Acabarán por desaparecer: los 20 nombres clásicos que en 2100 ya no existirán porque nadie los elige
10 nombres para niño y 10 para niña pero que han acabado en desuso
Los nombres de bebé más comunes en España según el INE
De Lucía a Martín: los nombres de bebé más destacados en España

Cuando se trata de nombres las últimas tendencias siempre se imponen y si tenemos en cuenta que actualmente parece que gustan más nombres cortos, parece que hay otros que directamente, nos suenan a otra época. Basta escuchar alguno para que sin querer, nos vengan a la mente fotos en blanco y negro, o que directamente pensemos en nombres que tal vez estuvieron en nuestra familia, pero hace generaciones. Nombres que sin embargo, fueron comunes hace unas décadas, pero que hoy prácticamente han desaparecido de los registros civiles. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), buena parte de ellos podrían extinguirse antes de que termine el siglo.
Mientras los recién nacidos de los últimos años se llaman Lucía, Sofía, Hugo, Martín o Mateo, otros nombres de toda la vida han caído en el olvido. No aparecen en los listados de los más populares de 2025 y, además, la edad media de quienes los llevan ronda o supera los 70 años. Es decir, su relevo generacional parece, por ahora, muy poco probable. La tendencia es clara: los padres de hoy prefieren nombres que como decimos, sean cortos, modernos o con aire internacional. Algunos clásicos podrían volver si la moda da un giro, como ha pasado con otros nombres antiguos que regresaron por sorpresa. Pero si nada cambia, estos 20 nombres tradicionales podrían desaparecer por completo antes de 2100.
Los 20 nombres clásicos que en 2100 ya no existirán
Según los registros del INE, estos 20 nombres clásicos que ahora enumeramos, 10 masculinos y 10 femeninos, podrían desaparecer incluso antes de que acabe este siglo.
Los nombres masculinos que van a desaparecer en España
El INE señala que estos nombres, todos con una edad media superior a los 65 años, siguen teniendo una frecuencia media en la población, pero ya casi no se registran en los recién nacidos. Todo indica que, salvo un inesperado regreso, su uso quedará limitado a las generaciones actuales.
- Victoriano: 10.472 personas se llaman así en España.
- Marcelino: 13.147 personas.
- Eusebio: 10.999 personas.
- Benito: 16.983 personas.
- Jacinto: 11.269 personas.
- Aurelio: 12.245 personas.
- Isidoro: 10.255 personas.
- Gregorio: 28.860 personas.
- Domingo: 38.106 personas.
- Eugenio: 24.024 personas.
Son nombres muy vinculados a generaciones de mediados del siglo XX, habituales en entornos rurales o en familias que seguían tradiciones familiares. Hoy, sin embargo, apenas se repiten en las aulas ni en los registros de nacimientos.
Los nombres femeninos que van a desaparecer en España
En el caso de los nombres femeninos, el envejecimiento es aún más evidente. La edad media supera los 70 años en casi todos los casos, lo que acelera su desaparición en el corto plazo. Son nombres entrañables, cargados de historia, pero que ya no aparecen en las listas de los más elegidos por los padres de hoy.
- Felisa: 21.396 personas se llaman así.
- Vicenta: 26.338 personas.
- Petra: 15.927 personas.
- Enriqueta: 10.824 personas.
- Josefa: 232.517 personas.
- Ramona: 18.645 personas.
- Joaquina: 18.022 personas.
- Josefina: 37.737 personas.
- Herminia: 11.497 personas.
- Consuelo: 44.506 personas.
Muchos de ellos fueron habituales en la posguerra o en los años sesenta y setenta, cuando los nombres familiares se transmitían de generación en generación. Hoy, sin embargo, apenas hay bebés con estos nombres en España, y su uso ha caído casi a cero en los últimos registros del INE.
¿Podrían volver a estar de moda?
Nunca se puede descartar del todo. En los últimos años, algunos nombres antiguos como Olivia, Valentina o Mateo regresaron con fuerza tras décadas en el olvido. Aun así, los expertos en tendencias de nombres señalan que es difícil que todos estos vuelvan a popularizarse. La baja natalidad, unida a la preferencia por nombres cortos, internacionales o neutros, juega en su contra. A eso se suma que muchos de ellos se asocian directamente con generaciones muy mayores, lo que dificulta su reaparición.
Si no hay un giro cultural o mediático que los rescate (por ejemplo, a través de una serie, una influencer o un personaje público), es probable que algunos desaparezcan por completo de aquí a finales de siglo. Aun así, cada uno de estos nombres guarda un trozo de la historia reciente del país y fue el de miles de abuelos y abuelas que marcaron una época con su manera de ser y su nombre grabado en el DNI.
Un reflejo de cómo cambia la sociedad
El declive de estos nombres también cuenta otra historia: la de un país que ha cambiado su forma de verse y de nombrarse. Los nombres dicen mucho sobre la identidad de una generación, sobre sus referentes culturales y su relación con el pasado. Que desaparezcan Victoriano, Felisa o Isidoro no sólo refleja una moda, sino un cambio profundo en la forma de entender la tradición y la modernidad.
A medida que las nuevas generaciones optan por nombres más globales o neutros, se diluye parte de ese legado cultural. Quizá dentro de unas décadas, cuando alguien vuelva a escuchar uno de estos nombres, le suene a algo lejano pero familiar, como una historia que se resiste a desaparecer del todo.