su comparación con la media.
- Prueba de Desarrollo Infantil Denver II (DDST-II): Es una prueba que se puede aplicar desde el nacimiento hasta los 6 años de edad. Se realiza por un profesional que observa y evalúa las habilidades del niño en cuatro áreas: personal-social, motricidad fina-adaptativa, lenguaje y motricidad gruesa. La prueba se realiza con materiales específicos y se obtiene una puntuación que indica si el niño está dentro del rango normal, si tiene sospecha de retraso o si tiene retraso.
Estas son algunas de las herramientas más utilizadas para evaluar los hitos del desarrollo infantil, pero hay muchas otras disponibles. Lo importante es realizar un seguimiento periódico del desarrollo del niño desde el nacimiento hasta la edad escolar, para poder identificar precozmente cualquier dificultad y ofrecer la ayuda adecuada.
Qué hacer cuando el niño no alcanza el hito de desarrollo
Como ya hemos mencionado, la intervención temprana consiste en ofrecer servicios de apoyo y estimulación a los niños con retrasos o riesgos en el desarrollo, con el fin de favorecer su máximo potencial y mejorar su calidad de vida. Algunos ejemplos de servicios de intervención temprana son: terapia del habla, fisioterapia, estimulación cognitiva, psicomotricidad, etc.
Mientras tanto, los padres y otros cuidadores pueden ayudar al niño dedicándole más tiempo del acostumbrado, jugando con él, hablándole y masajeando su cuerpo. Estas actividades pueden favorecer el desarrollo de las habilidades del niño en las diferentes áreas y fortalecer el vínculo afectivo con él.